Como un gran estratega y alguien que disfrutaba entrenando. Así recuerda Enrique Pascual a Fermín Cacho, el campeón olímpico en 1.500 en Barcelona 92. Pascual Oliva subraya cómo la casualidad hizo que le destinaran a Ágreda a mediados de los ochenta donde se topó con una joya en bruto que tuvo la habilidad de tallar y pulir hasta convertirlo en un atleta de proporciones históricas.