San Saturio resurge con definición y luminosidad

Ana Pilar Latorre
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Los restauradores 'destapan' los frescos de la cúpula, donde ya se ha hecho la limpieza y consolidación y ahora se continúa por la reintegración del volumen

San Saturio resurge con definición y luminosidad - Foto: E.G.M

La ermita de San Saturio (BIC desde 2021), el gran emblema de los sorianos que traspasa fronteras y el monumento BIC y más visitado de la ciudad (más de mil personas al día en épocas de mayor afluencia), está en obras de restauración desde hace seis meses y permanece cerrada. La actuación, fruto de un protocolo entre Junta de Castilla yLeón, Ayuntamiento de Soria y Obispado de Osma Soria con más de un millón de euros de inversión, ofrece ya resultados espectaculares, ya que las pinturas de la ermita recuperan su definición y luminosidad. 

Un equipo de ocho personas, con la supervisión de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León y el Servicio Territorial de Cultura, 'destapa' los frescos que realizó el artista barroco Juan Zapata Ferrer entre 1704 y 1708 y que, tras varias actuaciones (algunas poco acertadas), se encontraban muy deteriorados, hasta el punto de desprenderse un fragmento por la humedad en 2014. Es una intervención integral en las pinturas murales, los revestimientos y los bienes muebles, que incluye iluminación, ventilación y sistema de monitorización, un aspecto fundamental para su conservación. 

Carlos Tejedor, del Servicio de Restauración de la Dirección General de Patrimonio y coordinador de la obra, quien guía a El Día de Soria en la visita a la ermita, explica que, tras recibir la propuesta de actuación, el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León de Simancas (Valladolid) realizó el estudio previo y la monitorización de las condiciones climáticas para recoger datos objetivos, lo que servirá de referencia para su conservación. Posteriormente, se adjudicó el seguimiento de la obra a la empresa Titanio y la intervención a la UTE San Saturio Sabbia-In  Situ, empresas de Madrid y con amplia trayectoria en Castilla y León. 

El proyecto de la UTE concretó la intervención en base los datos recibidos de la ermita y recogidos con un sistema de sensores, así como las fases de ejecución y la organización de los trabajos, con el seguimiento del cumplimiento y, si hay alguna incidencia, tomar decisiones. «En este tipo de trabajos es habitual que surja algo con lo que no contabas y se contempla en la licitación», explica el representante de la Junta. Por su parte, Begoña Herrero, de la empresa, añade que «hasta que no se montan andamios y medios auxiliares no puedes acercarte para tocar la obra y ver la problemática, aunque cuentes con buenas fotografías». Los restauradores trabajan ahora en la cúpula, en las imágenes de los santos anacoretas y otros elementos ornamentales, pero las pruebas -para concretar los materiales necesarios en la limpieza- comenzaron en la parte de abajo, donde los frescos reflejan episodios de la vida de San Saturio. Y es que para esta tarea, aunque se parte de una gama de productos, «requiere la mezcla justa de disolventes para eliminar la capa superpuesta, que daña la visión de las pinturas sin alterarlas». 

en peor estado. Las zonas más dañadas y que urgían una intervención urgente son dos, según apunta Carlos Tejedor. Una es el punto de contacto de la bóveda con la roca exterior y que coincide con las pinturas de San Juan Bautista. «En este punto se ha actuado en todas las intervenciones que se han hecho hasta ahora porque siempre ha habido un problema de filtración que levantaba la pintura. Ahora no vemos nada ahí porque la pintura original se perdió hace tiempo y el rehecho de 1977 que había se desprendió», detalla el restaurador avanzando que se reintegrará de nuevo. La otra zona más deteriorada es la Puerta del Ermitaño, con humedades porque es donde arranca el edificio y coincide con los resaltes de la piedra. «Está muy tocada y muy rehecha» porque se ha tratado en varias ocasiones. No llega al punto del Ecce Homo de Borja, pero «no es la puerta original».  

El principal problema del resto de las pinturas «es la suciedad acumulada y la alteración y degradación de los productos de la anterior intervención». Hace 50 años los frescos «estaban negros y ni siquiera se veían», pero ahora no están en tan mal estado. «Estamos quitando capas de suciedad porque el polvo se adhiere a la superficie con la humedad y crea capas de opacidad, además de que los productos aplicados anteriormente se degradan y cambian el color. Pero no se llega a ese punto porque el ambiente es distinto y, por ejemplo, hay luz eléctrica y no se usan velas, lo que las deterioraba mucho», señalan los expertos. La pintura de la linterna también se reintegrará toda. Pero se ha decidido mantener muchas zonas reintegradas y en buen estado. Por ejemplo, las grecas de la parte superior, que se rehicieron en su día tras haberse perdido del todo. Carlos Tejedor aprovecha para recordar el principal planteamiento en el área de la restauración, que es realizar siempre la mínima intervención necesaria, es decir, «si hay algo que funciona y no altera ni estética ni históricamente la pieza, se mantiene». 

«La verdad es que las ermita de San Saturio ha tenido unas vicisitudes importantes», reflexiona el restaurador, señalando otro «detalle curioso o actuación desacertada» en el zócalo de la capilla. «Se repintó sobre el color rojizo original una capa negruzca -no se sabe cuándo- y se está limpiando para devolverle el tono original», concreta asegurando que el gran valor social de este santuario exige que se encuentre en correcto estado, aunque no presentaba un problema grave y urgente generalizado, salvo en las zonas citadas.

técnica poco habitual. El principal objetivo ahora es recuperar el color y la luminosidad de unas pinturas que, desde el punto de vista artístico e histórico, «son uno de los conjuntos de Barroco más significativos e interesantes de Castilla y León, donde se acostumbra a valorar más el Románico y el Gótico». Además, cabe destacar que son frescos puros y auténticos, con planteamiento italiano, «una técnica poco habitual en la zona y de la que hay menos representaciones de las que se piensa» en la región. Suele haber más ejemplos de técnica mixta, temple o pintura al seco. El Juicio Final de la Catedral Vieja de Salamanca es uno de los frescos más conocidos y de autores italianos. Por otro lado, en la provincia hay frescos más antiguos, como las pinturas de San Miguel de Gormaz, que precisamente tuvieron la oportunidad de descubrir el propio Carlos Tejedor y Javier García Vega, representante de la UTE que se incorpora a la visita. 

En San Saturio, comentan, se puede comprobar que es fresco puro y auténtico por la marca de la 'jornada', algo que en el temple no ocurre. «Se puede ver el límite de un día de trabajo, cómo se ha tendido el mortero fresco para pintar y, cuando se ha secado, se ha sujetado el pigmento. Es curioso ver las distintas uniones y empalmes, el plano de trabajo de un día», indican los restauradores.

«El autor era muy bueno, un academicista barroco pero con mucho oficio», subraya García Vega elogiando los escorzos, las perspectivas y los trampatojos continuos con la figura humana y los elementos arquitectónicos ornamentales. Pero, sobre todo, los restauradores coinciden en «la visión de conjunto de todo el espacio», en cómo se completan todos los paños para dar una unidad a toda la ermita, por lo que «es muy efectista». El dedicarlo a los eremitas «le da un aire especial», además de su acceso por la gruta. «Es un programa iconográfico muy completo, nada improvisado y muy estudiado para guiar en la propia lectura», por lo que hablan de una historia gráfica (más que un cómic), que incluso incorpora 'bocadillos' para explicar cada pasaje.

El equipo de restauración reflexiona sobre su labor, más dura de lo que se piensa (han trabajado muchos días en la ermita a cinco grados) y «más técnica que artística, porque se centra en el deterioro, la durabilidad, la permeabilidad, la humedad... de los materiales para evitar el deterioro». Coinciden en que las nuevas tecnologías son un gran avance pero, aunque ofrecen resultados más exactos y resuelven dudas, «tienen que seguir combinándose con el oficio tradicional de la pintura y el concepto artístico para lograr detalles como, por ejemplo, los colores azul ultramar o rojo merbellón».

pincelada a pincelada. En la plataforma superior contemplamos ese trabajo pincelada a pincelada y con mucha concentración y minuciosidad, que consiste en la consolidación de morteros y la fijación de pintura; la limpieza y la reintegración, eliminando añadidos y repintes para sacar la pintura original; y el cubrimiento de las lagunas, también con reintegración. Begoña Herrero concreta que, una vez identificados los daños en mapas, se asienta el color y se eliminan sales, intercalándolo con la limpieza de  fondos y nervios. Los técnicos explican los avances realizados desde octubre. «Cuando llegamos estaban planas, ahora tienen profundidad y color», indica la restauradora asombrada, quien destaca la perspectiva que creó Zapata con elementos de vegetación y arquitectura, así como las escenas de San Benito, los milagros, San Antonio con el diablo, los ángeles descendiendo con un pie por delante y «como aterrizando»... En la figura del Cristo pueden verse bien las marcas de las jornadas, en las líneas de empalme que rodean la cabeza, «porque no eran horizontales, sino que se adaptaban a lo que pintaban ese día para que no se notara». 

Sobre las técnicas empleadas, para consolidar usan mortero PLM (restauración e inyección) y agua de cal por si hay separación en estratos. «Para devolverle la consistencia al mortero, se inyecta en el hueco y se une al muro», detallan, pero en función del problema se opta por un material o un procedimiento distinto. La limpieza se hace con wishab y una mezcla de disolventes de la tabla Cremonesi, principalmente, pero se han ido adaptando porque estaba muy intervenido, insisten. En el color se utilizan témperas y para el resto gamblin, pigmentos al barniz elaborados artesanalmente en Sevilla. «Más que el producto en sí, interesa la característica. Tiene que ser un material fácilmente eliminable y que no dañe la pintura original». Para finalizar, se aplica una protección. 

De los cuatro niveles diferenciados para el trabajo, en el superior (con plataforma y torres móviles que se mueven por la bóveda) se ha terminado la limpieza y la consolidación y ahora se reintegra el volumen (aplicando mortero y pintando); y en el siguiente hay dos tercios limpios y se va a acometer la consolidación de dinteles. Después se irá bajando para avanzar y terminar, previsiblemente, a final de año. Nos podemos hacer una idea de la proporción del trabajo contemplando las pinceladas de una de las operarias, que repasa la imagen de un conejo en un fresco, aunque también se aumenta el tamaño «en función de las necesidades».