"El daño del céntimo sanitario no se ha recuperado"

Nuria Zaragoza
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Asume que en Soria corremos el riesgo de que haya zonas rurales «desabastecidas» de carburante por el problema de la despoblación ya que, «si los pueblos se vacían, no hay negocio». Ahora, «el reto del sector» está en el coche eléctrico

"El daño del céntimo sanitario no se ha recuperado" - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

El negocio de las estaciones de servicio está cambiando. Movido por los cambios normativos pero, también, por la irrupción de nuevos modelos de negocio (como son las gasolineras low cost, las denominadas gasolineras desatendidas, las cooperativas...), por el compromiso medioambiental, por las tendencias sociales (coche eléctrico)... El presidente de la  Asociación Provincial de Estaciones de Servicio de Soria,Juan Manuel García, repasa la situación del sector en la provincia. 

Si hiciéramos una radiografía general, ¿cómo está el sector en estos momentos en Soria?

El sector varía mucho según la ubicación. Habría que diferenciar entre las gasolineras de la capital y las de vías principales y, luego, la zona rural. 

En Soria capital el problema es la competencia de las gasolineras low cost [bajo coste]. Salió una normativa que dice que tiene que haber al menos una persona en todas las gasolineras, es decir, que no están permitidas las gasolineras que llamábamos ‘fantasma’, donde no hay nadie, donde tú llegas con tu tarjeta y pagas. Ahí hay un tira y afloja del sector, porque parte somos gasolineras tradicionales y otra parte son low cost, y hay una normativa pero realmente no sé cómo se está aplicando y si se está aplicando o no. Esas gasolineras low cost además sirven un carburante que no es de marca, que no es de petrolera. Es un carburante legal, por supuesto, pero baja el precio bastante porque los aditivos que lleva el carburante son distintos. 

Luego estaríamos las gasolineras de rutas principales, en la autovía de Madrid a Soria, en la autovía de Madrid a Zaragoza... es un negocio totalmente distinto. No tenemos el problema de las low cost y el negocio depende más del tránsito de la vía. Y, luego, están las gasolineras rurales, que tienen el problema que toda la provincia, la despoblación. Si tu negocio son los pueblos de alrededor y se vacían, al final, no tienes negocio. 

La asociación estimó en un 40% el descenso en las ventas por la implantación en 2012 del céntimo sanitario. Finalmente, se eliminó este impuesto pero ¿qué efecto ha tenido en el sector? ¿Se ha conseguido recuperar esa pérdida?

Ha sido sin duda el tema más grave de los últimos años. Soria al final es una zona de paso, porque no somos zona con una industria establecida. Por tanto, los transportistas que hacían ruta, cuando aquí estaba el céntimo sanitario [era un impuesto autonómico], pasaban de largo de Soria y echaban en otras provincias, porque aquí era más caro. Eso ahora ha cambiado y desde el uno de enero los impuestos autonómicos son iguales, con lo cual, la situación se ha estabilizado, pero el problema es que las ventas que se perdieron no se han recuperado al cien por cien. La gente tiene sus costumbres y algunos sí que han vuelto pero otros se han acostumbrado a repostar en otro sitio... 

La situación ahora está estabilizada pero el daño que se hizo ya no se ha recuperado. Los políticos que pusieron ese impuesto no se han dado cuenta del perjuicio que hicieron. 

¿Supuso cierres?

Puedo hablar en mi caso concreto. Yo tenía tres puntos de venta y uno lo cerré, y no lo volveré a abrir. Yo despedí a once trabajadores de una plantilla de 16. He contratado a algunos después -cinco-, pero no los once. Y como yo... pues ha habido muchos casos. Ha habido gente también que abría 24 horas y tuvo que cerrar por la noche, y ya no ha vuelto a abrir. Habrá quien sí haya recuperado todos los puestos de trabajo pero, en general, no. Porque además nos hemos dado cuenta de que nuestro negocio no depende de que lo hagamos mejor o peor, de que demos un mejor servicio, sino que depende de que un señor en Valladolid o en Madrid firme un papel. Le hemos visto las orejas al lobo y  hemos visto que nuestro negocio no depende de nosotros... Si mañana a un político, del color político que sea, le da por regalar coches eléctricos, los despidos los pagamos nosotros. Y cuesta mucho.

Hemos tenido que reorganizar el negocio para subsistir. 

¿Como están afectando los últimos anuncios del Gobierno, como el tema de la fiscalidad del diésel?

En principio, se supone que se iba a subir la fiscalidad del diésel, pero ahora está parado. No sabemos muy bien qué va a pasar, porque el Gobierno que salga no sabemos por dónde va a ir. 

Al final el problema del precio del carburante es que más de la mitad son impuestos. Si a alguien le da por seguir subiendo impuestos o no, no está en nuestras manos. Al final, el sector está en manos de quien gobierne en ese momento, y eso es muy volátil. 

En el sector estamos que no sabemos por dónde te van a venir. Tan pronto te hablan de subir el impuesto como de bajarlo al profesional, porque no hay que olvidar que una gran parte del carburante lo gastan los profesionales del transporte (y para que una lavadora que se construye en Valencia llegue a Soria es necesario el transporte). Hablamos mucho de la España vaciada, pero si traer las cosas a la España vaciada cada vez es más caro... pues  cada vez va a ser más difícil. Pero son temas tan globales que al final se nos escapan de nuestro control. 

El precio del carburante se ha convertido en una guerra continua en el sector. ¿De qué depende que en una gasolinera sea más caro que en la de al lado y cómo afecta eso al sector?

Es que dentro del sector del hidrocarburo hay muchos modelos de negocio. Una gasolinera de un hipermercado, de una gran superficie, es un negocio legal y tan digno como otro, pero puede vender con muy poco beneficio, e incluso a pérdidas, porque al final la gasolinera es un reclamo para que la gente vaya a comprar a ese hiper. Es totalmente lícito, pero su negocio no es la gasolinera, sino el supermercado. La gasolinera es una forma de atraer gente a su hiper, es como una campaña de publicidad para ellos. Por eso hay tanta diferencia de precios y ahí es más barato. También el gasoil es de otra calidad. No digo que sea de peor calidad, es de distinta calidad. 

¿Cómo afecta al final esa guerra de precios a la calidad del carburante?

Digamos que hay un carburante base que es el mismo para todo el mundo y lo que marca la diferencia de calidad son los mejoradores que se ponen a ese carburante. Hay grandes petroleras que gastan mucho dinero en investigación y en mejoradores para su carburante. Luego, hay algunas que añaden otros mejoradores y, luego, hay otras que no añaden ningún mejorador. Es un carburante legal, pero de una calidad inferior. 

Nadie se asusta cuando un vino Don Simón cuesta dos euros y un Vega Sicilia cuesta 20. Los dos son vinos, los dos hechos con uvas, pero son de diferente calidad. En el carburante pasa igual. Generalmente la calidad va asociada al precio, lo cual no quiere decir que no haya un carburante barato y de una calidad alta. Puede existir, pero no es lo habitual. 

En los últimos años han surgido modelos de negocio nuevos: las gasolineras autoservicio, las low cost... ¿Qué efecto tiene todo esto en un negocio donde también hay ciertos riesgos -por temas de seguridad-?

En una cuestión básica. En una gasolinera atendida, a ti te atiende alguien formado, con unos cursos de seguridad y demás. Porque no nos lo tomamos a veces en serio, pero el carburante es un producto inflamable, explosivo... Tú puedes llegar a una gasolinera desatendida y el señor de al lado se está fumando un cigarro y no hay nadie que le diga al señor que no puede fumar, o que no puede usar el móvil o que no puede echar con el motor encendido. Afortunadamente, no hay accidentes todos los días, pero hay un cierto riesgo que está ahí. 

Y, en caso de accidente, en una gasolinera atendida hay un señor que sabe cómo se debe actuar (por ejemplo, que en un incendio de carburante no se puede echar agua porque lo extiendes). Y hay gasolineras además que están dentro de una población o al lado de un colegio, por lo que el riesgo es aún más alto. 

Esa seguridad en caso de riesgo también va en el precio. Eso y el servicio, el local, la atención... Eso se paga. 

¿A veces se ignora el riesgo?

A nadie se nos pasa por la cabeza ir a un restaurante y pasar a la cocina a hacerte el filete,pero en la gasolinera damos por hecho que sí. Si tú vas con tus hijos en el coche, puede haber una explosión y te puedes quedar encerrado en el coche, y a lo mejor te planteas de otra forma dónde repostar; pero es algo que, por desgracia, no nos damos cuenta del peligro hasta que no ocurre una desgracia. 

Y luego tienes el problema del sector en las zonas rurales. Si ocurre una urgencia y, por ejemplo, le da un infarto a tu suegro a las tres de la mañana, o se atraganta tu hijo, y tienes la gasolinera cerrada, a lo mejor no llegas al hospital, porque igual te queda un cuarto de depósito. No tienes médico en el pueblo, pero tampoco tienes gasolina para llegar al hospital. Es un problema endémico que tiene muy difícil solución. Porque tampoco le puedes obligar a un señor a que monte un negocio en una zona que le va a dar pérdidas. Somos un servicio público, pero hasta cierto punto.  

¿Corremos el riesgo de que haya zonas que queden desabastecidas?

En la zona que yo conozco, en el sur de Soria, desde Almazán hasta Santa María de Huerta, en 50 kilómetros, no hay ninguna gasolinera. En la autovía sí que hay, en Santa María de Huerta, en Montuenga, en Arcos, en Lodares y en Medinaceli, pero en el resto se quedan desabastecidas. ¿Cómo se soluciona eso? ¿Montando gasolineras? Pues sí, pero esa gasolinera tendrá que tener un beneficio porque si no, no se puede mantener. 

(puede leer la entrevista completa en la versión impresa)