La sequía pone en jaque al campo soriano

S.Almoguera
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Asaja Soria pide ya ayudas directas y medidas de flexibilización para paliar una situación extrema en cultivos de cereal y legumbres de secano que ya sería irreversible en zonas del sur de la provincia incluso con la llegada de precipitaciones.

La sequía pone en jaque al campo soriano - Foto: E.G.M

La de 2023 puede ser una cosecha histórica... en negativo. Si el cielo no lo remedia (en forma de lluvia), la sequía y unas temperaturas más propias del verano en plena primavera darán al traste en la provincia soriana con el cereal e incluso con el cultivo de variedades como el girasol, que corre incluso el riesgo de no llegar a plantarse por la falta de precipitaciones. La situación del campo soriano contrasta con las reservas hídricas que, gracias a las abundantes lluvias caídas durante los pasados meses de noviembre y diciembre y las nevadas del mes de enero, atesora el pantano de la Cuerda del Pozo. Está cercano al 74% de su capacidad, sin embargo, el campo se encuentra sediento, reseco, inmerso en una situación límite que, como destaca Nacho Marcos, técnico de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Almazán, llega con el agravante de un 2022 también extremadamente seco. «El año pasado no fue bueno, pero como no cambie esto, este año puede ser histórico» para mal, augura. En 2023 puede que la cosecha sea ruinosa o, simplemente, si no empieza a llover, que se pierda al completo en muchos casos.

La cebada, que a principios de mayo tendría que estar «creciendo y empezando a espigar», se encuentra en una situación crítica y las legumbres que se sembraron el pasado diciembre «se están secando». Esta tendencia observada en distintas comarcas de la provincia se corresponde, detalla Marcos, con lo detectado en los campos de ensayo que Asaja Soria tiene en las inmediaciones de Almazán y en los que se investiga la resistencia y adaptabilidad de distintas variedades de cultivos. Hay, no obstante, zonas mejores que otras, aunque Marcos insiste en que el área sur de la provincia, en torno a Santa María de Huerta, donde las precipitaciones han sido aún más escasas que en el resto de la provincia, que incluso a pesar de que las lluvias comenzaran a llegar, ya «no tendría arreglo».

Para que la cosecha no se pierda es necesario, incide, que empiece a llover «ya» y en abundancia, «de 20 a 30 litros» por metro cuadrado. Lluvias como las caídas durante el pasado fin de semana del 29 y 30 de abril, que dejaron 11,8 litros por metro cuadrado en Soria; 1,6 en El Burgo de Osma; 5,6 en Almazul o 2,6 litros por metro cuadrado en Arcos de Jalón, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), resultan insuficientes para paliar un ciclo de sequía que suma ya casi dos años.

Los modelos de predicción meteorológica no auguran buenas nuevas en este sentido y avanzan que las tan ansiadas lluvias no llegarán, al menos, a corto plazo, cuanto más se necesitan. La falta de agua también está afectando a bosques de cara a la campaña micológica de primavera (incluso, indirectamente, a la del próximo otoño). La semana pasada, Protección Civil alertó ya de peligro medio de incendios forestales y se prohibió la realización de fuego u hogueras, así como de barbacoas y el uso de hornillos al aire libre.

La escasez de precipitaciones también está afectando a jardines y zonas verdes. A finales de marzo, el parque de La Dehesa de la capital soriana tuvo que adelantar su campaña de riego, una situación que se hizo extensiva también al resto de áreas ajardinadas de la ciudad. En el caso de Golf Soria, el campo para este deporte ubicado en la pedanía de Pedrajas, los aspersores han tenido que ponerse en marcha un mes antes de lo habitual. «Normalmente empezamos a finales de abril o incluso ya en mayo, pero este año lo hicimos en marzo», apunta Álvaro Berná, gerente de Golf Soria. En las dos décadas de trayectoria de esta instalación deportiva Berná sólo recuerda un año igual de malo que éste en cuanto a escasez de lluvias. La situación, de momento, se palía con riego. A diferencia del sector agrario, «si comenzara a llover, se recuperarían» del todo las instalaciones, insiste. 

De momento, las reservas de agua embalsada en el pantano de la Cuerda del Pozo son suficientes para garantizar el abastecimiento. Esta semana se encuentra al 73,5% de su capacidad. Sin embargo, el nivel no difiere excesivamente del que marcaba el año pasado por estas mismas fechas (estaba al 69,5%) y que, tras la falta de lluvias durante el pasado otoño, bajó drásticamente por debajo del 30% tras secarse el manadero de agua del que nace el río Duero en Picos de Urbión en torno al verano. 

Cero litros en abril. En localidades como San Esteban de Gormaz, entre el 3 de enero y el pasado 3 de mayo, Inforiego sólo computó 78,2 litros por metro cuadrado. Durante el pasado mes de abril, según el refranero popular, el mes de la lluvia, sólo se registraron precipitaciones durante cinco días que, en total, sólo dejaron en esta localidad 17,2 litros por metro cuadrado. Menos afortunadas han sido las estaciones meteorológicas de Inforiego en Almazán e Hinojosa del Campo. Durante el pasado mes no registraron precipitaciones. 

Desde principios de este año la Diputación Provincial de Soria lleva repartidos 108.000 litros, 20.000 de ellos por falta de agua (en la urbanización de Camaretas de Golmayo y Valdelavilla), pero también por su mala calidad para consumo humano en el caso de Fuentecantos (5.000 litros), en Mezquetillas (5.000 litros), La Miñosa (otros 5.000) y Vildé (16.000 litros). Asimismo, el ejercicio anual 2022 fue el tercero de los últimos 15 años en mayor necesidad de suministro ambulante de agua. Fueron necesarios hacer llegar 4,44 millones de litros a 45 pueblos de la geografía soriana. Caltañazor, con 642.000 litros; San Pedro Manrique, con 265.000; Pinilla de Caradueña (201.000) y Ventosa de San Pedro (190.000 litros) fueron las localidades en las que la falta de agua fue más acuciante. 

Dotado con 200.000 euros, el Plan Sequía de la Diputación Provincial mantiene, entre otras actuaciones, siete cisternas fijas de almacenamiento de agua en los municipios de La Miñosa, Mezquetillas, Utrilla, La Alameda, Fuentecantos y Liceras. Aunque haya suficientes reservas, el agua no sobra y desde el Ayuntamiento de Soria llevan desde el año 2018 apelando a un consumo responsable del agua de uso doméstico a través de diversas campañas de concienciación. De forma más activa, no obstante, la Agenda Urbana 2030 incluye a corto-medio plazo una serie de medidas para el ahorro de agua y el aprovechamiento máximo de ésta como un futuro sistema de riego de los parques y jardines en el que se planea utilizar aguas grises y la que se recoge directamente de la lluvia. Al mismo tiempo se prevé la instalación de microjardines drenantes en puntos estratégicos de la ciudad para reducir las escorrentías, así como la puesta en marcha de un sistema de detección de fugas, el pago progresivo en función del consumo y la promoción de edificios con baja demanda de agua. 

Mientras tanto, no obstante, el campo sigue mirando al cielo. Desde Asaja Soria, en previsión de un año nefasto para el campo soriano, pide ya «ayudas directas y medidas de flexibilización» para paliar los efectos de una dura sequía.