Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Primer año, primer examen

07/04/2023

Cuando se ha cumplido un año de la llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del PP, las previsiones tienen viento de cola para los intereses de su partido. Quizá no de forma tan nítida como se esperaba, pero suficiente para mantener la tensión y alimentar la sensación de cambio de ciclo. También Pablo Casado encabezaba las encuestas, pero existía la sensación de que no tenía suficiente entidad para destronar a Pedro Sánchez y se aprovechó su desliz con Isabel Díaz Ayuso para acelerar su defenestración. 

Lo que no ha cambiado entre uno y otro liderazgo en el PP ha sido la demanda de anticipar las elecciones, una petición que ha chocado, en primer lugar, con la fortaleza del bloque de la investidura que ha sostenido al Gobierno de coalición en el Congreso y con una acción política que pese a sus cesiones a los independentistas, contradicciones, fallos legales, o los problemas para que las ayudas del escudo social lleguen a sus destinatarios y los fondos europeos a las empresas, ha servido para paliar el impacto de la pandemia y de la guerra de Ucrania

La resistencia y mejoría de la economía española a pesar de todas las previsiones agoreras ha dejado descolocado al PP, sobre todo cuando algunas de sus decisiones más arriesgadas han recibido el aval de Bruselas y si, como se afirma,  los datos, con la sombra de los fijos discontinuos, se encuentra en cifras históricas, que como la victoria, tienen cien padres, y tanto el Gobierno como las comunidades autónomas de todos los colores políticos se arrogan el éxito, devaluando el discurso catastrofista. Ocurre además que el silencio del líder popular sobre qué hará si llega a La Moncloa comienza a ser clamoroso y se empieza a demandar más claridad sobre sus decisiones futuras, que mantiene en la nebulosa porque sabe que hablar de recortes resta posibilidades electorales.

Feijóo, que llegó con vitola de moderados y pactista sufrió los rigores de sus propios compañeros más derechizados y a sus errores de apreciación -que permitió a Sánchez preguntarle si actuaba por desconocimiento o mala fe-, se encuentra en este momento, junto a la dirección del PP, en busca del tono y el objetivo central de su labor de oposición, sin que se cumplan las previsiones apocalípticas en materia económica. Con Cataluña pacificada con diálogo y ley, que, aunque modificada tampoco ha tenido los efectos que esperaban los independentistas, y con los acercamientos de los presos de ETA al País Vasco contrarrestados por los que realizó Aznar, el mayor hueco por el que pueden penetrar las críticas al Gobierno son los efectos de las leyes promovidas por las ministras de Unidas Podemos y la situación interna del 'tripartito'. 

El líder del PP pasará examen, por personas interpuestas, el próximo 28-M y de sus resultados obtendrá la primera evaluación de su labor de oposición, con tiempo para variar el tiro si los resultados no son los esperados y sobre los que han rebajado las expectativas.