Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Me confieso aterrorizado, pero ¿es eso terrorismo?

30/01/2024

Espero que el juez García Castellón, a quien hace tiempo que conozco y respeto, sepa perdonarme por discrepar de su opinión achacando a actos terroristas algunos de los lamentables sucesos vividos durante el 'procés'. Sé que sin duda sus fundamentos jurídicos son mejores que los míos, faltaría más, pero también entiendo que las presiones ambientales -llamémoslo así- influyen inevitablemente en las decisiones de quienes se sienten, por cargo o por encargo, en el epicentro del terremoto.

Mucho me temo que la discusión, en la sesión parlamentaria de este martes, acerca de si Puigdemont y sus secuaces, incluidos los Comités de Defensa de la República independentista, se centrará en el carácter terrorista o no de esas acciones. Que son indudablemente delictivas y merecedoras de una traducción penal, pero, en opinión de no pocas fuentes, y no solo pro-gubernamentales, son solo muy discutiblemente terroristas. Y ese debate, que será enconado, nos va a alejar del verdadero tema de fondo: ¿es la amnistía, sin necesariamente implicar delitos de terrorismo, un paso constitucional?

El presidente del Gobierno, olvidando afirmaciones anteriores en contrario, nos dijo este domingo, en una entrevista periodística, que no solamente es constitucional, sino que redunda en una mejora de la Constitución y, claro, de la normalización de las relaciones con Cataluña, como indica el propio título de la proposición de ley orgánica de la amnistía. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, asegura literalmente lo contrario: la aplicación de la amnistía acaba con la Constitución.

Esto es lo que, a mi entender, debería debatirse en la importante sesión parlamentaria de este martes: la esencia constitucional, no el carácter presuntamente terrorista del boicot a un partido de futbol o el corte de una carretera, cual figura en la argumentación del juez.

¿Son "los actos de desobediencia, cualquiera que sea su naturaleza, desórdenes públicos, atentado contra la autoridad, sus agentes y los funcionarios públicos, resistencia u otros actos contra el orden y la paz pública" amnistiables, como se indica en el texto de la proposición de ley que se debate en el Congreso dentro de pocas horas? ¿Son todos estos supuestos delictivos terrorismo puro o más bien constituyen delitos de alteración del orden público, atentado a la autoridad, lesiones y otros actos naturalmente punibles, pero que no llegan a merecer la vitola de 'terrorismo', aunque solo sea semánticamente? Opiniones hay para todos los gustos, como cada vez que se debate en España alguna cuestión jurídica de calado.

En todo caso, y reitero mis disculpas al magistrado García Castellón, que ha visto en el carácter terrorista de las actuaciones de Puigdemont y compañía una vía para impedir la aprobación de la ley, una aprobación que parece segura en cuanto a número de escaños que la apoyan, lo sustancial no es si hay un terrorismo de primera y de segunda, 'light' o 'hard'; sino si la amnistía debe o no entrar en vigor dentro de más de dos meses, una vez que pase una tramitación hostil, pero inocua, en el Senado. Dilucidar de una vez si los padres constituyentes, al redactar el artículo 62 de la Carta Magna, que prohíbe los indultos generales, consideraron innecesario incluir la amnistía en el texto, por entender que si se veta un perdón 'menor', menos aún podría permitirse un perdón 'mayor', como la amnistía, que no deja huella del delito.

Pero estamos de nuevo embebidos en el dedo que señala a la luna, y olvidamos la existencia de la luna, es decir, el hecho de que Puigdemont 'et alia' puedan estar paseando dentro de diez o doce semanas por la calles de Girona, incluso haciendo campaña electoral. Eso es lo que nos estamos jugando en este trámite -lo califico así porque el resultado está cantado- parlamentario, que posiblemente para nada refleja la voluntad real de muchos millones de españoles, quizá una mayoría. Pero eso, claro, a estas alturas, me pregunto no sin amargura, ¿tiene importancia? A mí, entre unos y otros, con todas estas batallas en medio de la nada y para nada, con estos espectáculos mendaces y de vuelo corto, me tienen profesional y ciudadanamente aterrorizado, pero ¿es eso terrorismo?