Obras que enseñan historia

Ana I. Pérez Marina
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Más de 5.000 volúmenes conforman el Fondo Antiguo de la Biblioteca Pública de Soria

Obras que enseñan historia - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

Más de 5.000 volúmenes, entre los que se encuentran 34 manuscritos y otra treintena de incunables, forman parte del Fondo Antiguo de la Biblioteca Pública de Soria. Con motivo del Día Internacional de la Bibliotecas y, a petición de El Día de Soria, Pilar Calvo y Josefa Ortego seleccionan algunos de los ejemplares de ese Fondo Antiguo del que se ocupan. Las obras proceden en su mayor parte del monasterio cisterciense de Santa María de Huerta y del antiguo Colegio de la Compañía de Jesús de Soria, en menor medida de la Universidad de Santa Catalina de Soria (trasladados a Soria en 1840) y del Fondo Cosme Barrio Ayuso. «Llegaron a nuestras manos por la desamortización en 1836 para quedar depositados en el Colegio-Universidad de Soria, que posteriormente cambió de nombre por Instituto de Segunda Enseñanza, para pasar primero a la Biblioteca Provincial de Soria y luego ya a la Pública», sostiene Pilar Calvo. 

Antes de abordar los valiosos manuscritos, cabe mencionar a Rodrigo Ximénez de Rada, arzobispo de Toledo, que legó sus libros al monasterio de Huerta, por lo que la mayoría de los que posee la Biblioteca de Soria llegan de este legado.

Revisamos manuscritos que son auténticas joyas como Praefactiones Beati Hyeronymi, obra restaurada en el centro de Simancas, en la que destaca la tipografía gótica, el pautado a lápiz, así como las añadiduras, las iniciales filomórficas, zoomórficas e historiadas, y le falta el ‘íncipit’. Otras obras seleccionadas son Vitae Sanctorum, Graduale cisterciense (música) y Epitome visitationis. «Los manuscritos son casi todos de temática religiosa aunque es muy original La metamorfosis de Ovidio», añade.

La cronología nos lleva a los incunables, que se caracterizan por carecer de portada, suelen faltar las letras capitales (quedan los blancos para que dibujen los miniaturistas), no hay capítulos, no llevan pie de imprenta (colofón), son de gran formato y márgenes amplios, y están hechos en papel grueso. «Son los primeros libros impresos hasta 1500, pero esta fecha es cuestionada. Algunas obras como la Biblia de San Caro, que tiene siete partes, la primera se empezó a imprimir en 1498, la segunda en 1499, pero el resto ya fue a partir de 1500, y la tipografía y todo es igual. Algunos las consideran postincunables», advierte Pilar Calvo.

Entre estos incunables descubrimos las cuatro Crónicas del Mundo; De los remedios contra la fortuna de Petrarca; y las Comedias de Aristófanes, una edición príncipe considerada la primera de autores grecolatinos, y uno de los volúmenes se conserva en la Biblioteca de Soria. También cabe mencionar Las vidas paralelas de Plutarco, una primera edición en castellano, traducida por Alfonso de Palencia e impresa por Los Cuatro Compañeros Alemanes. «Es una obra que tuvo mucha importancia por la influencia de los Reyes Católicos para que se imprimieran obras de los clásicos en castellano. Esta se imprimó en Sevilla y tiene una calidad exquisita».

Ya entre los siglos XVI y XVIII se manejan diversas temáticas y materias entre los libros del Fondo Antiguo. «Con la llegada del Renacimiento y del Humanismo cambian los temas. Aunque los libros procedan del monasterio de Huerta o de Santa Catalina, la temática es distinta», especifican las encargadas de este depósito. Agricultura, numismática, economía, diccionarios, gramática, arte y ciencia militar, órdenes militares, juegos de cartas, derecho, cartografía, biblias, historia, literatura, ciencias… el abanico de materias es amplio. 

Por destacar algunos títulos elegidos para este pequeño homenaje al Fondo Antiguo de la Biblioteca de Soria, hay que mencionar una primera edición de Tratos y contratos de mercaderes y tratantes, de Tomás del Mercado (1569); la Gramática de Antonio de Nebrija (1559), que carece de portada y es la primera obra dedicada al estudio de las reglas en lengua castellana: o El Fuero Real de España (1569), en el que merece la pena señalar la curiosidad de que figura Alfonso IX, cuando debería poner Alfonso X (El Sabio), pero se le asignó el ordinal IX para entroncar las coronas de León y de Castilla.

Otra de las joyas es la Biblia Complutense, de la que se imprimieron 600 copias en papel y seis en vitela, que costaron 50.000 ducados de oro. Es la primera edición en varias lenguas y las tres cuartas partes superiores de sus páginas se dividen en tres columnas (griego, vulgata y hebreo), mientras que en la parte inferior se disponen dos columnas (traducciones caldea y latina).

En literatura destacan las obras de los «grandes clásicos» como Luis de Granada, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Baltasar Gracián, Alonso de Ercilla o Luis de Camoens.

Y es «impresionante» la colección de ciencias, con libros de medicina de Galeno e Hipócrates, por ejemplo, y resalta la primera traducción al castellano con comentarios de Andrés Laguna y glosario multilingüe del Dioscórides, así como una de las obras de botánica de Carl von Linné, precursor de la nomenclatura binómica.

sección local. Asimismo, el Fondo Antiguo de la Biblioteca Pública de Soria también conserva ejemplares que marcaron la historia local. En El Burgo de Osma está el primer libro impreso en la provincia, pero en el depósito de la calle Nicolás Rabal se conserva el Catechismus seu Manuale Oxomensis (1564), el segundo libro impreso en Soria, que sobresale al ser la única obra impresa conocida de Honorato Juan, obispo de Osma.

No obstante, el Fondo Antiguo de la Biblioteca cuenta en su haber con el primer libro impreso en la ciudad de Soria, un pequeño ejemplar que anuncia las fiestas ‘executadas’ en Ágreda en la proclamación del Rey Don Carlos (1789).

Destaca, además, porque existen «pocos ejemplares» y por su singularidad el Vergel de Música de Martín Tapia o Tapia Numantino (1570), y un ejemplar mecanografiado del manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid de La fundación de Soria y del origen de los Doce Linajes, de Miguel Martel (1590).

Como no podía ser de otra manera, Sor María de Jesús de Ágreda ocupa un lugar privilegiado en este espacio histórico. La Biblioteca Pública cuenta con cuatro ediciones de La Mística Ciudad de Dios, así como cartas de la Venerable al rey Felipe IV.