Claves para lidiar con la rinitis alérgica

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Claves para lidiar con la rinitis alérgica - Foto: Imagen de storyset en Freepik

La primavera ha llegado acompañada de más horas de luz, un aumento de las temperaturas, la floración de muchísimas especies de plantas y también de un gran número de síntomas muy molestos para las personas con algún tipo de alergia. En concreto, y según la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, entre el 20 y el 40 por ciento de la población sufre rinitis alérgica, un trastorno nasal caracterizado por la inflamación de la mucosa nasal a consecuencia de una reacción alérgica desencadenada por sustancias que hay en el ambiente a las que el paciente está sensibilizado.

Como explica el doctor Julio Maset, médico de Cinfa, «la rinitis alérgica es una enfermedad muy común, generalmente estacional y, a menudo, de carácter crónico. No resulta dolorosa, pero sí molesta, por el tipo de síntomas que provoca y que obligan a tener el pañuelo siempre a mano. Aunque en primavera es cuando más alérgenos hay por la cantidad de plantas que florecen, también puede producirse en otras estaciones», dice. 

Los síntomas son similares a los de un resfriado, aunque suelen durar más tiempo, tanto como dure la exposición al alérgeno que lo causa en cada persona. Los más comunes son congestión y secreción nasal acuosa, que puede darse tanto hacia los orificios nasales como hacia la faringe, así como picor de nariz y/o paladar. También puede haber estornudos consecutivos -llamados en salva-, lagrimeo, enrojecimiento y picor ocular y tos.

Estas molestias se producen por la reacción del sistema inmune a ciertos alérgenos que suelen encontrarse en el aire y ser estacionales, como el polen de plantas, árboles y arbustos. En otras ocasiones, son alérgenos perennes, como los ácaros del polvo, el epitelio de los animales domésticos como perros y gatos o sustancias en el ámbito laboral. «Para la mayoría de la población, estas sustancias son inofensivas, pero, cuando penetran en el organismo de una persona alérgica a través de las mucosas expuestas al aire, desencadenan una reacción desmesurada del sistema inmune», describe el experto de Cinfa.

Según la intensidad de sus síntomas y del impacto que produce en la calidad de vida, la rinitis alérgica puede clasificarse en leve, moderada o grave. Como recalca Maset, «en este último caso, puede llegar a afectar al desarrollo de las actividades sociales, laborales y escolares, reducir el rendimiento y la productividad y ser causa de absentismo. Hay que tener en cuenta que suele darse acompañada de otras dolencias como otitis, sinusitis y asma y que la propia rinitis alérgica se considera un factor de riesgo del asma. Además, si no se trata, es habitual la pérdida de sueño, fatiga e irritabilidad».

Para que su impacto en la vida diaria sea menor, es muy importante intentar evitar la sustancia o los factores que lo desencadenan.

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