Cientos de personas festejan la Bajada del Ángel en Peñafiel

ICAL
-

La celebración, declarada de Interés Turístico Nacional, estuvo este año protagonizada por la niña de cinco años Julia Arranz, de la Cofradía de La Pasión

Cientos de personas festejan la Bajada del Ángel en Peñafiel - Foto: Miriam Chacn ICAL

Cientos de personas contemplaron este mediodía en la plaza del Coso, en la localidad vallisoletana de Peñafiel, la Bajada del Ángel, una tradición que se remonta a la Edad Media con la que los vecinos de la villa celebran al término de cada Semana Santa la resurrección de Jesús. Este año, la niña de cinco años Julia Arranz Gutiérrez, integrante de la Cofradía de La Pasión, fue la encargada de poner rostro al ángel para surcar los cielos y protagonizar un evento que cuenta con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional.

La pequeña, estudiante de tercero de infantil del CRA La Villa de Peñafiel, salió de su 'huevo' para descender pataleando de felicidad hasta alcanzar a la Virgen y revelarle que su hijo ha resucitado tres días después de su muerte. Entre los muchos espectadores, se encontraba el consejero de Cultura Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, entre otras autoridades.

Esta fiesta, declarada Bien de Interés Cultural, se celebra desde finales del siglo XVIII, aunque existen documentos de que se remonta al Medievo. La ceremonia comienza cuando campanas y cohetes anuncian la salida de la procesión de la Iglesia de Santa María. La imagen de la Virgen aparece cubierta con un manto negro y es acompañada por los cofrades, mayordomos y fieles, quienes se dirigen a la plaza del Coso.

Allí con dos torres unidas con sendas cuerdas, la imagen enlutada de la Virgen se sitúa debajo de ellas, y en ese momento aparece una esfera, en la que al abrirse emerge un ángel, que por un sistema de poleas desciende sobre la cabeza de la Virgen.

Julia, vestida con hábito blanco y coronada, se convirtió en esta ocasión en el ángel encargado de revelar a María el Misterio de la Resurrección. En su descenso, ella liberó dos palomas antes de llegar a la altura de la Virgen para quitarle su velo de luto y ascender de nuevo a los cielos, mientras la plaza aplaudía la Resurrección, y la 'niña ángel' comenzaba un pataleo de júbilo.