El Barcelona tuvo ayer que esperar a una última acción aislada en el lanzamiento de falta botado por Dembélé, peinada por el francés Clement Lenglet, para sacar adelante su primer paso hacia un título conquistado en sus cuatro últimas ediciones frente a la Cultural, que dispuso de las mejores ocasiones.

Después de la efervescencia de lo vivido días antes ante el eterno rival, la versión B que puso en liza Valverde dejó más sombras que luces, con jugadores que sin duda desperdiciaron una buena ocasión para reivindicarse, como el caso de Malcom.

El equipo local, que salió con su once más titular disponible, tuvo clara la idea desde el principio: esperar con las líneas bien colocadas y sin permitirse el más mínimo despiste.