Laura Álvaro

Cariátide

Laura Álvaro

Profesora


El regreso de un San Saturio... algo más breve

02/10/2022

Tras los últimos coletazos de septiembre, Soria vuelve a engalanarse con las fiestas de su patrón. Tres años después de la última vez; más de 1.000 días desde que nuestra infancia pudo disfrutar de una variada y extensa programación que, a pesar de estar pensada para toda la ciudadanía, la realidad es que son las y los más pequeños los que lo viven con mayor pasión. Se nos va a hacer raro eso de poder deleitarnos con las comparsas de gigantes y cabezudos, los espectáculos teatrales, la música en directo, las competiciones deportivas, o el ya tradicional mercado medieval, que tanto alegraba la llegada del otoño a la ciudad. Pero la verdad es que cada evento que retomamos nos hace recuperar la ilusión de la pasada década.
Vuelve esta festividad en un momento en el que parece que la COVID- 19 ha desaparecido. Hemos puesto a prueba ya a la pandemia en varias ocasiones, algunas de ellas con una gran intensidad, como la propia de las fiestas de San Juan, y parece que la recuperación de la antigua normalidad fue una decisión acertada. El número de casos registrados no es elevado, y, a pesar de que la enfermedad sigue ahí, la gravedad de estos no tiene nada que ver con la de las primeras olas. Un escenario, por tanto, que se antoja como el más propicio para disfrutar de las primeras fiestas de San Saturio de la era post coronavirus. 
Sin embargo, no sabemos muy bien por qué razón, este año los centros escolares solamente le han reservado dos días festivos al patrón, frente a los tres que venían siendo habituales. En las últimas semanas de junio, conocíamos que el día 5 tendremos que volver a las aulas, a pesar de que durante esta jornada todavía hay un gran número de actividades. Así que la infancia, que con la mayor paciencia del mundo se ha adaptado como ningún otro colectivo a la normativa COVID, ha perdido un día de vacaciones respecto a años anteriores. 
Uno de los argumentos que más debate ha generado desde que, allá por marzo del 2020, nos encerrábamos en casa para no salir durante meses, es lo injusto del trato con niños y niñas. Realmente, la idea de que en esta sociedad existe una especie de niñofobia viene de lejos. No obstante, algunas de las decisiones tomadas para con este colectivo en los últimos tiempos, ha hecho resurgir con más fuerza la teoría de que la infancia es tratada en ocasiones como ciudadanía de segunda. Y es que, dicen los defensores de esta tesis, todavía no tienen edad para votar ni producir, y eso hace que parezca que no tienen la misma valía que otros sectores sociales. No obstante, si hay algo que define a este grupo, es que conforman el futuro, y lo único que conseguiremos con un trato injusto y diferenciado es que ese futuro este marcado por esta tónica.
Es una pena que este año hayamos perdido uno de los días no lectivos de la próxima festividad local, tan significativa y especial para nuestra ciudad; y esperemos que en los años venideros podamos volver a recuperarlo, porque los infantes se lo merecen como los que más. De momento, este fin de semana comienzan las tan ansiadas fiestas con las que seguimos saboreando una realidad en la que la enfermedad que tanta angustia nos ha provocado parece una pesadilla de la que por fin hemos conseguido despertar.