Manuel Juliá

EL TIEMPO Y LOS DADOS

Manuel Juliá

Periodista y escritor


El viejo periodismo

05/06/2023

Hay libros que pasan por tus ojos como un barco que se pierde por el horizonte, y nunca más vuelves a ver, y otros, pocos, desde su primera frase se vierten hacia dentro llegando a tu sensibilidad y ya se quedan para siempre. Te acompañan como sabios amigos que te entregan la respuesta necesaria o la pregunta precisa. 
A veces, esos libros que se convierten en fundamentales en tu vida, tienen esa luz que se hunde en la caverna de la memoria e iluminan épocas que el tiempo va hundiendo en la nada o en la inconsistencia. Esto último me ha pasado, precisamente, con la lectura de Vagalume, del leonés Julio Llamazares, cuya prosa llena de poesía y vida está para mí entre las mejores del momento actual. 
Julio Llamazares cuenta una historia enclavada en aquel viejo periodismo lleno de aliento literario, amistad y respeto por la actualidad. Un periodismo de vibrar noctámbulo, pues era normal que una vez cerrado el periódico se continuara en el bar la conversación de la actualidad que se convertía en vital existencialismo, o nostalgia literaria de la vida, palabras en la noche tiznadas aún con la tinta de la linotipia.
Ese viejo periodismo fue llamado nuevo cuando Truman Capote, Tom Wolfe o Norman Mailer nos descubrieron que reseñar la actualidad es algo más que ejercer de fríos notarios, porque la vida, y cualquiera de sus actos, pueden desde la prensa llegar a los ojos del lector como ese cuento que dice Shakespeare, en este caso, no contado por un idiota, sino por el escritor que necesita también ser en el periodismo. 
Echo de menos esas noches que, según me cuentan amigos periodistas, ya no tienen sentido, pues el periódico nunca cierra. También esa prosa literaria imposible en medios que se reciclan casi al minuto, como si no hubiese tiempo de parar, engullir y hacer la digestión de las noticias, las que interesan de verdad. 
Parece que lo único importante es saber qué pasa al momento en cualquier lugar del mundo, como si la inmediatez fuese lo único importante. Estamos ciertamente sobreinformados de noticias que no nos interesan. La ansiedad por saber al minuto nos complica gozar de las crónicas y las columnas, cuando una ración diaria de literatura creo que es necesaria en una sociedad que, merced a la economía verbal de las redes sociales, está reduciendo el vocabulario cotidiano. Y no olvidemos que el lenguaje es el mayor activador de la inteligencia.
Vagalume es una gran novela de intriga, literatura y también de periodismo. Como el autor explica, somos muchos los que hemos llegado al periodismo por la literatura, muchos los que escogimos esa carrera porque al cabo de lo que se trata es de escribir. Ambos van muy de la mano y sentiría que poco a poco el periodismo literario se vaya esquinando en esta vorágine de necesidades innecesarias en la que todos vivimos.