La agenda del cura: los sacerdotes cada vez asumen más pueblos

A.I.P.
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Tres párrocos cuentan cómo se organizan para poder llegar a todas las localidades que tienen asignadas

La agenda del cura: los sacerdotes cada vez asumen más pueblos - Foto: Ana Renta

Sábado 16 de septiembre. El sacerdote Vicente Molina oficia por la mañana la misa de un funeral en El Burgo de Osma, localidad en la que reside. Por la tarde, se desplaza a Valdenebro (diez kilómetros), desde el barrio burgense a Fuentepinilla (27 kilómetros) y regreso a la Villa Episcopal (34 kilómetros). Domingo, día 17, misa en Tajueco (24 kilómetros), a las 11.00 horas, y en Bayubas de Abajo (5,7 kilómetros), a las 12.30. Y un cuarto de hora tiene que emplear en el camino de vuelta (16,5 kilómetros). «No hago más porque estoy recién operado [...] Vas pillado y corriendo», explica el párroco. Es un ejemplo de lo que puede ser la agenda habitual de un cura rural en la provincia de Soria, aunque en el caso de aquellos sacerdotes más jóvenes y que tienen asignados un mayor número de pueblos, el ritmo crece notablemente.

También hay que tener en cuenta que su tarea no se circunscribe a sábados y domingos. Un calendario, en el que va apuntando pueblos y horarios, sirve de cuadrante para Vicente Molina. Esta misma semana, el martes por la tarde es el turno de las confesiones con las Carmelitas Descalzas (cada dos semanas) y el jueves volverá a Bayubas de Abajo porque el domingo no toca misa en esta localidad.

«A los más grandes, Bayubas de Abajo, Tajueco y Valdenebro -entre los tres no suman 200 residentes habituales- voy tres domingos al mes para poder ir a otros. Y a otros, como Valverde de los Ajos y Osona, solo voy el día de la fiesta», cuenta el sacerdote que se ocupa de doce poblaciones del Arciprestazgo de El Burgo-San Esteban: Bayubas de Abajo, Bayubas de Arriba; Valdenebro; Tajueco; Andaluz; Torreandaluz; Fuentepinilla; Osona; Valderrueda; Valderrodilla; Valverde de los Ajos; y Fuentelárbol.

La semana continúa y, el viernes por la tarde, Vicente Molina se ocupará de las confesiones de las hermanitas de los ancianos en la villa burgense, una tarea que no tiene asignada, pero que la desempeña «para descargar trabajo» a los compañeros de El Burgo de Osma. Ya el sábado oficiará de nuevo dos misas en Bayubas de Arriba y en Osona o Andaluz -por determinar en el momento de la entrevista- y también tiene las fiestas de la Asunción en Torreandaluz. El domingo se desplazará a Valderrueda y Valderrodilla. «Y hay que preparar las misas antes», puntualiza el cura.

El padre Molina repasa su historial médico: dos trasplantes de médula y la reciente intervención quirúrgica para extirparle un tumor de la que aún se está recuperando. Con 67 años, no es de los sacerdotes más mayores de la provincia de Soria teniendo en cuenta que de 50 que prestan servicio, una decena tiene más de 75 años y siguen en activo.

«Cada vez somos menos y llevamos más pueblos. En un futuro, los fieles tendrán que desplazarse a los pueblos más grandes», considera Vicente Molina. Él fue el último cura que vivió en Deza hasta el año 2002 y desde 2006 vive en El Burgo de Osma para estar un poco más cerca de Salamanca, donde fue trasplantado y también operado este verano. «Después de todo lo que he pasado, vivo el día a día. No pienso en el futuro», reflexiona.

El sacerdote compagina sus tareas religiosas con la que la que fue su «primera vocación», que no es otra que las artes plásticas. «Fui al seminario con 30 años y hasta los 27 años, en Madrid, me dediqué a la pintura y a la escultura», explica el presbítero. Parte de su trabajo puede verse estos días en la catedral burgense y, recientemente, ha expuesto en el Museo Diocesano, la Facultad de Telecomunicaciones y Cáritas en Barcelona. Cabe destacar, asimismo, su muestra conjunta con obras de Antonio Oteiza en la Sala de Exposiciones Portaleburu, Azkoitia (Guipúzcoa).

Franciscanos y 13 parroquias. Los recientes nombramientos del obispo de Osma-Soria, Abilio Martínez Varea, de cara al próximo curso pastoral asignaron al reverendo Jesús Muñoz las parroquias de Almenar, Cabrejas del Campo, Candilichera, Carazuelo, Cubo de Hogueras, Duáñez, Martialay, Mazalvete, Ojuel, Ontalvilla de Valcorba, Castejón del Campo, Peroniel del Campo y Esteras de Lubia. También es el rector de la iglesia de los  Padres Franciscanos de la capital soriana, donde oficia misa de lunes a viernes a las 10.30 horas para una treintena de asiduos, y capellán de la Cofradía del Ecce Homo. «No es mi intención llevar agenda. Me fío de mi cabeza», bromea.

En sus nuevas atribuciones, por el momento, solo ha empezado en Almenar. Aún no ha concretado cómo se repartirá en las trece parroquias asignadas, ya que advierte de que aún le queda trabajo de campo por delante para determinar cómo llegar a los católicos de estos pueblos. «A la mitad, creo que iré cada 15 días [...] En algunos sitios tengo qué ver el número de fieles y conocer el pueblo [...] Hasta que no pasen las fiestas de algunos, no habrá un planning definitivo», avanza. Mientras, en parroquias como la de Almenar, su intención es acudir cada domingo.

Lo que tiene claro es que «a más de tres pueblos», si no hay necesidad, no se desplazará en la misma jornada. «Cuatro son demasiados; mal para el sacerdote y mal para los pueblos», sostiene este cura de 71 años, que antes de las nuevas competencias se ocupaba, junto a otro compañero, de la parroquia de San Pedro y 16 poblaciones. «Ahora tengo para mí solo siete pueblos y seguiré llevando los de la carretera de Calatayud», apunta.

Evidentemente, el presbítero Jesús Muñoz    pone de relieve la causa del problema: son pocos sacerdotes y «maduritos». «No hay relevo. La implicación de los laicos tiene que ser ya. Ahora hay cuatro jóvenes en la Facultad de Teología, todos extranjeros. Pero no es suficiente [...] Así que habrá que continuar hasta que el cuerpo aguante. Porque la Soria despoblada, a las alturas que estamos, es difícil poblarla», considera este cura nacido en Almarail.

Aunque fue durante años abad de la concatedral de San Pedro, templo al que sigue estrechamente vinculado, y fue docente en el Seminario, Jesús Muñoz se siente «un cura eminentemente rural». «En los pueblos es donde me siento esponjado», reconoce.

En los próximas días, además de su tarea en la iglesia de los Padres Franciscanos y las parroquias rurales, Jesús Muñoz participará también en la novena de San Saturio, que empieza el 24 de septiembre.

Próxima parada, almazán. El 1 de octubre, el sacerdote nicaragüense Álvaro Chávez comenzará su labor como párroco 'in solidum' de la Unidad de Acción Pastoral (UAP) de Almazán. El pasado mes de marzo, El Día de Soria se desplazó a la parroquia de Nuestra Señora de los Milagros de Ágreda para conocer la historia del primer sacerdote extranjero de la provincia, que antes de llegar hace tres años a El Burgo de Osma había ejercido, principalmente, como misionero en Uganda y Japón. En la villa agredeña ha estado casi dos años, repartiéndose el trabajo con Alberto Blanco, no solo en la parroquia de Ágreda, también en Vozmediano, Añavieja, Valverde de Ágreda, Aldehuela de Ágreda, Fuentes de Ágreda y Vozmediano. «Nos vamos alternando en los pueblos en los que hay más gente; donde apenas hay vecinos, solo vamos en las fiestas», subraya el presbítero.

A la media docena de poblaciones que atienden acuden el sábado por la tarde y el domingo por la mañana, a lo que suman las visitas pastorales que llevan a cabo para estar con los habitantes de estas pequeñas localidades del Moncayo. «A Aldehuela y Fuentes solo vamos en verano, el sábado por la mañana. En los otros cuatro, hay misa todos los fines de semana», sostiene.

Este fin de semana será el último en la circunscripción moncaína. La previsión dominical para el padre Chávez es la siguiente: a las 10.00 horas, misa en Dévanos (que dista 11 kilómetros de Ágreda); después, a las 11.15, es el turno de la eucaristía en Añavieja (a casi seis kilómetros de Dévanos); por  último, a las 13.00 horas, en Noviercas (a 30 kilómetros de Añavieja); y regreso a Ágreda (25 kilómetros).  Hay que aclarar que Noviercas forma parte de la UAP de Ólvega, de la que es titular Alberto Cisneros, si bien Álvaro Chávez también ha colaborado con él en este tiempo y acude, asimismo, a oficiar misma a Borobia.

Antes, el sábado por la tarde, el sacerdote nicaragüense se desplazara a Vozmediano para estar allí a las 18.00, una misa vespertina que ya estableció el párroco anterior que se ocupaba de la zona. Todo ello, atendiendo las necesidades de Ágreda: catequesis, convento de las Concepcionistas, residencia de ancianos, misas en la parroquia de Los Milagros...

«Intentamos no dejar a los pueblos sin misa semanal. Para uno solo, mal; vas muy pillado [...] Hay días que acabas reventado », advierte Chávez. En su opinión, es necesario «preparar a todo el mundo» para lo que se prevé en un futuro, teniendo en cuenta la clara ausencia de relevo y de vocaciones.

DE SEIS A TREINTA. La provincia de Soria cuenta con 540 parroquias, muchas de las cuales están despobladas o con muy pocos fieles, lo que complica su atención pastoral, apuntan desde la Diócesis de Osma-Soria. Y es que, actualmente, hay 77 sacerdotes, de los cuales 31 tienen menos de 65 años; otros nueve de 66 a 74 años; y diez tienen más de 75 años, pero siguen en activo. Por lo tanto, 21 están retirados. La media de edad es de 72 años. Hay curas que tienen a su cargo seis o siete parroquias, pero en algunos casos son veinte o treinta. Por ejemplo, José Antonio Pacheco, párroco 'in solidum' de Nuestra Señora del Espino, también se ocupa de 33 poblaciones del Campo de Gómara, buena parte de ellas sin habitantes habituales, o José María Cordero de Sousa, de una veintena en la zona de Medinaceli.