Las dos caras de fin de año

L. Ruiz Simón (EFE)
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Empresas y clientes aguardan las Navidades con muchas ganas pero también con gran incertidumbre ante unos precios de los alimentos que siguen escalando en España

Las dos caras de fin de año - Foto: Imagen de rawpixel.com en Freepik

Los precios de los alimentos siguen escalando en España y acaparando la preocupación de empresas y consumidores, que vivirán lo que resta de 2022 en la disyuntiva de mantener el efecto carpe diem de este primer verano pospandemia o controlar lo que gastan en lo que comen dentro y fuera de casa. Las Navidades están a la vuelta de la esquina, temporada alta para la restauración y para los supermercados, que acumulan en torno al 10% de sus ventas en esta campaña, y el término más repetido por la industria del gran consumo es «incertidumbre» por una inflación de la que se consideran víctimas.

Estas dudas se tornan en malas perspectivas para muchas compañías, pues hasta un tercio de los directivos de este sector que se inscribieron en el Congreso de Gran Consumo de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc) vaticina que sus resultados van a ser peores que los de 2021.

El presidente de Aecoc y CEO de Nueva Pescanova, Ignacio González, lo advirtió ante el auditorio y lo repitió a los medios de comunicación: se presenta un final de ejercicio «sombrío» que animó a superar desde la unidad de la cadena alimentaria, esto es, sin «hacer la guerra por su cuenta» en un mercado altamente competitivo y que funciona con márgenes muy reducidos.

Y es que la escalada de precios parece que aún no ha tocado techo para un sector que sigue pagando a sus proveedores al alza y que, después de contener gastos y reducir sus márgenes, se ve abocado a subir el importe al consumo.

La restauración, con cifras de récord en un auténtico verano de carpe diem tras la crisis sanitaria, se espera que funcione bien estas Navidades, para las que hay «ganas» después de que el año pasado la ola de ómicron reventara las reservas de los encuentros en bares y restaurantes a última hora.

La cifra de negocios de la restauración con datos a agosto se ha disparado un 43% con respecto al año anterior, aún muy afectado por la pandemia, un mes en el que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), ya superó en 2,6% la facturación del mismo mes en 2019.

Si bien las empresas reconocen que el alza de precios es una situación -derivada de la subida de insumos y agravada por la guerra de Ucrania- de la que no se ha podido zafar ningún país de la UE, los responsables de Gran Consumo defienden que la actuación de las administraciones impacta en el resultado final. Tanto Aecoc como las patronales de la industria y de los supermercados -FIAB, Asedas y Aces- llevan meses reclamando la bajada temporal del IVA de algunos alimentos como la carne y el pescado al superreducido del 4% con el que ya se grava a los productos de primera necesidad.

La propuesta que, según la patronal, tendría un «impacto inmediato» en el consumo, ha sido secundada por algunas formaciones políticas como el PP, pero no ha sido recogida por el Gobierno en su proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2023.

En el contexto europeo, Polonia y Lituania han eliminado los impuestos de los alimentos básicos, Letonia y Croacia los han bajado considerablemente e Italia lo está estudiando, mientras que en Portugal se anunció hace unos días una propuesta de ley para gravar los «beneficios extraordinarios» de sectores como el de la distribución.

Errónea percepción

Aunque el debate del precio de la subida de la cesta de la compra está en la calle, el 72% de los españoles desconoce lo que paga por los alimentos que adquiere, según un estudio de la consultora Kantar.

Ese desconocimiento les lleva a hacer «cálculos erróneos» y creen que pagan un 17% más de coste en promedio por cada referencia, por encima del 14,8% real que marcó la inflación alimentaria media en septiembre.

Esta percepción ya ha llevado a realizar cambios en la forma de consumir, simplificando menús y cambiando ingredientes, recetas o roles de productos e, incluso, cambios en los hábitos domésticos, como la reducción del uso del horno.

La subida de precios tiene, por ende, tantos puntos de vista como consecuencias para toda la cadena alimentaria en este final de año en el que persisten las ganas de recuperar el tiempo perdido.