Felicitas Jiménez, la primera soriana inmune

Nuria Zaragoza
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Esta residente de Los Royales fue la primerapersona que recibió la vacuna en Soria. Completado el círculo, relata cómo se siente

Felicitas Jiménez, la primera soriana inmune - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

Se crió en una casa con ocho hermanos y una madre a la que le tocó «luchar mucho» porque enviudó joven. Vivió la Guerra Civil desde los ojos de una adolescente que veía además cómo a su padre «se lo llevaba la ‘zona roja’». Y, después, la dura posguerra. Ha criado a cinco hijos al amparo de un matrimonio que duró más de medio siglo. Y ha visto crecer a seis nietos y tres biznietos. De su pasado recuerda que ha trabajado «mucho, muchísimo» -«me acostaba a las dos y a las seis estaba arriba», rememora-. Pero, a sus 97 años, a Felicitas Jiménez Ridruejo parece que el destino le tenía guardada todavía una prueba más, una pandemia. «A mi vejez nos viene esta pandemia. He sufrido mucho, pero la vida es así», asume, al tiempo que reconoce que ha sentido y siente «miedo» porque «esto empezó, y todavía no sabemos cómo va a terminar». 

El camino en estos once meses no ha sido fácil. Lejos (físicamente) de su familia de sangre, pero «muy bien atendida» por su familia de la residencia de Los Royales, donde vive desde hace 18 años, reconoce que ha pasado «miedo», «dolor» por las «bajas» que veía a su alrededor, «preocupación» por «toda la gente» que padecía el virus y «sufría», angustia por «todo lo que trabajaban las chicas de la residencia»... «Tanta pena ha producido esta pandemia y tanta angustia...», lamenta Felicitas Jiménez.

Pero ella ha logrado esquivar al coronavirus. Y, por si fuera poco, lo ha hecho haciendo historia. Porque esta soriana nacida el 15 de noviembre de 1923 en San Andrés de San Pedro es ya oficialmente la primera persona inmune en Soria. 

Ella fue la primera persona que recibió la vacuna en la provincia. Fue el 30 de diciembre de 2020. El 20 de enero, pasados 21 días, llegó la segunda dosis. Pero para estar inmunizada aún tenía que esperar unos días. Superado ya todo el proceso, atiende la llamada de El Día de Soria con alegría, elegancia, serenidad, ilusión y, sobre todo, esperanza. Porque Felicitas es así, un soplo de vida a un paso de cumplir el centenario. 

«Me encuentro muy bien. He estado unos días un poco delicada con dolor de cabeza, de piernas, cansancio... un poco molesta, pero ahora ya llevo unos días bien. Me alegro mucho de haberme puesto la vacuna», afirma con rotundidad, al tiempo que «recomienda» a «todo el mundo» que «se ponga la vacuna porque es evitar muchas muertes y mucho contagio y mucha pena».

Ella ya es inmune y espera con ganas el momento en el que pueda de nuevo abrazarse con toda su familia, que es «lo mejor del mundo», recalca. Es ya demasiado tiempo pero, apunta también, no lo ha llevado mal. Porque ha estado en contacto «en todo momento» con su familia por teléfono y videollamadas, y porque desde hace unos meses le visitan «una vez a la semana durante una hora», y en verano incluso pudo «salir al jardín» con ellos. Pero, sobre todo, porque en la residencia se siente cuidada y mimada y, a pesar del «miedo», lo ha llevado «bien, con normalidad». «No he tenido a mi familia pero he estado como si tuviera a mi familia aquí porque nunca me he sentido sola, siempre me he sentido acompañada y querida», agradece al personal de Los Royales para quien, asegura, «no tendré vida para agradecerles». «Han estado con nosotros de día y de noche siempre, queriéndonos, mimándonos, mirando mucho por nosotros», destaca.  

Esta joven de 97 años admite que hubo un tiempo «muy triste» en el que tuvieron que estar «encerradas en la habitación». Era el pico de la pandemia y «muchos compañeros» fallecieron, rememora. Afortunadamente, la situación en el centro ha mejorado y «ahora ya hay libertad para ir al comedor, a gimnasia….». Eso sí, insiste, «siempre guardando las distancias». 

La evolución de la pandemia le ha permitido recuperar su día a día, en el que no hay tiempo para el aburrimiento. «Estoy todo el día estoy empleada. Me levanto y bajo a desayunar. Subo y me paseo por el pasillo. Oigo la misa, hago media hora de bicicleta, y me paseo otro poco. A la hora de la comida, me bajo a comer y, después, me echo un ratillo la siesta. Por la tarde cuando me levanto, dibujo o hago sopas de letras, hasta la hora de cenar. Y, después, a la cama», resume sobre su jornada. Porque, subraya, «procuro estar siempre entretenida para que así  mi memoria se va conservando». ¡Yvaya si se conserva! Tanto que ha escrito sus memorias, que tiene varios libros de poesía, que es la presidenta de los usuarios de Los Royales, que controla a la perfección su teléfono móvil... «Hasta ahora doy gracias a Dios porque no parece que tengo 97 años, no me lo creo ni yo. Con la memoria y actividad que tengo... Yo veo a personas más jóvenes que están las pobrecitas peor y me da mucha pena. Yo nunca pienso en los años que tengo. Pienso que no tengo esos años y hago una vida distinta», reconoce. 

No nos revela el secreto de su vitalidad porque, asegura, «es que no lo sé ni yo». Pero, quizá, escuchándola, y viéndola, podemos descubrir algunas claves. Es alegre y dinámica. Luminosa. Está siempre atareada. Y no deja tiempo a los malos pensamientos. «Será de estar siempre contenta y de trabajar, que he trabajado mucho. Ser muy activa», resume. 

Paciente y «resignada», no se quiere impacientar a pesar de ser ya inmune, pero añora el momento de:«Irme con mis hijos por ahí, porque ya hace un año que no he podido estar en sus casas ni salir con ellos. Pero todo llegará».