Vuelve a crecer el consumo de tabaco en Soria

N.Z.
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Las ventas de tabaco cayeron un 6% el año pasado pero este año se ha vuelto a datos prepandemia. Los expertos sanitarios piden dar nuevos pasos e incidir en la formación

Vuelve a crecer el consumo de tabaco en Soria - Foto: Eugenio Gutiérrez Martínez

La COVID-19 fue la primera causa de muerte en España (y en Soria) durante el 2020, de modo que ha desplazado al tabaquismo a un segundo plano. Pero la nicotina sigue siendo una de las principales causas de mortalidad y uno de cada tres ciudadanos siguen estando atrapados a su consumo (según la última Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España del Ministerio de Sanidad). 

La pandemia, además, no ha hecho más que agravar el problema. Con los sistemas sanitarios colapasado, las estrategias y programas de deshabituación tabáquica se han visto frenados. Y en un escenario de crisis social como el actual, el consumo de esta droga legal ha dado un paso atrás. 

Si bien es cierto que en un primer momento, con la población confinada, las ventas de tabaco cayeron y el año pasado bajaron un 6% en la provincia, lo cierto es que este año se ha regresado ya a cifras preCOVID. En Soria, hasta el 30 de septiembre de 2021 se han vendido 16,8 millones en cigarrillos, puros, tabaco de liar y pipa. Es medio millón de euros más que en el mismo periodo de 2020. Desde marzo se observa ya una tendencia al alza, lo que hace aventurar que el año culminará otra vez por encima de los 22 millones, como en 2019.

El consumo no baja y, además, la tasa de fumadores parece haberse estabilizado. El dato del 32,3% de población fumadora identificado en la última encuesta del Ministerio es muy similar al de 2005, cuando un 32,8% de los ciudadanos se declaraban fumadores. Las cifras, no obstante, difieren sustancialmente según la encuesta que se consulta y la definición que se haga de la persona fumadora. Tomando como referencia la Encuesta Europea de Salud de 2020 que diferencia por hábito de consumo, se estima que en España el 19,8% de la población mayor de 18 años fuma a diario y el 2,3% lo hace de manera ocasional, mientras que el 22% son exfumadores. No hay datos provinciales pero algunos expertos consultados por este medio creen que las cifras autonómicas son extrapolables a Soria, y en Castilla y León  un 19% fuma a diario, un 2,1% es fumador social y el 23% se considera exfumador. 

Los datos dejan en evidencia que la Ley Antitabaco impulsada por el Gobierno en 2006 y su modificación de 2011 (cuando se prohibió fumar en todos los espacios públicos cerrados) parecen estar agotándose, por lo que Sanidad trabaja ya en una nueva modificación para alcanzar una España sin humo en 2030. Pero, ¿de qué situación partimos en Soria? ¿Y por dónde consideran los expertos sorianos que se debe trabajar?

deshabituación tabáquica. La cartera de servicios del Sacyl incluyó en el año 2003 el servicio de deshabituación tabáquica, por el que (antes de la pandemia) pasaban anualmente más de 3.000 personas en el Área de Soria. José María Sierra fue coordinador del mismo durante más de una década. El experto universitario en deshabituación tabáquica echa la vista atrás y reconoce que la primera ley fue laxa y no consiguió un «éxito excesivo». La segunda ley, sin embargo, «disminuyó bastante al principio» pero «con el tiempo se estabilizó». Y en los últimos años, apunta, se ha dado un «cambio del tipo de consumo propiciado por las tabacaleras». Ante la caída del cigarrillo y para no perder negocio, han centrado sus esfuerzos en introducir y promocionar nuevos productos como el tabaco de liar, el cigarrillo eléctronico, el vapeo... Así, «mantienen cierto consumo haciendo creer que estos productos son más light». Pero no está demostrado que sean menos nocivos para la salud y, además, «algunos estudios indican que puede significar el paso inicial para empezar a fumar», alerta el doctor Sierra, quien insiste en que la clave en la lucha contra el tabaquismo es «no empezar a fumar», «intentar que nuevas personas no se inicien en esta drogradición». Porque, recalca, «la nicotina es una droga». Y atrapa.

Sobre las acciones de deshabituación tabáquica que se impulsaron en Atención Primaria, explica que hay varios niveles de acción. El primero es «el consejo breve serio y riguroso» por parte del médico o la enfermera. Si no es fumador, «hay que intentar que no empiece a serlo» y, si es fumador, hay que recordarle que «sería importante dejar de fumar y que estás para ayudarlo». «Está demostrado que un consejo breve repetido en el tiempo tiene un nivel de éxito del 2%. Puede parecer poco pero es el método más eficiente porque precisa pocos recursos», destaca. Por ello, «nunca se debería dejar de hacer y debería de ser sistemático» en consulta. 

A partir de ahí, si quiere dejar de fumar, «hay que ofrecerle entrar en el programa que se lleva a cabo en los centros de salud», con visitas programadas, apoyo conductual, tratamiento con fármacos si es necesario... «Son 5-6 sesiones que duran alrededor de seis meses» y el nivel de éxito varía pero puede rondar el 10-20%, especifica, al tiempo que repara también en la importancia de elegir el «momento oportuno» en la biografía del paciente para alejarse del tacabo. «Una mujer embarazada, un fumador joven que tiene un niño, cuando ha habido un cáncer de pulmón en alguien cercano...», ejemplifica.

Además, recuerda el doctor Sierra, existen otras alternativas como el apoyo de las terapias de la AECC, aplicaciones informáticas... «Cualquier cosa que añadas es importante cuando la efectividad sea escasa», apunta.

Aunque ya no está al frente del programa de Sacyl, conoce bien el asunto como experto universitario en deshabituación tabáquica y, a la hora de plantear por dónde se debe trabajar para abordar «este problema social que se convierte en sanitario», lo tiene claro: se han dado pasos importantes con las leyes pasadas pero hay que dar un paso al frente y trabajar en varios ámbitos. El primero «subir el precio», porque eso es disuasorio. El segundo, pero no menos importante, concienciar a nivel social del no iniciarse en el tabaco. Y, en este sentido, advierte, es fundamental trabajar en menore sde diez años, en las familias, en los centros escoalres, deportivos, en Pediatría... Y todo ello, recalca, teniendo en cuenta que «lo que se haga bien, no sustituye a lo anterior», es decir, «todo lo que suma es beneficioso».

Cualquier cifra por encima del 20% de fumadores es «excesiva», alerta el doctor Sierra, por lo que, reitera, «hay que seguir trabajando». 

en pandemia. En similares términos se manifiestan algunos de los profesionales que hoy en día trabajan desde los centros de salud de Soria en deshabituación tabáquica. En San Esteban de Gormaz fueron de los primeros en introducir grupos estables de ayuda al fumador, en colaboración con la AECC. Las sesiones eran cada quince días y acudía «gente de cierta edad que ya empezaba a notar los fectos nocivos del tabaco», recuerda Antonio Algarabel, responsable de Enfermería en el centro sanestebeño. Además de la propia terapia, considera clave «el apoyo medicamentoso». Porque «no todo se reduce a fuerza de voluntad», justifica. Y, de cara al futuro, Algarabel considera fundamental trabajar la información y formación con ayuda de los medios de comunicación y, también, de los referentes de la poblacion en las resde sociales. Alude también a la posibilidad de subir el precio y, sobre todo, propone trabajar el asunto «sin enforcarlo desde el miedo, porque el fumador ya sabe que el tabaco es malo. Lo que necesita es saber que puede acudir a los profesionales sanitarios y pedir ayuda», insiste. 

Precisamente por ello, desde la Gerencia de Asistencia Sanitaria de Soria se viene realizando desde hace ya unos años por formar al personal de los diferentes centros de salud en deshabituación tabáquica. Se hizo de forma intensiva antes de la pandemia, cuando se trató de coordinador de nuevo los programas activos, pero desde marzo de 2020 todo se ha visto alterado. 

Con un sistema sanitario desbordado por la pandemia, tratar las enfermedades del consumo de tabaco y plantear un impulso a las terapias de deshabituación tabáquica ha resultado un sobreesfuerzo que no todos han podido asumir. Los recursos para dejar de fumar han disminuido en los últimos dos años porque las prioridades están ahora en la lucha contra la COVID y las patologías más graves. 

Desde centros como el de Arcos de Jalón saben bien el sobreesfuerzo que significa abordar programas a mayores de la actividad ordinaria. No obstante, la médica de área Alexia Hernández y la enfermera de equipo Sonia García mantienen activo el programa de deshabituación tabáquica en la zona sur de la provincia. «Dado que yo soy médica de área [no está a diario en el centro], no tenemos facilidades para citar a la vez Sonia [la enfermera] y yo. No obstante, se intenta hacer captación en la consulta de mañana y, si el paciente quiere dejar de fumar, Sonia explica el programa al paciente y hace la terapia más intensa y, si precisa farmacología, los cito yo después», explica Hernández sobre cómo desarrollan el programa. 

García recalca que los resultados dependen mucho de la motivación del paciente fumador y explica que, según el consumo, se plantea la terapia, que tiene como objetivo la reducación tabáquica con un control semanal, que se realiza bien de forma presencial o telefónico. En pandemia, explica, hubo que adaptarse al control a distancia. 

Hernández asume que la pandmia paralizó todo y, también, las formaciones del personal, si bien han tratado de suplir estas limitaciones con formación on line e, incluso, buscando ellas mismas a nivel particular la formación. La sobrecarga de trabajo que ha supuesto alCOVID, asumen, ha afectado pero, insisten, «nunca ha estado parado y siempre se ha tratado de ayudar al paciente que quiere dejar de fumar». 

También se ha hecho en San Esteban de Gormaz, apunta Algarabel, quien agradece el esfuerzo de Gemma Martín y Camino Jiménes, las responsables sanitarias que, en consulta, ayudan a alejarse de la nicotina. 

Además de Primaria, la deshabituación tabáquica también se trabaja desde algunas especialidades como Oncología, Cardiología...