El sector agrario soriano apuesta por un regadío eficiente

A.I.P
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Comunidades de regantes y las organizaciones agrarias abogan por la inversión en las infraestructuras de riego para hacerlas sostenibles ante los periodos de sequía

El sector agrario soriano apuesta por un regadío eficiente - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

En España, el 23,6 % de la superficie cultivada es de regadío, 3,8 millones de hectáreas, y de ella se obtiene más del 65 % de la producción total, es decir, que el riego multiplica por tres la rentabilidad de los cultivos, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. «La alternativa no es regadío sí o regadío no, sino regadío eficiente y sostenible sí o sí», aseguró estos días el ministro del ramo, Luis Planas. La legalización de alrededor de un millar de hectáreas de regadíos por parte de la Junta de Andalucía que pone en jaque la supervivencia del Parque Nacional de Doñana ha alentado el debate -en particular, el electoral- en torno al cambio climático y, por consiguiente, al consumo responsable del agua en el campo. Y más se ha avivado la confrontación ante la pertinaz sequía que se cierne en el país.

En este contexto, la provincia de Soria se halla inmersa en pleno proceso de modernización de su regadío, en torno al que las organizaciones profesionales agrarias y las comunidades de regantes cierran filas sin fisuras. Coinciden en que la inversión desembolsada y la prevista es el aval para garantizar el futuro del regadío y la producción agrícola en el campo soriano. Hay que tener en cuenta que las tierras de cultivo de regadío suman 10.027 hectáreas, según  la última Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos, lo que representa poco más del 2,6% de la distribución general del agro provincial. A la siembra de cultivos herbáceos en regadío se destinan 7.075 hectáreas: 3.598 a cereal en grano; 590 a tubérculos de consumo humano; 1.664 a cultivos industriales; 135 a forrajeros; y 1.178 a hortalizas. 

Así, se evidencia que el regadío sigue siendo testimonial en la provincia de Soria, a pesar de que los recursos hídricos no están tan comprometidos como en otros territorios del país. Por ejemplo, en el caso de Huelva, casi el 39% de sus tierras de cultivo son de regadío e invernadero (50.060 hectáreas) y hay estudios que alertan de que dos de cada diez hectáreas del territorio andaluz sufre alto riesgo de desertificación.

«El debate que se ha suscitado ahora en Soria no tiene cabida. En 2017 era la provincia que, proporcionalmente, menos regadío tenía en toda España. Menos que en toda la cornisa cantábrica que es donde más llueve. Ahora ya hemos subido un poco y tenemos algo más que La Coruña. Cualquier discusión sobre el regadío en la provincia no tiene trascendencia, a no ser que estemos hablando de aumentar la superficie regable que creo que es la gran batalla que debemos tener», sostiene el secretario técnico de Asaja Soria, Juan Francisco Barcones.

En este sentido, Barcones hace hincapié en que Soria debe reivindicar que su porcentaje de regadío se aproxime a la media nacional, a ese 23,6% referido al inicio. «Hay empresas que van tomando posiciones y viniendo a Soria precisamente por la altitud y para que no les falte el agua», apunta el representante de la organización agraria.

El escollo para esta expansión del  regadío es la disponibilidad de agua en cada campaña y las consecuencias de las sequías sucesivas que, hasta ahora, han podido sortear los regantes sorianos del Alto Duero. «En los regadíos de la provincia siempre ha habido una muy buena gestión», ensalza Barcones.

La clave reside, entre otras cosas, en elegir cultivos que requieran menos riego en momentos como el actual, en el que en los últimos meses apenas se han registrado precipitaciones. El presidente de la Comunidad de Regantes de Almazán, Sergio Muñoz, pone el acento en que con «cuidado y haciendo las cosas bien» la campaña de 2023 puede ser «normal», a pesar de la sequía. 

Cabe recordar que la Junta de Gobierno de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) ratificó el pasado 11 de abril las medidas para el uso racional del agua en los sistemas Pisuerga, Bajo Duero y Torío-Bernesga, con una dotación máxima de 3.500 metros cúbicos por hectárea, según el valor resultante de la propuesta acordada en la Junta de Explotación. En estos casos, la situación de los embalses de los que se surten están 26 puntos por debajo de la media de la década, motivo por el que la disponibilidad de agua se limita para el riego.

Sin embargo, la dotación orientativa máxima concendida al Alto Duero es de 5.500 metros cúbicos por hectárea, 1.000 metros cúbicos más que lo permitido en la pasada campaña, pero 500 metros cúbicos menos que en 2021. En la última semana, el embalse de la Cuerda del Pozo contiene actualmente 188,817 hectómetros cúbicos de agua, el 75,90% de su capacidad total.

«Hay que seguir trabajando como hasta ahora, guardar el agua para pasar las sequías lo mejor posible. Hay que sembrar en función del agua que tienes. Si te dan, por ejemplo, 3.000 metros cúbicos y el 90% es maíz pues es un problema [...] Los regadíos son el futuro frente a las sequías severas», apunta Muñoz. 

De la misma forma, advierte de la conveniencia de ser «prudentes» para garantizar las reservas de los embalses. La Comisión de Desembalse de la cuenca del Duero acordó un volumen mínimo de 65 hectómetros cúbicos a 30 de septiembre. El pantano soriano tiene una capacidad de 248,7 hectómetros cúbicos.

recursos suficientes. «Aquí tenemos poco regadío, falta de agua no hay y no se necesita tanta como en el Sur de España [...] Para el regadío de Soria hay, otra cosa es que se la lleve Vallladolid», señala el secretario de organización de UPA Soria, José María Sanz Lacuesta. Coincide con el resto de los representantes de las organizaciones agrarias y de las comunidades de regantes que lo que necesita Soria, precisamente, es modernizar los regadíos existentes e incrementar la superficie regable. «Si cada vez llueve mes, el secano va mal  y no se invierte en regadío, ¿qué vamos a producir?», sentencia el agricultor. 

En términos similares se pronuncia Alfredo Cabrerizo, coordinador provincial de COAG Soria. Entiende que los regadíos son «fundamentales» para garantizar la producción agrícola del país, más teniendo en cuenta la incidencia de las sucesivas sequías en los cultivos de secano. «La modernización es imprescindible en España, porque la mayoría del regadío es muy antiguo. Aquí en Buitrago está en marcha porque ahora no se podía utilizar. Lo importante es optimizar los recursos hídricos y que el regadío sea sostenible. Y para eso se necesita inversión», defiende.

más eficientes. El canal de Olmillos es un ejemplo de eficiencia del regadío. Con 850 hectáreas cultivadas, su modernización ha redundado en la variedad de productos que se cultivan en estas parcelas y en la rentabilidad de las tierras. «Para esta campaña, en principio hay agua y el pantano tiene reservas, así que, por el momento, está garantizada. Pero si el tiempo sigue como hasta ahora, no sé cómo acabará... Podemos tener sorpresas», abunda el presidente de la Comunidad de Regantes de Olmillos, Javier Ines.

En su opinión, ni las alarmas por la sequía que ya está afectando a buena parte de la agricultura española, ni la polémica de la legalización de las hectáreas regables en el parque de Doñana justifican que se cuestione el regadío. «La forma de como se hacía antes a ahora no tienen nada que ver [...] Cada vez llueve menos y eso está constatado. Pero hay que ajustarse al volumen de agua embalsada», relata.

Para el representante de los regantes del Canal de Olmillos el «camino» es la modernización en aras de que el consumo de los recursos hídricos sea más racional. «Nuestra demanda pasa por una modernización a gran escala, sobre todo en aquellas infraestructuras que en unos años se quedarán obsoletas y n