Reservistas civiles con alma militar

Nuria Zaragoza
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En su día a día son enfermeras, psicólogos, profesores... en Cruz Roja, en el campus Duques de Soria, en la sanidad pública... Pero, una vez al año, ingresan temporalmente en el Ejército y sirven en su misión

Reservistas civiles con alma militar - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

María del Carmen Rojo Pascual (57 años) es enfermera y actualmente profesora titular de la Facultad de Ciencias de la Salud de Soria (Grado de Enfermería). Emilio Benedicto Carrillo (58 años) es psicólogo y trabaja en Cruz Roja Soria y como profesor asociado de la Facultad de Magisterio. Ese es su día a día. Su vida civil, que se complementa temporalmente con su ingreso en las Fuerzas Armadas. Porque María del Carmen y Emilio son reservistas voluntarios y, por tanto, militares. De pleno derecho. También, con todos los deberes que corresponden a la condición de militar profesional. 

El Ministerio de Defensa define  al reservista voluntario como «una persona que desea aportar, de forma voluntaria y temporal, sus capacidades, habilidades y conocimientos en beneficio de Fuerzas Armadas». Se trata de una figura que surgió en  2002, una vez que  el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, eliminase el servicio militar obligatorio, la mili. Destinada a la población civil, cuenta en toda España con cerca de 4.000 efectivos, más de 300 en Castilla y León, once en Soria. 

En síntesis, es un civil que se vincula temporal y voluntariamente a las Fuerzas Armadas por medio de un compromiso de disponibilidad. «Un civil uniformado y con empleo militar», matiza el subdelegado de Defensa en Soria, el coronel Mauro Velasco. Porque durante el tiempo que están en filas «son uno más». Sin distinción.

Los reservistas pueden operar en los tres Ejércitos, Tierra, Armada y Aire, a los que se suman los Cuerpos Comunes (el Jurídico Militar, el de Intervención, el de Sanidad y el de Músicas Militares). También, en la Unidad Militar de Emergencias (UME) y en la Guardia Real, dos unidades que no están adscritas a ningún Ejército, especifica el coronel Velasco. Según su formación, pueden acceder en las categorías de oficial, suboficial y tropa y marinería. Los sorianos Carmen y Emilio pertenecen al Cuerpo de Sanidad y ambos son oficiales. 

aprendizaje. «Desde siempre» le había atraído «la vida militar» a Emilio, si bien, «por circunstancias de la vida», no pudo ser. Así que en 2006, cuando conoció que existía la figura de reservista voluntario, no se lo pensó. «Me llegó la oportunidad y accedí», rememora. Lo hizo por convencimiento, porque cree firmemente en «el modelo». Elartículo ocho de la Constitución recoge explícitamente que «las Fuerzas Armadas tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional». «Creo que el modelo de reservismo permite o amplia las posibilidades de dar cobertura a ese artículo, la obligación y el derecho que tenemos de defender la unidad de España», justifica. 

Desde 2006 ha ido renovando su disponibilidad... hasta hoy en día. Y pretende seguir haciéndolo hasta que, por años, pueda [hasta los 61]. Porque, insiste, «es un orgullo personal» y agradece «mucho la posibilidad» que le dan. «Siempre he sido bien recibido, bien atendido, me han considerado uno más», destaca.

En estos trece años se ha activado todos los ejercicios, a excepción solo de este último. En algunas ocasiones, «incluso dos veces al año». Dice con «orgullo» que ha servido en los tres Ejércitos y en la UME, y asegura que la experiencia es positiva y gratificante, con un único «sacrificio» a destacar:«A mí lo que me cuesta es la familia». Porque las intervenciones son fuera de Soria. El Cuartel General de la Armada en Madrid, la Escuela de Técnicas de Seguridad, Defensa y Apoyo (ETESDA) de la Base Aérea de Zaragoza, la UME... han sido algunos de sus destinos.  

Por su profesión, las funciones que ha asumida en su vida militar han sido «las que tienen designadas las unidades en el plano de la Psicología». «Somos personal técnico en Sanidad de apoyo al Cuerpo Médico y de apoyo al Mando», resume. Así las cosas, «vamos a la unidad y, dependiendo de la tarea que hace allí el psicólogo, la realizamos». Entre otras, ha participado en «procesos de selección» (realizando pruebas de actitud, de personalidad, entrevistas...), realizado «reconocimientos médicos y psicológicos para misiones o para renovación de compromisos, tanto de tropas como oficiales», «atendido a personas que han sido afectadas por desastres naturales» en la UME y, en la ETESDA, «haciendo reconocimientos y apoyando a la formación» de  los nuevos soldados del Ejército del Aire. 

Ha aportado su «trabajo» y «humildad» y, a cambio, se queda con el aprendizaje. Porque, destaca, «del Ejército me he llevado mucho en el sentido de determinadas prácticas y pruebas. Muchas pruebas que utilizamos en Psicología civil vienen del Ejército», repara. 

colaboración. El mismo mensaje destaca Carmen, trasladado al plano de la Enfermería. Ella es reservista desde 2009 y acceder a las Fuerzas Armadas ha sido un sueño de vida cumplido. «Si hubiese habido Ejército para la mujer cuando yo tenía 18 años, hubiese sido militar. No sé si como enfermera, pero  hubiese sido militar, seguro», afirma rotunda. El acceso de la mujer al Ejército se aprobó, cabe recordar, en 1988. 

Sentía «admiración» por la vida militar. Por tradición familiar y por convicción personal. Pero «la vida» le «llevó por otro camino». Con el tiempo, «a raíz de que nos integráramos la Facultad de Enfermería en el Campus y se consolidó todo el Campus en un edificio, conocí a los reservistas que había entonces, que era otra chica y Emilio. Vi que era mi oportunidad y no lo pensé», rememora sobre su acceso a la vida militar. «Por fin he podido ser todo lo que quería ser en la vida», sentencia, dejando claro lo que para ella ha supuesto ser reservista voluntaria. 

Ahora, asegura, la integración de la mujer en el Ejército es «plena». «He encontrado personal con una educación, sensibilidad, saber estar, profesionalidad… que no he encontrado en otros aspectos de la vida civil», asegura. La experiencia no le ha defraudado en ningún sentido y, como Emilio, el único reparo que señala es la conciliación con la vida familiar y la  profesión civil. 

En su caso, como enfermera, ha estado «en botiquines de base aérea, en Gando y en Torrejón, y en la Escuela de Alta Montaña y de Operaciones Especiales», especifica. El coronel Velasco hace un apunte: «Lo de botiquín quizá no da realce a su trabajo en la unidad. Porque el botiquín  en el Ejército no es solo el local donde vas por un dolor, sino que los botiquines en determinadas unidades es una prolongación más del ejercicio de fuego real, de explosivos, de buceo, de escalada, de esquí… El personal de esa enfermería participa en todos los ejercicios y maniobras de esa unidad, algunas incluso de riesgo». 

Rojo concreta:«Hacemos las rutinas que tiene el sistema sanitario militar, vacunaciones, reconocimientos… y, luego, las urgencias, donde puede ser bien una situación que se plantea a cualquier miembro que está ocupado en la base civil o militar, o si surgen cosas extraordinarias». Y las experiencias pueden ser intensas. Carmen, por ejemplo, participó «cuando aterrizó el primer infectado de ébola», donde tuvieron que «hacer una actuación específica».

Se queda también con el «aprendizaje increíble» de la sanidad militar a nivel de situaciones críticas ya que, justifica, «eso nos ha aportado muchísimo a la enfermería civil». Y agradece especialmente «la colaboración» abierta con la universidad. En este sentido, ambos destacan el apoyo incondicional que desde la Subdelegación de Defensa en Soria se ha dado para abrir y mejorar la colaboración entre Defensa y la Universidad. Personal del Hospital Militar de Zaragoza, personal de la Agrupación de Sanidad de Zaragoza, personal de la UME y de la Academia de Sanidad de Madrid... han visitado a los estudiantes en los últimos años, mostrado su experiencia y expuesto las salidas profesionales que pueden encontrar en la vida militar. 

«A mí me supone una satisfacción personal increíble. No sé si luego lo seré, pero me siento útil para el Ejército, para España y para mí. Ese aspecto tan de milicia que tiene el estar en el Cuerpo... Puedes pertenecer a una ong y hacer lo mismo, pero para mí el símbolo del Ejército como fuerza de unión y de representación de España es muy importante», sentencia sobre su experiencia. 

¿Lo aconsejarían? Ambos lo tienen claro. Sí. Eso sí, Emilio hace un apunte, quien accede debe entender «en qué institución está». La «espinita» para ambos, haber participado en una misión internacional.