Alberto Molinero

Alberto Molinero


Match, sexo y a casa

04/03/2023

Llegando el mes de marzo, y pasando la resaca de San Valentín, me surgen varias preguntas sobre cómo se crean las parejas hoy en día y el concepto que tenemos de estas.
Desde los inicios de los tiempos, los seres vivos hemos tenido la necesidad de juntarnos con otros. Ya sea únicamente para la copulación o para compartir una vida. En este proceso de conquista, a lo largo de la historia, han estado de moda diferentes formatos para llevarlos a cabo: la seducción, las parejas de conveniencia, parejas concertadas por familias, y un largo etc. Pero claro, llegamos al siglo XXI y la tecnología y el capitalismo se unieron en matrimonio, engendrando al bebé que gestionaría el nuevo modelo de amor.
Las redes sociales invaden todos los aspectos de nuestra vida y de cómo nos relacionamos con nuestro entorno. Y, obviamente, con el amor no se iba a hacer una excepción. Hoy en día ya casi se ha perdido el ligar en persona: es cosa del pasado. Las facilidades y seguridad que nos proporciona tener una pantalla de por medio hacen que ligar online sea la forma más cómoda. No solo es sencillo encontrar y ponerte en contacto con una persona que hayas visto en la calle, buscándola en una red social, sino que además al acceder a su perfil ya tienes mucha información sobre sus gustos y preferencias. Y, eso, facilita el conocer e iniciar una interacción con la misma.
Pero la instrumentalización de la tecnología no se iba a quedar solo ahí. En la actualidad, tenemos una amplia variedad de aplicaciones de citas a nuestro alcance, de donde poder sacar una experiencia gourmet de selección. Donde las personas usuarias son catalogadas como auténticos artículos de una aplicación de compras. Y si, como de un piso o ropa se tratara, hoy puedes elegir pareja con las características que desees y cerca de tu geolocalización solo con dar un match desde tu móvil.
A día de hoy, en aplicaciones como Tinder hay 57 millones de usuarios a nivel global «más de la mitad de los miembros son Gen Z (jóvenes de 18 a 25 años)». En nuestro país, solo en esta aplicación, hay 1,6 millones de personas usuarias. Las nuevas generaciones se han acostumbrado a que la forma de encontrar el amor, o simplemente tener un encuentro sexual, sea mediante una aplicación donde lo que menos importa es la persona, sino lo que se vende de ella. Estamos cayendo en la objetivación absoluta del ser humano, convirtiéndonos en un mero producto, sin tener en cuenta, en muchos momentos, la responsabilidad afectiva y emocional o los sentimientos. Claro, como no va a estar amorosamente perdida toda una generación, si en su primera etapa relacional lo único que generan es una dinámica de coleccionar conquistas: lo importante es el número de encuentros y no la calidad de estos; donde quedar a través de una aplicación, ir a una casa, follar y despedirse sin saber muchas veces ni el nombre de la persona está a la orden del día. Cero responsabilidad emocional. La despersonalización absoluta de los encuentros chocando esto, además, con el terrorismo que Disney y el cine han provocado en las generaciones más jóvenes, adoctrinándonos desde la infancia en la idea del amor romántico y el felices para siempre.
Como generación que también quiere su cuento de hadas, cómo no frustrarse al comprobar que los modelos de relación actuales, donde los sentimientos no importan, son diferentes al famoso: «Y fueron felices y comieron perdices».