Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


Extraña campaña

22/05/2023

No está transcurriendo esta campaña electoral en la que estamos metidos hasta el 28 de mayo por unos cauces suficientemente razonables, dicho con delicadeza. Se trata de unas elecciones municipales, pero no parece que la campaña se correspondiera con unas elecciones de ese tipo. Lo lógico, y lo más democrático, es que el lugar central del debate político lo ocupara la problemática de cada localidad, en lo municipal, y de cada región, allá donde haya elecciones autonómicas, que no es nuestro caso. Y, sin embargo, lo que cada día predomina en la información electoral, porque también es lo que predomina en los discursos que se pronuncian en los mítines de los partidos, son mensajes, argumentos, críticas, propuestas, anuncios, etc., que se corresponden directamente con unas elecciones generales, porque están principalmente relacionados con la política nacional. No hay, además, excepción; esa es la regla general.
Y en medio de este ambiente, aparece un asunto especialmente vidrioso y ocupa el lugar central del escenario preelectoral. Resulta que Bildu ha incorporado en sus listas municipales un número significativo de candidatos (se han detectado hasta 44) que son personas que pertenecieron en su día a ETA, que fueron condenadas judicialmente por ello, y que, en algunos casos, participaron de forma diversa en atentados de los que derivaron muertes. Sin lugar a dudas, una verdadera provocación que, además, viene a significar que Bildu no ha roto del todo con ese pasado, que tampoco ha condenado, por más que lamente los terribles efectos de aquella etapa, afortunadamente terminada.
Y resulta que los partidos de la oposición, alegando que la coalición de gobierno ha practicado acuerdos y recibido apoyos de Bildu, ha entrado en una espiral notoriamente exagerada, sin duda para obtener rédito político a costa de poner en cuestión elementales principios compartidos de rechazo a la violencia.
Con todo ello, el ambiente se ha puesto tan cargado que nada de lo que constituye el debate municipal está sobrepasando la barrera del ruido. Y no queda mucho tiempo; pero sería oportuno intentarlo, recuperando el sentido propio de estas elecciones.