Universidad de la experiencia, perfil variado y compromiso

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Son más de 150 los alumnos de distintos perfiles que cada semana asisten a las clases en las sedes de Soria y Almazán

Universidad de la experiencia, perfil variado y compromiso - Foto: E.G.M

El Programa Interuniversitario de la Experiencia de Castilla y León, que promueve el Gobierno autonómico, cumple 30 años y El Día de Soria ha querido acercarse al campus Duques de Soria de la Universidad de Valladolid (UVa) y al Centro Cultural Tirso de Molina de Almazán para hablar con la coordinadora, Pilar Rodrigo, y algunos de sus alumnos. La Universidad de la Experiencia comenzó a funcionar en Soria en 2005, con Germán Andrés como responsable, y la evolución ha sido muy positiva, de una veintena de alumnos a los 125 de Soria y los 40 de Almazán, donde también se puso en marcha una sede hace 15 años. El principal objetivo es que los alumnos «disfruten aprendiendo» y ofrecer contenidos y asignaturas que más les interesen.

«Comenzamos con la condición imprescindible de que fueran jubilados, mayores de 65 años, pero hace unos años se estableció la edad mínima en 55 años», apunta la coordinadora. «Hay estudiantes de todo tipo, pero la mayoría tienen estudios y hay pocas amas de casa.Acuden enfermeras, maestras, catedráticos... y el nivel ha subido», añade. Además, son de edades muy diferentes y, como ejemplo, pone el de un alumno que lleva los mismos años asistiendo que ella como coordinadora. Así, los dos alumnos mayores tienen 89 y 91 años y hay bastantes matrimonios, algo que le parece curioso y que ocurre desde hace unos cinco años.

temario y actividades. En cuanto al temario, en Soria se utiliza un modelo tricíclico, en el que «los alumnos de primero, segundo y tercero están juntos». Hay materias obligatorias y en este curso estudian Psicología e Historia. Además, hay un itinerario que selecciona la coordinadora, centrado en Cultura, Ciencia y Sociedad, con Ciencias físicas y de la vida y Economía en Soria y Educación y sociedad (población, inmigración, interculturalidad...) y Educación en Almazán. «Los contenidos son de máxima actualidad», subraya Pilar Rodrigo. Se imparten nociones básicas de Economía y Ciencias físicas de la vida, con profesores que son docentes en la propia UVa, como condición indispensable. En Soria hay ocho profesores en el primer cuatrimestre, que termina en febrero, pero después se cambia de asignaturas y de docentes. En todos estos años, habrán pasado unos 300 alumnos por la Universidad de la Experiencia y unos 60 profesores.

La coordinadora destaca las salidas didácticas (la última el 17 de noviembre al Congreso de los Diputados, pero se realizan tres cada curso) y la participación «como grupo con su impronta» en todos los actos de la universidad, a los que siempre son invitados. «Este año hemos trabajado con el Banco de Alimentos y con la AECC. Ahora vamos a participar con el Sacyl en una serie de actividades formativas complementarias al programa», apunta destacando esa colaboración con otras instituciones fuera de la universidad. 

Pilar Rodrigo comenta que muchos alumnos, desde que quedaron viudos, no saben qué hacer y se animan a matricularse, porque es una oportunidad para socializar en las clases y las actividades al tiempo que se aprenden cosas nuevas de distintas materias. «Acercarse a la cultura y actualizar conocimientos es lo que ofrece esta universidad, porque las clases están muy actualizadas y adaptadas al entorno», destaca haciendo referencia también a la posibilidad de acceder a unos estudios que antes no pudieron realizar por circunstancias diversas. «Se sienten totalmente integrados en este entorno universitario, participan en todo. Tienen los mismos derechos que los alumnos matriculados en grados. Disponen de carnets de estudiantes, toman en préstamo libros  portátiles, van a la cafetería y la biblioteca», incide la coordinadora, que agradece la colaboración «extraordinaria» del vicerrector, José Luis Ruiz Zapatero.

Y, fuera de programa, por ejemplo, Abel Calle, doctor en Física aplicada de la UVa, ofreció otra conferencia de satélites para la observación del planeta y el año pasado abordó el tema de la Antártida, con las conclusiones de sus propios trabajos. A los tres años se les entrega un diploma firmado por el rector y este curso se retomará, tras la pandemia, el acto institucional en el que se lee la lección magistral y la memoria. Igualmente, hay asociaciones de alumnos en Soria y en Almazán.

Marisa Hernández Candeal es la presidenta de la Asociación de Alumnos de la Universidad de la Experiencia, que cuenta en la actualidad con 34 socios en Soria. «Cuando te jubilas queda un vacío muy grande y tienes mucho tiempo libre.Además, es una forma de ampliar conocimientos o recordar lo que se ha olvidado, aparte de la oportunidad de sociabilizar. Un conjunto de cosas que viene muy bien cuando eres mayor», expresa recordando las actividades realizadas y programadas «culturales y también de esparcimiento» y su implicación e integración en la universidad. Sin duda, recomendaría a otras personas a inscribirse. «Hay un perfil variado y somos más mujeres que hombres, pero en los últimos años se van incorporando más. Cuando yo empecé éramos prácticamente casi todo mujeres pero ahora está cambiando», comenta esta alumna desde hace nueve años.

Manoli Martínez, que representa a los alumnos de Almazán en la asociación de la que es vicepresidenta, comenta que supone una oportunidad para que la gente mayor ya jubilada «tenga un lugar en el que continuar aprendiendo y repasar los conocimientos con una gran variedad de contenidos y profesores que hacen que sea más ameno», además de entablar amistades y conversaciones en el ámbito universitario y participar en reuniones y actividades, como visitas culturales. Para este curso han proyectado viajes a Madrid (al Palacio Real) y a Valladolid, además de una visita con el cronista de Almazán, José Ángel Márquez, para conocer las reformas de la muralla. 

De los 27 miembros del colectivo en Almazán, la mayoría son personas que han estado vinculadas a la enseñanza, la banca, el turismo, el comercio, las tareas del hogar... «Hace seis años que me matriculé por primera vez y había poca gente, con la asociación se impulsó y cuando se recuperó llegó la pandemia y bajaron las cifras, porque la gente tenía miedo y no quería asistir. Ahora hemos hecho promoción con la asociación y se ha animado la matrícula», comenta satisfecha. A las clases en esta localidad acuden también alumnos de Baraona y El Burgo de Osma.

cultura y novedad. María Fuencisla Sastre, funcionaria jubilada de 91 años, es una de las alumnas de la Universidad de la Experiencia de Soria, a quien le motivó «la afición por la cultura durante toda mi vida, porque hemos tenido la suerte de estar muy próximos a intelectuales como Julián Marías y Miguel Delibes, y el deseo por conocer muchos aspectos de la misma». Así se matriculó cuando tuvo la oportunidad -en una época en la que se sentía «desorientada» porque acababa de fallecer su marido, Emilio Ruiz- para seguir vinculada al ámbito cultural. Además, apunta a la oportunidad de sociabilizar a través de las clases, las conversaciones, las excursiones... «Mientras mi cabeza funcione quiero estar abierta al mundo, a la vida...», sostiene la alumna, quien reconoce que le cuesta algo más la Economía y la Física, aunque todo le interesa.

Otro de los alumnos es Santiago Monge, veterinario de profesión, que se animó a seguir tras matricularse el primer año y destaca los contenidos y esa obligación de asistir tres días a clase, así como la oportunidad de relacionarse con otros compañeros y «aprender cosas nuevas». Entre las materias que más le llaman la atención, se encuentran Psicología, «algo nuevo en lo que yo no había profundizado nunca», e Historia, «con un punto de vista diferente a cuando yo lo estudié». «Las que tienes base te resultan más agradables y las que son nuevas te resultan atractivas porque no las conoces. Siempre se aprende algo», añade. Por su parte, Jesús Hernández, profesor de FP de Madera, indica que a los alumnos les mueve la curiosidad, ampliar estudios para satisfacer sus necesidades, socializar o la «espinita clavada» porque en su momento no pudieron asistir. En su caso, «casi todo es nuevo» pero se siente muy a gusto porque continúa después de diez años (desde 2012, cuando se matriculó por primera vez en el programa).