Carlos Lafuente

Carlos Lafuente

Trabajador de la Función Pública


¿De dónde soy? ¿Adónde voy?

24/09/2023

Con la celebración del congreso de la España vaciada (¡que expresión más fea!) volvemos a reivindicar lo sorianos ese espacio diferenciado que creemos debería existir para nosotros y algún otro territorio como Cuenca y Teruel. Es una ocasión de oro para volver a mirarnos el ombligo y culpar de nuestros males a los espíritus malignos que residen en Madrid y que nos han llevado a esta situación de desamparo.

Hubo un momento en España con la aprobación de la tan cacareada Constitución en el que pensamos que estar dentro de Castilla y León vendría a paliar nuestros males, y nuestra tierra volvería a ocupar un sitio preeminente en este País, añorando épocas de la mesta o de privilegios reales.

Hasta tuvimos presidentes sorianos que, al igual que el felipismo socialista "arregló" Andalucía, nos pondrían en el mapa.

Pero nada, aquí seguimos. No, igual no, bastante peor. Y ahora, con la ventaja que me da ver el problema desde lejos, puedo decir que pienso que el problema no está en Madrid, ni en tener solo dos diputados, ni culparlos de que obran al dictado de sus jefes.

Y es que creo que estamos donde no debemos. Me encantaría sentir orgullo de ser castellano leones o castellano y leones o como quiera llamarse en este momento. Pero no. Considero que es Castilla y León nuestra cárcel y nuestro freno para el desarrollo porque este territorio no ha tenido ni tiene solidaridad con nosotros, ni piensa en ponernos las infraestructuras necesarias para acercarnos al resto de provincias, ni lo piensa hacer en un futuro. Somos "esos de la esquina". Y culturalmente tampoco es que me sienta muy apegado a La Bañeza, o Zamora o León. Ni nadie se ha preocupado de tender puentes (o acueductos) para sentir a los Segovianos o avulenses como paisanos de la misma región. Por no poder, ni podemos ir del tirón a las capitales castellanas (y menos a las leonesas).

De verdad que me encantaría hacer aquí un canto a las ventajas de ser castellano leonés, de las virtudes y los nexos de esta tierra, pero no puedo. Encuentro a muy pocos con vocación de sacarnos del hoyo con algo más que palabrería, congresos y tesis doctorales.

Si quiero mencionar aquí a los amigos de Sarnago, que tienen más moral que el Alcoyano reconstruyendo con adobes hechos de ilusiones su pueblecito (hay que felicitarlos); y a Virginia Barcones, incansable luchadora (es nuestra Santa Rita, patrona de los imposibles). Independientemente de sus ideologías, ojalá sirvan de ejemplo. No son los únicos, pero que pocos son.