He aquí un neologismo, palabra relativamente nueva, que se está extendiendo como reguero de pólvora. Se refiere, como sin duda sabrán, a esa manera de actuar que se limita a acciones de las que se pretende un resultado inmediato sin para en mientes de lo que pueda pasar unos meses o años después.
El cortoplacismo se lleva mucho en las vísperas electorales. Hay que seducir al elector como sea y además de los compromisos vacíos, que es lo que más abunda, el presidente o alcalde de turno desarrolla un despliegue de medios a su alcance para evidenciar su capacidad de gestión y poder presumir de que no ha pasado la legislatura tocándose las narices, cuando no medrando. Ese sería uno de los casos más evidentes del cortoplacismo, pero hay más que podrán detectar a poco que anden por ahí con los ojos abiertos y las neuronas de la memoria activas. Vayan por donde vayan, el campo o la ciudad, encontrarán vestigios de intervenciones, a menudo subvencionadas con fondos ajenos, que en su día sirvieron para que el prócer de turno se tomara las correspondientes fotos que, tras la rueda de prensa in situ, aparecen en los periódicos o las redes. Un tiempo después aquella inútil inversión, cuyos elementos no han sido mantenidos en absoluto, quizá porque no servían para nada, pasa a ser un desecho de tienta que afea y desprestigia el entorno en el que se encuentra.
Hay en la provincia de Soria una cantidad ingente de señalizaciones de parajes, senderos y monumentos que da grima verlos. Debo decir que no es el caso, en general de los espacios catalogados y protegidos que son la excepción. En muchos de esos lugares también hay restauraciones y rehabilitaciones de inmuebles rústicos con valor etnográfico a los que no les ha llegado un leve repasito desde hace lustros y tienden por naturaleza a recuperar su desastrado aspecto, previo a la acción oportunista de quien pilló unos fondos, a menudo europeos, se los gastó, se apuntó el tanto y ahí te quedas. Ejemplos hay por docenas. El refugio de Bocalprado en Covaleda. Sin Uso. La fuente del Salobral en Vinuesa. Otro Tanto. La ruta de los murales de la Trashumancia por las Tierras Altas, inerte.
Tengo la impresión, de que, a menudo, cuando llegan anuncios de programas de inversión que impulsa la Junta, El Estado o Europa, hay que pillarlas como sea y una vez con el dinero en el bolsillo y plazos cortos para gastarlo, hay un concurso de ocurrencias y suele ganar la más absurda de todas. Por ejemplo la Ruta de la Alondra Ricotí o de Dupont. Venga a poner cartelillos y marcar recorridos en los secarrales de Medinaceli y Layna y sólo algunos ornitólogos las ven o las oyen de Pascuas a Ramos.