Una cena a bordo del Titanic

Sonia Almoguera
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El restaurante Quintanares recreará los días 4, 11 y 25 de marzo el último banquete que disfrutaron los pasajeros de primera clase del buque antes de su naufragio

Una cena a bordo del Titanic

La noche del 14 al 15 de abril de 1912, el selecto pasaje del Titanic, el transatlántico más moderno, rápido y lujoso de su época, disfrutó de un gran banquete compuesto por 10 exquisitos platos elaborados por el prestigioso chef francés Auguste Escoffier. Sería el último. Pocas horas después, el buque se hundió en las frías aguas atlánticas a 600 kilómetros de Terranova tras chocar con un iceberg. El resto es historia y, por supuesto, una película. Dirigida por James Cameron y protagonizada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, hace justo 25 años pulverizó la taquilla de todo el mundo, la excusa perfecta para que el Restaurante Quintanares de Rioseco de Soria inicie con un homenaje a esta producción cinematográfica su nuevo ciclo de cenas tematizadas vinculadas al séptimo arte. 

Durante las noches del 4, 11 y (tras el éxito de la propuesta) 25 de marzo comedor de los Quintanares se transformará, para ello, en el del famoso transatlántico en el que los comensales/ pasajeros podrán degustar siete de los 10 platos que se sirvieron en primera clase aquella aciaga última noche de travesía. Son, en realidad, una adaptación bastante fiel (con algún cambio de ingredientes en algún caso puntual) de aquellos platos que ha realizado el chef Manuel Canal, que dedicó su trabajo fin de grado a investigar y replicar el último menú que se sirvió a bordo del Titanic. Se podrán degustar nueve de los 10 platos que componían el menú de aquella última cena. Canapés de langostinos con mantequilla de crustáceos sobre tostada melba, crema de cebada con guarnición de croutons y nata semimontada, salmón pochado en caldo corto napado con salsa muselina y guarnecido con pepinos y eneldo, pollo rebozado de tomillo en salsa de cebolla, tomate y vino blanco, berenjenas rellenas de champiñones, migas de pan, ajo y arroz gratinadas con parmesano al aroma de orégano y albahaca, cordero asado al romero servido con salsa y guisantes a la menta; ponche champagne y cítricos, cordorniz asada sobre berros decaídos, pudding de manzanas reinetas, sultanas, avellanas y jenjibre y helado de vainilla compondrán un menú que, gracias a elementos de atrezzo y la música de la época se convertirá en una experiencia inmersiva como si, salvando las distancias, realmente se estuviera a bordo del Titanic.

De hecho, apunta Juan José Sevillano, responsable del Restaurante Quintanares, habrá mesas grupales «como en los cruceros» y los propios camareros irán vestidos a la manera de la época. «Y no es obligatorio, pero las personas que quieran disfrazarse también podrán hacerlo y, además, en las mesas se dejarán pequeños 'guiños' de atrezzo por si los comensales quieren ponérselos», destaca Ana Hernando, la maestra de ceremonias de este regresivo viaje a bordo del transatlántico más famoso del mundo. 

Su función será, precisamente, contextualizar, «situar a los comensales en la época» con pequeñas pinceladas históricas, aunque, insiste, será la fuerza evocadora de la música, a cargo del joven cuarteto de cuerda soriano Blumine, la encargada de transportar al público no sólo al año 1912. «Vamos a intentar que la gente se sienta como si estuviera cenando en el Titanic», añade Sevillano.

Los sabores, sin embargo, no serán muy diferentes a la cocina contemporánea. «Escoffier fue casi como un visionario y sus menús son muy actuales», argumenta Hernando.

Desde la poesía. Las veladas cine-gastronómicas recogen el testigo de las veladas poético-musicales que los Quintanares llevó a cabo durante cinco años vinculados a grandes poetas como Antonio Machado, Gerardo Diego, Gustavo Adolfo Bécquer o Federico García Lorca que tuvieron una especial relación con la provincia de Soria. «Paramos por la covid», recuerda Sevillano. 

Superada la pandemia, era el momento de iniciar un nuevo ciclo vinculado al cine, explica el gerente del restaurante en una época «en la que no hay tanto trabajo» entre Carnaval y Semana Santa. Pero el éxito de la iniciativa, sin embargo, les ha desbordado. «Difundimos el cartel promocional el miércoles de la semana pasada en redes sociales. El viernes ya no había mesa disponible en las dos fechas programadas y tuvimos que ampliar a una tercera. No esperábamos tanta repercusión», confiesa Sevillano.

Además del comedor, el hostal también está completo gracias a grupos que disfrutarán de las cenas. Incluso van a recibir a gente que viene expresamente desde Alemania para disfrutar de esta velada con la que se busca sobre todo, explica el responsable del restaurante, «salir de la rutina y darnos a conocer». 

El gran volumen de reservas motivó que se sumara una jornada más las cenas, aunque a mediados de esta semana ya sólo quedaban «dos o tres plazas». Ampliar la iniciativa a más veladas está complicado por la disponibilidad de la maestra de ceremonias y del chef que ha diseñado el menú. Sin embargo, ya se piensa en la próxima edición de Cenas de película adaptando los menús a la propia producción cinematográfica. «Teníamos muy claro que este primer año tenía que ser Titanic porque además se conmemora el 25º aniversario del filme, pero tenemos otras opciones», adelanta Ana Hernando.