La moción de censura contra el actual Gobierno ha precipitado el pistoletazo de salida a un año intenso, con dos convocatorias electorales, las municipales y autonómicas en mayo, y las generales en diciembre. Se ponen en marcha las estrategias políticas y cualquier movimiento se empieza a valorar en clave electoral. El escenario del Congreso sirvió para desplegar distintas tácticas. El Gobierno aprovechó la moción para empezar su campaña, diferenciando sus políticas con las de la oposición. El partido proponente no consiguió, según las encuestas, su intención de retratar o incomodar al principal partido de la oposición, el Partido Popular, que ha insistido en que la verdadera moción de censura es la que van a ejercer los ciudadanos en las elecciones del 28 de mayo. Ese es el día para censurar al Gobierno, ha dicho Cuca Gamarra. Parece que una vez más se intenta que las elecciones municipales queden contaminadas por los intereses generales. Pero presentar las elecciones locales como una moción de censura contra el Gobierno central supone una desconsideración hacia unos comicios en los que los vecinos de un ayuntamiento deben juzgar el trabajo y la gestión de su equipo de gobierno.
España cuenta con 8.131 municipios, de los cuales un 50% tienen menos de 500 habitantes. Castilla y León concentra un 28% de los municipios, con un tamaño mucho menor, ya que un 80% no alcanza los 500 vecinos. Es sobradamente conocida la importancia que tienen las entidades locales para la calidad de vida de la población. Siendo el escenario principal donde se desarrolla la vida de los ciudadanos, la política municipal incide directamente en las condiciones en que esta se desenvuelve. España exhibe una gran diversidad municipal en cuanto a tamaño, condiciones naturales, estructura económica, legado histórico, problemática, etc. que la convierten en un auténtico laboratorio de situaciones contrapuestas. Ante él, los ayuntamientos atesoran una gran experiencia democrática, con fórmulas de gestión, de participación ciudadana muy diversas e innovadoras. Sin embargo, el consumo de información, la excesiva presencia en los medios de la confrontación política nacional hace que una gran parte de la ciudadanía conozca mejor los temas nacionales que lo que pasa en su localidad. Los programas electorales apenas se consultan y la población se deja llevar por los mensajes fáciles y los titulares. ¿Hasta qué punto puede influir todo esto en la orientación del voto de los ciudadanos? Es una incógnita. En otras convocatorias no ha habido tanta relación entre lo nacional y el resultado en las municipales.
Algunos elementos diferencian claramente la política nacional de la municipal. Lo local suele estar menos influido por la ideología. Frente a la confrontación y la poca cooperación que domina en la política nacional, en los ayuntamientos hay, en general, más colaboración, con independencia del partido político que gobierne. Por eso, las elecciones municipales, junto a las autonómicas en algunas comunidades, no deberían servir para que los partidos políticos sigan haciéndose reproches, para manifestar la agresividad que hemos visto en esta legislatura, sino para hablar de urbanismo, de modelo de ciudad, de desarrollo económico, de servicios públicos, de infraestructuras y equipamientos, de movilidad, de cohesión social. No hay duda de que algunas políticas nacionales y autonómicas tienen una repercusión directa en la gestión municipal, como es el caso de la vivienda o los servicios sociales. Pero también caben propuestas razonables de abajo hacia arriba, que pueden ser implementadas desde las Diputaciones provinciales para la mejora de los municipios. Por poner un ejemplo, sería interesante proponer que la Diputación de Soria contratara a un archivero o historiador que ayudara a poner al día los archivos municipales, donde hay mucha información que puede ser relevante para la identidad de los municipios o para poner en valor algunos recursos locales. Las necesidades son muy amplias y variadas.