La televisión autonómica catalana tiene bula, y puede emitir un programa absolutamente deleznable sin que levante la voz ningún responsable de ese ente público, y mucho menos del gobierno que la sustenta. Solo el PP ha anunciado una denuncia en el parlamento regional, sin que se hayan escuchado protestas de partidos que dicen sentir respeto por los ciudadanos y se hacen cruces ante casos de racismo, homofobia, machismo o cualquier tipo de discriminación.

TV3 ha hecho una burla de la Virgen del Rocío absolutamente soez, ordinario, que hiere la sensibilidad no solo de los católicos practicantes y no practicantes, sino de multitud de personas agnósticas o de otra religión que piden el mismo comportamiento hacia los católicos que para protestantes, musulmanes, judíos, ortodoxos o budistas o cualquier otra creencia. Sin embargo, no hay igualdad; hace tiempo que la sociedad española ha asumido que hay trato discriminatorio contra los católicos.

Con el argumento de que hay que preservar la libertad de expresión se han producido auténticas arremetidas y faltas de respeto a la iglesia católica, aunque la reacción oficial y ciudadana a ese mismo tipo de arremetida hacia cualquier otra religión de inmediato provoca protestas, manifestaciones e incluso sanciones. Por no mencionar que todo lo relacionado con las celebraciones, cultos, tradición y expresiones musulmanas se han tratado siempre con guante blanco. En unos casos, por miedo; en otros, porque se exigía el mismo respeto a los musulmanes que a los demás. España es un país aconfesional con mayoría de católicos, pero que no pone trabas a templos ni ritos de otras religiones.

TV3 disfruta de una posición de absoluto privilegio. Recibe dinero a espuertas de la Generalitat -no es la única televisión autonómica con ayuda económica del gobierno de turno- y lo agradece poniendo sus programas a disposición del espíritu independentista. Se da por sabido que las televisiones autonómicos barren para casa, pero se da por sabido también que TV3 va mucho más lejos que todas las demás juntas, no duda en prescindir de quien no se manifiesta suficientemente afín al lazo amarillo y las consignas que emanan de Waterloo, y potencia la presencia de las figuras emblemáticas de la estelada. Pero el escarnio a los andaluces a través de un programa blasfemo dedicado a la Virgen del Rocío en buena ley tendría que desencadenar al menos una protesta de las autoridades catalanas que están obligadas a respetar a la ciudadanía. Que además en esa región cuenta con un porcentaje importante de catalanes de origen andaluz.

Pero sobre todo, porque ese programa, absolutamente indecente, hiere a infinidad de personas que ni siquiera son católicas pero consideran que el respeto a los demás es intocable.

Nadie puede imaginar qué reacción se habría producido en la Generalitat y en las calles catalanas si un programa como el de la Virgen del Rocío se hubiera dedicado a la Virgen de Montserrat, La Moreneta.