La evolución del mundo en los mapas

Ana Pilar Latorre
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La Biblioteca de Soria ha buceado en su fondo antiguo, tanto incunables como publicaciones posteriores, para mostrar las representaciones del mundo a través de la Historia.

La evolución del mundo en los mapas - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

La evolución del mundo a través de los mapas,  objetos fascinantes considerados obras de arte además de instrumentos científico-geográficos, es lo que ha mostrado la Biblioteca Pública de Soria en unas jornadas organizadas con motivo del Día  del Libro y de la mano de Pilar Calvo Carrasco, que forma parte del cuerpo técnico del centro y especialista en el fondo antiguo. Con el título La imagen del mundo, a través de ejemplares de libros de mapas y libros con mapas, desde incunables (originales y facsímiles) hasta ediciones más actuales, los participantes han tenido la oportunidad de ver reflejado el descubrimiento de nuevos mundos, el paso del geocentrismo al heliocentrismo, la influencia de los estilos artísticos y de los gobiernos y colonialismos, la irrupción de la imprenta, el perfeccionamiento de la cartografía... Todo esto gracias a varios ejemplares del valioso fondo antiguo de la biblioteca que llegaron, con motivo de la desamortización, de lugares como el Monasterio Cisterciense de Santa María de Huerta, la Universidad de Santa Catalina de El Burgo de Osma o colegios de jesuitas, que daban mucha importancia al estudio de la ciencia. La experta comentaba en sus charlas que estos mapas hallados en el archivo «son como el Google Earth de antes» y se conservan en los depósitos en condiciones óptimas.

El contenido se dividió tres apartados. En El gran teatro del mundo se mostraron desde los primeros mapamundis (los mapas de T en O medievales) hasta los mapamundis del siglo XVII, con mapas de Rolevinck, Ortelio o Linschoten. Muchos de ellos forman parte de grandes obras cartográficas. En esta primera parte llamó la atención la reproducción facsímil del mapamundi del Beato de Liébana (1086), conservado en la catedral de El Burgo de Osma, en el que se localiza el paraíso terrenal y se ilustran los lugares de predicación de los apóstoles. Del periodo de los incunables (siglo XV) destacó el mapa de Werner Rolevinck con indicaciones de San Isidoro de Sevilla o el primer mapa en libro de Europa Central y Oriental y un mapamundi basado en la configuración del geógrafo griego Ptolomeo, que aparecen en las Crónicas de Nuremberg. Precisamente en el siglo XVI, época de los descubrimientos geográficos, se redescubrió la descripción del mundo de Ptolomeo. A pesar de que nunca se encontraron sus mapas auténticos, se dibujaron y diseñaron mapas siguiendo sus referencias y coordenadas. La especialista en el fondo antiguo explicó el mapamundi de Abraham Ortelius, considerado el primer atlas moderno con una estructura definida; el mapa plegado de la Carta Cosmográfica basada en la de Gaspar Vopellio; y el mapamundi de Tomasso Porcacchi, con un nutrido islario. Del siglo XVIII mostró el mapamundi de Pedro Murillo Velarde, primera descripción del mundo, de España y sus posesiones escrita por un español y editada en España. 

En el apartado Partes del orbe se abordaron representaciones de continentes, países, ciudades, islarios o canales. Del siglo XVII se pudieron ver mapas calcográficos de África cosidos como apéndice a mitad del texto de la Geografía de Livio Sanudo y mapas de América de una serie de la editorial De Bry. Son posteriores los mapas de África y Asia de Jan Huyghen van Linschoten, a quien se le atribuye haber copiado los mapas de navegación de Portugal permitiendo a ingleses y holandeses romper el monopolio portugués en las Indias Orientales;y los de distintas regiones europeas de Philippe Briet. Por último, destacan mapas de Tierra Santa, con lugares y objetos santos, de Jacobus Trinius, Nicolás Sanson y Joseph Berruyer.

Y en el Retrato que la imprenta hace de la ciudad se incluyeron mapas, planos o vistas urbanas, fundamentalmente históricas y geográficas como las que aparecen en los libros de Braun; pero también religiosas y literarias, como las vistas de Jerusalén recogidas en los libros de Berruyer o Tirinus. Calvo Carrasco mostró ilustraciones de Nápoles, Siracusa y Constantinopla incluidas en la obra de Giacomo Filippo Foresti;planos de Móscú de una obra del Barón Sigmundo Herberstein  una vista de roma del completo atlas urbano de Georg Braun y Frans Hogenberg.

cosmógrafo soriano. En las jornadas se hizo también referencia al soriano Juan López de Velasco, un cosmógrafo, cronista y geógrafo del siglo XVI nacido en Vinuesa. Escribió Geografía y descripción universal de las Indias, un clásico de la geografgía americana con un mapa plegado. El Consejo de Indias sugirió eliminar las referencias a la presencia de franceses e ingleses en Norteamérica y, aunque el autor hizo los cambios, la publicación fue prohibida y las seis copias manuscritas se guardaron bajo llave y fueron solo accesibles a este organismo. Y es que el mundo de los mapas y la cartografía está repleto de curiosidades, como que la primera definición hablaba de representaciones del mundo plasmadas en lienzos y tablas. Desde la antigüedad hubo interés por dibujar el mundo, desde la observación y las teorías sobre la forma de la Tierra después llegó la cartografía perfeccionada, con coordenadas, latitud y longitud, meridianos...

Jerusalén se representó como el centro del mundo y después se incluyeron tres zonas: Asia, Europa y África, separadas por mares y ríos. En el geocentrismo la tierra estaba en el centro y la última esfera era la de Dios y en mapas como el del Beato de Liébana aparece en el centro el Árbol de la Vida, del que comieron Adán y Eva, el Camino de Santiago o la Torre de Hércules. Antiguamente, en las zonas que no se conocían, lo que se denomina ‘silencios visuales’, se colocaban galerías de monstruos de toda clase (los de cuello largo se dice que se referían a los jueces, porque tenían la cabeza lejos del corazón) y después se rellenaban con parejas representativas de cada zona. La llegada de la imprenta, por el poder de reproducción, y el descubrimiento de América, por la llegada a nuevos territorios, supusieron un antes y un después en la representación de mapas.