El apeo forestal en el siglo XXI

Henar Macho
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La tala de árboles con motosierra sigue siendo esencial en la explotaciónde los montes de la provincia a pesar de que la tecnología ha evolucionado mucho y reduce los riesgos. La superficie forestal supera las 600.000 Ha

El apeo forestal en el siglo XXI

Un oficio tan tradicional como peligroso; un sector tan valioso como evolucionado. Estos son los rasgos en los que El Día de Soria ha podido profundizar al acompañar a un equipo de profesionales en una de sus jornadas habituales de explotación y aprovechamiento de los bosques sorianos.

Nos adentramos en el mar de pinos del entorno de Quintana Redonda, concretamente, en el Monte Público número 197, que alberga unas 12 hectáreas de pinus pinaster de 80 años de edad. Nos guía en la visita Santiago Sancho, de Sancho Medina Forestal, una empresa familiar de Bayubas de Abajo dedicada desde hace 20 años a la compra de montes por toda la provincia para su explotación y posterior venta de madera. Entre sus clientes, fábricas papeleras, de tableros, palets, cartonaje y aserraderos de Soria, pero también de Burgos y Navarra. «Ahora con la gran demanda de madera que hay, trabajamos todo el año», asegura. Son doce trabajadores divididos en dos cuadrillas, aunque en ocasiones trabajan juntos y conforman la empresa más grande dedicada a este tipo de trabajos forestales de toda la provincia. 

Soria cada vez es más verde y la ordenación de los montes ha contribuido a mantener en buen estado el manto arbolado y también a que la repoblación se produzca rápidamente tras los trabajos de tala. La superficie forestal de Soria es de 625.596 hectáreas, un 13 % del total de la comunidad. En el monte, asegura Sancho, hay mucho trabajo, pero falta mano de obra. Santiago dejó su trabajo anterior para formar la empresa justo a su padre y sus cuatro hermanos y trabajar como motoserrista. Nos enseña cómo se hace una corta final de árboles, ahora que este monte ya se ha regenerado de forma natural. Santiago Sancho insiste en que el apeo o tala con motosierra es necesario para obtener el mayor rendimiento posible de la máquina procesadora. «Los clareos y la poda se tienen que hacer con motosierra siempre. Además, las toconas hay que dejarlas a cinco centímetros del suelo y la máquina no puede apurar tanto». Por ello, los dos motoserristas, Santiago Sancho y Juan Ramón Sánchez, trabajan por delante de la procesadora haciendo las ‘calles’. Destaca Sancho que la tecnología ha avanzado mucho. Las hachas y las sierras tronzadoras empleadas unas décadas atrás dieron paso a motosierras de doce kilos, el doble de lo que pesan actualmente. Pero hay algo que no ha cambiado: Para manejar cualquier herramienta se requiere una técnica especial que se adquiere con la experiencia. «A base de horas en el monte» aprendió Alberto Sancho a manejar la procesadora. «Estas máquinas son muy complejas de manejar, o te entran o no te entran, y hasta poder sacar un producción con ella tienen que pasar seis meses, mínimo», remarca. Esta potente máquina realiza la corta y desrame de los pinos, selecciona y separa por montones los trozos de acuerdo al diámetro que el operario marca desde el ordenador de la cabina. Para trabajar en laderas se utiliza otra procesadora con ruedas de cadena, en lugar de goma. Su precio ronda los 600.000 euros. El autocargador vendrá después para cargar los troncos que se distribuirán en los camiones hacia su destino final. Aunque se empezaron a comercializar unos años antes, esta empresa compró sus primera máquina en 2003. La ITV de este tipo de maquinaria se pasa cada ocho años pero en esta empresa prefieren cambiarlas cada cinco o seis años. Santiago relata con nostalgia, después de toda una vida viendo a su padre trabajar como resinero en verano y en la extracción manual de madera en invierno,  cómo la gente mayor de su pueblo se emocionó a ver llegar las primeras máquinas. Nada volvió a ser igual, aunque la madera se siga midiendo en estéreos, una medida obsoleta. Los troncos de mayor diámetro y rectos se utilizarán para hacer palets mientras que los troncos más finos o torcidos se convertirán en tableros y papel. La madera saldrá a subasta pública entre las empresas. Todo el dinero que se paga por los lotes van a las arcas municipales. Los Ayuntamientos con importante extensión de monte, como Quintana Redonda o Tardelcuende pueden llegar a ingresar entre 100.000 y 150.000 euros al año.

El apeo forestal en el siglo XXIEl apeo forestal en el siglo XXICON LOS CINCO SENTIDOS. La tala de árboles sigue siendo uno de los trabajos más peligrosos. Supone un importante riesgo para el peón forestal especialista ya que durante estos trabajaos es cuando se producen los atrapamientos o golpes por caída de los árboles. Además, los trabajos forestales se desarrollan a la intemperie y, en muchas ocasiones, en condiciones meterorológicas adversas de frío, calor, humedad, viento, lluvia… A ello hay que sumar el esfuerzo físico que puede desembocar en problemas de salud.

Según los resúmenes estadísticos de siniestralidad laboral elaborados por el Centro de Seguridad y Salud Laboral de Castilla y León, en lo que va de año en Soria, se han producido 17 accidentes en el ámbito de la silvicultura y la explotación forestal, todos ellos leves menos uno, ocurrido recientemente, que resultó mortal. En 2019, cuando se produjeron 36 accidentes, no hubo que lamentar ningún fallecimiento y todos fueron leves. La compleja orografía del terreno, no tener en cuenta las condiciones climatológicas, la lejanía y las malas comunicaciones entre los equipos de trabajo, una inadecuada planificación, el apeo mal ejecutado y descontrolado o la falta de información y formación práctica y continua de los trabajadores, son algunas de las principales causas de accidentes laborales en estas tareas. Por ello, es imprescindible aplicar la prudencia. «Hay que tener siempre mucho cuidado, ir concentrado en lo que estás haciendo y muy pendiente y aun así pasan cosas y van a seguir pasando. Aquí un fallo es letal y entre las manos llevas una herramienta muy peligrosa», insiste Sancho, que actúa como recurso preventivo en la cuadrilla, es decir, una figura encargada de observar, controlar, planificar y hacer cumplir las medidas de prevención de riesgos laborales y coordinar a los trabajadores. Entre sus funciones, por ejemplo, está inspeccionar y recnocer previamente la zona, la pendiente del terreno, comprobar si existe cobertura para comunicarse o planificar los trabajos a realizar y todo lo que ello conlleva (técnicas, materiales, equipos de protección...). También es él el responsable ante los accidentes que se produzcan. Por eso, entre otras cosas, toman precauciones en el traslado de máquinas por carretera, utilizando coches de acompañamiento con rotativos para evitar accidentes. «Cuando hay mucho viento los motoserristas no trabajamos, las máquinas sí y sólo paran si hacen daño en el suelo porque hay mucha agua».Toda precaución parece poca porque tener una amplia experiencia no es suficiente. «Con estas máquinas se mejora mucho el rendimiento y la siniestralidad pero siempre podemos cometer algún fallo», puntualiza. El mayor riesgo que tienen los maquinistas es el vuelco del vehículo o la caída de algún árbol. Para lo primero, las máquinas actuales ya vienen equipadas con un freno de chasis para controlar los posibles desniveles.

Respecto a las campañas de prevención de riesgos laborales, tanto en 2019 como este año, los técnicos del Área de Seguridad y Salud Laboral de la Oficina Territorial de Trabajo, vienen desarrollando actuaciones en aprovechamientos madereros y tratamientos silvícolas, al objeto de mejorar las condiciones de seguridad y salud de los trabajadores  y dar información relativa a estas tareas. La formación de estos profesionales es continua, tanto sobre las nuevas técnicas y herramientas que van surgiendo como en prevención. «Cada vez exigen más las fábricas», destaca Santiago. Una formación que también se proporciona a los futuros profesionales en el CIFP Almazán y en el Programa Mixto de Formación y Empleo del Servicio Público de Empleo de Soria.