Figura dedicada al Dios del tiempo

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La escultura fue hallada por Teógenes Ortego en la villa romana de Rioseco

Figura dedicada al Dios del tiempo

La escultura de Saturno, de bulto redondo, fue esculpida para  anteponer a una pared o disponerse en una hornacina ya que su parte trasera no está concluida con la misma calidad que su parte frontal. De hecho, su tamaño hizo pensar que pudiera formar parte del larario, altar doméstico para adorar a los lares, dioses protectores del hogar.

La escultura se realizó en mármol blanco. La calidad de la pieza ha hecho sospechar que fuera importada desde algún centro especializado distante, si bien no sería extraño que en la propia Uxama Argaela (Osma), ciudad con la que ha de relacionarse la villa, existiera un taller cualificado de trabajo del mármol; decoraciones murales, apliques , balaustradas… y esculturas podrían haberse realizado en él. El propietario de la villa y su familia debieron ser relevantes económica y tal vez políticamente en Uxama en donde pudieron haber comercializado los productos obtenidos de las tierras y ganados de la villa.

Saturno era el dios del tiempo y de las cosechas, en especial de las semillas recolectadas. En su honor se celebraban las saturnales, comparables a nuestros carnavales por algunas formas de la festividad aunque ese tiempo festivo, que estaba comprendido entre los días 18 y 23 de diciembre de nuestro calendario actual, y las motivaciones variaron al ser absorbidas y corregidas por la cristianización. Tuvo tanta importancia en Roma que era el dios que custodiaba el tesoro del imperio  procedente de los tributos.  En Roma se conservan los restos de su templo en lo que fue el foro.

Las fiestas de los saturnales tenían especial importancia en todo el imperio Romano y suponían una suerte de  renovación social:  se suspendían, durante esos días, las ejecuciones, los tributos y la esclavitud, e incluso se invertían los papeles entre el esclavo y su dueño.

Esta escultura representa a Saturno barbado con un velo sobre su cabeza; le falta la mano izquierda, donde sostendría probablemente la hoz, útil asociado a este dios. Es un dios equivalente a Cronos de la mitología griega. 

Los ciclos mitológicos de Saturno (y Cronos)  se han representado a lo largo del tiempo de diferentes formas, destacando el episodio en el que se devora a sus hijos que, aun no siendo el más importante de su mito, sí es el que más ha llamado la atención de dramaturgos, pintores y escultores, viéndose ejemplos en La vida es bella, de Calderón de la Barca, o su representación en las pinturas negras de Goya.

La escultura es de buena factura y el tamaño no resta calidad. Tiene varios aspectos interesantes como es el uso de la flexión del brazo derecho reposado sobre la cintura  provocando un espacio vacío y aéreo. El escultor coloca el manto cubriendo el pilar sobre el que apoya el brazo con la hoz y lo cubre con la propia toga, provocando una visión menos pesada del conjunto e  intentando hacer sobresalir las formas blandas frente a las duras y frías de la piedra y resolviendo, a la vez, el problema del reparto de los pesos de la escultura.

Las telas tienen un tratamiento de los pliegues muy detallado, uno de los motivos por el cual se pensó que la escultura no procediera de  talleres locales. El movimiento se insinúa mediante el giro leve de la cabeza respecto al torso que mira hacia el lado contrario y el cruce de las piernas en una posición que implica la relajación del cuerpo, generando contrapesos  que producen a la vez  la sensación de movimiento y de descanso. 

La anatomía del torso desnudo, que busca la belleza según el gusto romano de la época, recuerda que la imagen es la de un dios.

Es destacable la mirada seria, algo ceñuda, lo que conociendo los caracteres del dios adulto, no sorprende pese a que la barba traduce una cierta bondad. Saturno devora a sus hijos por una profecía que aventuraba que uno de ellos le iba a destronar. Otra versión mítica es  que lo hace porque es el menor de los hermanos y solo podrá gobernar si hace ese ejercicio antropófago. Es su propio hermano el que salva a varios de ellos de dicha ejecución en ambas narraciones.

La escultura fue recuperada en las excavaciones arqueológicas practicadas por Teógenes Ortego en una de las villas de mayor interés de la provincia de Soria.