Un grupo de artistas se reúne cada verano en un castillo de la Toscana, en Tatti. Este viaje y los encuentros y desencuentros personales tejen una novela que recuerda el Grand Tour de los románticos. Pero Tensión en el castillo de Tatti (Editorial Sapere Aude) aporta más, es una biografía conjunta. Así es el nuevo libro de Ilia Galán Díez y Nicanor Gómez Villegas, dos autores que ya han colaborado juntos en este género en años pasados. Ambos, profesores de universidad, han creado un estilo nuevo: los diarios cruzados, con miradas diferentes sobre los mismos hechos. Los dos se complementan muy bien. Cada uno aporta su identidad. Uno es poético, el otro, irónico y los dos documentan los momentos históricos de los universos por donde pasan dejando su impronta.
Como las provenzales tensiones cantadas por dos trovadores, Galán y Gómez Villegas vivieron esas jornadas estivales entre bellos paisajes y se las desvelan mutuamente.
Quien se adentre en esta narración de 240 páginas hallará historia, filosofía, sociología, antropología y poesía. Son relatos de la propia vida, pura realidad aunque en algunos momentos parezcan una fantasía muy festiva. En estos textos de diario compartido se narran también pequeñas aventuras, donde choca la psicología de unos y de otros o bien se potencian mutuamente. Los protagonistas son un grupo de poetas y artistas que viven el verano de modo libre y bravío con todas sus consecuencias.
Los escritores de viajes y los distintos subgéneros que aparecieron en el siglo XVIII desplazaron las consideraciones externas, culturales, políticas, económicas, sociales, naturalistas y enciclopédicas hacia otras más personales. Aportaban sentimentalismo a todo lo que veían y vivían. Es lo que hacen los autores de Tensión en el castillo de Tatti. «Miro hacia atrás y mi vida parece una aventura llena de momentos fascinantes, estelares, a veces brillantes; otros, ridículos, patéticos, grotescos, surrealistas, deprimentes. Pero, en general, es un cuadro bastante pintado. Según lo veo, sublime y de gran belleza. Mis letras intentan ser fieles a lo vivido, no desfiguro. Es interesante releerse cuando uno hace fotografías de la memoria con letras, pues expresan pensamientos ajenos a las cámaras, emociones que no son fáciles de retener en otros medios de expresión. Más cautivador aún es filtrar los propios recuerdos con los de un amigo. Visiones complementarias, tensiones que nos enlazan en vivencias deliciosas, tensas, en ocasiones tragicómicas, pero siempre fascinantes», confiesa Galán.
El 'Grand Tour' seguirá
Gómez Villegas añade: «Aquella melancolía napolitana terminaría con su correspondiente duelo para acabar dejándole espacio libre a una nueva tristeza». Pero este libro ensayo concluye con vocación de continuidad: «Pintaré la escultura forjada en mi cuerpo, construyéndome y narrando la historia de mi existencia, con o sin letras, de modo que el Grand Tour, el gran viaje por Europa con Italia como destino fijo, persistirá», concluye.