Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


La inteligencia artificial, desafío imparable

11/10/2023

Aunque con cautela, por la falta de constatación y alcance real del fenómeno, no podemos permanecer ajenos a los pros y contras de la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) en nuestras vidas. La máxima incertidumbre se relaciona con el posible impacto en el mercado laboral y, de hecho, ya se especula con ese apocalíptico augurio que nos advierte de la desaparición de millones de puestos de empleo en los próximos años. Sea así o no, lo cierto es que la IA viene para quedarse y que traerá una profunda transformación de las sociedades modernas.

Pero… ¿nos hemos preguntado cómo afectarán las nuevas reglas de funcionamiento de las estructuras políticas en el mundo o, por ejemplo, en nuestro propio país? Quizá ya no se necesiten los complejos engranajes que existen en la actualidad para, incluso, dirigir los destinos de la población. Y así, en un futuro no tan lejano, formemos parte de un 'Congreso' integrado por cada uno de los habitantes con voz y voto, haciendo posible la toma de las mejores decisiones a golpe de clic en décimas de segundo sin necesidad de ser representados por nadie. Aunque este vaticinio pueda resultar surrealista, hay expertos que apuestan a que lo que viene será algo así o muy parecido en todos y cada uno de los ámbitos. Lo que va a pasar y cuándo, por la determinante influencia de la IA, todavía es un gran interrogante y aún pensamos en nuestra capacidad de regulación normativa.

Sin embargo, aquí lo trascendental es que la IA no menosprecie ni un ápice nuestra libertad y sentido de convivencia y, por ello, sería imprescindible abordar desde ya este fenómeno a gran escala. Sería un grave error que por, su complejidad y la propia opacidad ante lo desconocido, esta potente industria acabe bajo el control de los más poderosos y de unas pocas multinacionales. ¿O no es suficiente indicador lo que vemos ahora con las grandes tecnológicas y las redes sociales?

Si verdaderamente nos preocupa la calidad de la democracia, debemos ponernos al lío lo antes posible, en aras a un avance del conocimiento en beneficio de todos los ciudadanos. De lo contrario, vayan pensando en un contradictorio escenario mundial en el que los algoritmos y los datos acaben dominándonos y, por tanto, sólo seamos meros espectadores de nuestro propio devenir.