Un grupo nómada grabó esta pizarra

EDS
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La pieza del Paleolítico se halló en un barranco y muestra dibujos de animales

Un grupo nómada grabó esta pizarra

Fue hallada casualmente  en 1982 por L. Casado Egido quien, sensible a la importancia de nuestro patrimonio cultural,  rápidamente  la depositó en el Museo Numantino, para su estudio, conservación y exposición.

Se halló  en un barranco, un cortado, sin mayor contexto arqueológico que la explicara. La placa  generó desde ese momento numerosos estudios científicos tendentes a confirmar su autenticidad, su cronología, similitudes con otras manifestaciones artísticas de ese periodo y su funcionalidad. 

Esta pizarra paleozoica, habitual en la zona donde tuvo lugar el hallazgo, cuyas medidas son 36,5 centímetros de longitud con 7,6 centímetros de ancho y 1,2 centímetros en el grosor de la placa, tiene su mayor interés en ser una placa que era portada por el grupo humano que la dibujo y para el que tenía un significado y una función importante aunque la desconozcamos con seguridad.

En ella se grabaron equinos y cápridos en ambas caras en un estilo similar al que, por ejemplo  pintados, se habían hallado en la cornisa cantábrica y el sur de Francia. En total 13 animales componen cada cara. De estos animales hay algunos colocados  con especial acomodación al espacio y otros que parecen meros bocetos y ensayos. Además, en la observación de la placa se puede observar lo que artísticamente llamaríamos el encajado, que se produce en el dibujo siguiendo unos parámetros de abocetado para colocar después la figura del animal; esto es particularmente observable  en el dibujo de equinos. Este trabajo implica un conocimiento exacto de los animales que se dibujaron, recordándolos, de un modo naturalista captando rasgos  característicos de estos animales: la inclinación del cuello de algún caballo, la posición precisa estante de una cabra…. Suponía conocer bien el material blando de la pizarra y sus relieves  que fueron aprovechados en alguna figura. El estudio de  los grabados ha permitido conocer la dirección en que se trazaron las líneas así como el orden de superposición de algunos grabados sobre otros en un uso sucesivo.

Un hecho reseñable de la placa es la diferenciación de machos y hembras, en el caso de los cápridos. Habiendo una prevalencia de los machos frente a las hembras. El tipo de animales representados indican un periodo interglaciar y de temperaturas templadas. Este dato y, sobre todo, el estilo de los dibujos, son  los que  sitúan la cronología de la placa entre el 15.000 y el 13.000 a.C., entre el Solutrense avanzado al Magdaliense III-IV.

Respecto a su función es difícil llegar a una conclusión debido a que apareció fuera de contexto arqueológico que pudiera ayudar a determinarlo. La hipótesis principal le atribuye un carácter propiciatorio, religiosos mágico, para la caza o incluso un recuento de animales cazados. Algunos de ellos se representaron con lanzas clavadas. Una segunda hipótesis, de menor fuerza, sugiere un valor social. En cualquier caso era una placa en la que de modo sucesivo se grabaron animales de solo dos especies y que el grupo humano que la creó llevaba consigo hasta que se  extravió o perdió su función y fue abandonada. 

Este grupo humano, no muy numeroso, era nómada en función de la caza y la recolección siguiendo el ciclo de las estaciones. Para ello, esta pieza, sucesivamente grabada a lo largo de un tiempo indeterminado, debió tener un valor considerable, real y simbólico.