El culto al cuerpo de Adrián Otero

S.Recio
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El culturista de El Burgo de Osma ha conseguido llegar a la cima mundial con este modo de vida

El culto al cuerpo de Adrián Otero - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez Martínez

Soria sigue mostrando al mundo su alto nivel en el ámbito deportivo. La provincia tiene referencias en prácticamente todas las especialidades, pero el Campeonato del Mundo de Culturismo logrado en Bucarest por Adrián Otero fue toda una sorpresa.  «No quiero hablar de suerte, creo que este título y todo lo logrado anteriormente es fruto de mucho trabajo», matiza el deportista de El Burgo de Osma. «Las casualidades no existen y ya había estado entre los mejores en otras pruebas internacionales», detalla.

De ese título ya ha pasado un mes y en todo ese tiempo, el culturista se ha mantenido con los pies en el suelo. «Es algo que he perseguido mucho, pero me quedo con mi entrenamiento día a día y con todas las personas que lo han hecho posible», comenta con humildad. «Esto es fruto de toda la gente que me apoya y ayuda, mi entorno es muy importante», sentencia.

A sus 37 años, vive una etapa de madurez profesional, años en los que no se pone límites. «A estad edad se llega a tu plenitud y ahora quiero seguir trabajando para ganar más torneos internacionales, pero sobre todo, para disfrutar de un modo de vida que es el que he elegido», explica. El culto al cuerpo y saborear cada día de entrenamiento es su mayor triunfo.

El proceso. Adrián Otero siempre ha estado vinculado al mundo del deporte. «Me gustaba jugar al fútbol y practicar atletismo», recuerda ahora. «Con el paso de los años me fui aficionando a este entrenamiento más dedicado a la fuerza», narra. Sus comienzos fueron en un garaje con poco material y su evolución le llevó a abrir su propio gimnasio en El Burgo de Osma.

Fue hace pocos años cuando decidió que además de entrenar, quería dedicarse al culturismo. «Llegó de una forma natural, buscando siempre mejorar y superarme», cuenta con sinceridad. Se introdujo de lleno en un deporte que le exige la perfección estética. «He echado cuenta y llevaré como 4.000 entrenamientos y 20.000 comidas, pensadas para esto», analiza. «Hay que dedicarse por entero a ello, pero es lo que me gusta y me apasiona», aclara.

Es su modo de vida, en el que su deporte, su trabajo y su pareja, forman un círculo que le llena por completo. «Esto me llegó en un momento bajo de mi vida y me ha proporcionado todo lo que tengo ahora», afirma Otero. «Creo que una de las cosas que más me gustan es que no se trata de levantar peso sin más, sino de crear una sintonía con todo tu cuerpo», comenta con pasión.

En su modalidad de culturismo natural, denominada 'clasic', no existe además ninguna opción de tomar atajos y ese es su mayor mérito.

La salud. El culturismo siempre se ha visto envuelto en mucha polémica. La más señalada la de poner en riesgo la salud del deportista. «Este cuerpo tan rematado en el que se ven tantas líneas en la musculatura, esa cuerpo de competición, solo dura un día», explica Adrián Otero. «En mi caso, en el culturismo natural, yo lo que quiero es que prime la salud», analiza.

No esconde que, como en todo deporte de alto rendimiento, siempre hay peligros. «Hay riesgos, siempre estás expuesto a una lesión y ya a la más alta exigencia, en la que tienes un alto nivel de deshidratación para mostrar tus músculos, es cuando puedes estar más frágil», explica sin poner excusas.

Consciente de llevar el cuerpo al límite, hace todo lo posible para estar bien. «Me hago analíticas y seguimiento médico siempre, creo que antes de tener el mejor cuerpo, lo importante es estar bien», asegura el culturista. «Insisto en que lo bonito es haber encontrado algo que me llena por completo, eso es lo más importante», sentencia.

Adrián Otero se muestra encantado con la atención tras el Mundial, pero su mayor felicidad llega cada día, cuando abre su gimnasio y entrena, en esos momentos en los que asesora a sus clientes para llevar un modo de vida saludable. Su objetivo es dar ejemplo, de esa manera ha alcanzado una cima en la que quiere mantenerse todo el tiempo posible.