El turno de oficio denuncia guardias pagadas "tarde y mal"

Sonia Almoguera
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Un total de 37 letrados prestan este servicio en la provincia todos los días del año por 81 euros que no siempre perciben

El turno de oficio denuncia guardias pagadas "tarde y mal" - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez Martínez

Son las 23.50 horas. Desde un cuartel de la Guardia Civil en la provincia recibe un aviso. Se ha producido una presunta agresión sexual con varias víctimas. La abogada María del Pilar Sanz está de guardia en el turno de oficio y debe asistir al presunto autor de los hechos. El día está siendo movido. Por la mañana ha tenido un requerimiento de un investigado por un presunto caso de violencia doméstica. Nunca hay jornada tranquila, recalca. Es imposible prever qué va a ocurrir, así que tiene que estar dispuesta para cualquier suceso y también para defender lo mejor posible tanto a las víctimas como a los acusados o investigados que reclamen su derecho constitucional de letrado de oficio. Durante 15 días debe estar preparada para salir corriendo a la Comisaría Nacional de Policía, la Guardia Civil o los juzgados, para comer a horas intempestivas, para no hacer planes personales o familiares durante las dos semanas de duración de la guardia. María del Pilar Sanz es uno de los 37 letrados que integran el turno de oficio en Soria, un servicio que se coordina desde el Colegio de Abogados y que garantiza la asistencia letrada los 365 días del año, las 24 horas de cada jornada, en todo el territorio de la provincia. 

Desde esta entidad se elabora un listado trimestral de guardias, un calendario que se estructura en períodos de 15 días de duración y que está compuesto por un equipo de dos abogados: letrado titular y suplente, para facilitar la coordinación de los casos y actuaciones que puedan darse con simultaneidad. La prestación se refuerza con un abogado más para juicios rápidos en guardias de 24 horas. El turno de oficio es voluntario y, claramente, una cuestión vocacional. Cada servicio, insiste Sanz, es diferente. No hay dos iguales. Pero la media de servicios realizados puede moverse entre las 15 y 20 asistencias, aunque hay veces que se superan las 30. Su última guardia, del 19 de febrero al 4 de marzo, rondó la veintena y comenzó defendiendo a una víctima de violencia de género, uno de los delitos que, destaca, más se tratan actualmente en el turno de oficio. La primera semana de guardia, representan judicialmente a detenidos, investigados y presos de modo suplente, así como a las víctimas de violencia de género y de agresiones sexuales; la siguiente, pasan a ser titulares en la defensa de presuntos delincuentes, investigados, reclusos y, si hay algún caso, también de los menores. «Son dos semanas muy intensas en las que terminas agotada», insiste la letrada. «Pueden llamarte a cualquier hora del día o de la noche desde cualquier punto de la provincia. Comes a deshoras, hay días que no duermes porque te has acostado a las 5.00 y a las 9.00 ya te están llamado para otra cosa a la que tienes que asistir», apunta. Conciliar vida laboral y familiar y, por supuesto, los propios casos que se llevan en cada bufete particular, es complicado. 

En su caso, lleva 31 años, los mismos que en el ejercicio de la abogacía, en el turno de oficio, una labor recogida en la propia Constitución española que, sin embargo, tal como ha denunciado en reiteradas ocasiones el Colegio de Abogados de Soria y el Consejo General de la Abogacía, sigue muy poco reconocida tanto a nivel ciudadano como a nivel económico por parte del Estado. «Se nos paga poco, tarde y mal», subraya Sanz. Sin embargo, recalca, el turno de oficio cumple con un «servicio muy importante en la sociedad» y en una democracia porque todo el mundo, independientemente de su nivel adquisitivo o de si es inocente o culpable, tiene derecho a la defensa. «No porque seamos de oficio vamos a defender peor. Al contrario. Desde el minuto uno hasta el final, tenemos una responsabilidad. Sabemos que, en muchas ocasiones, está en juego la libertad», indica la letrada. En muchos casos, especialmente para los que empiezan en el mundo del Derecho, el turno de oficio es una escuela «en la que ves cosas nuevas que generalmente no llegan a tu despacho» como, por ejemplo, grandes operaciones antidroga. Es lo que los abogados llaman, en el argot profesional, el «barro», dispositivos policiales muy intensos en los que deben estar presentes y que se desarrollan durante horas en medio de grandes despliegues, «con perros oliendo los estupefacientes» y registros exhaustivos. Aunque si hay casos muy amargos, éstos, añade Sanz, son los vinculados a delitos sexuales a menores, en los que a lo largo de los años le ha tocado defender en las guardias del turno de oficio tanto a víctimas como a presuntos agresores.  

En este servicio siempre hay que estar preparado para todo, aunque últimamente, abundan los delitos de violencia de género. Durante su última guardia, la letrada tuvo que atender tres casos como abogada defensora de las víctimas. De hecho, con uno de estos casos comenzó su servicio la semana del 19 de febrero. Sobre las 16.00 horas recibió una llamada desde un cuartel de la Guardia Civil en una localidad de la provincia. Son casos duros en los que, aunque la función principal es dar una asistencia jurídica, también es importante ofrecer apoyo emocional. Son personas que se encuentran en «una situación muy vulnerable tras sufrir un episodio violento o amenazante», indica. En medio de ese momento tan delicado, los abogados de oficio tiene que explicar claramente que, por ley, tienen derecho a asistencia gratuita de abogado, así como de todo lo que implica formular la denuncia y el proceso judicial que irá aparejado. «Tienes que fijar muy bien los hechos, las fechas, los lugares, los testigos», detalla. Muchos de los servicios de defensa de violencia de género que se asisten desde el turno de oficio pueden prolongarse durante meses o incluso años. En el caso del primero que atendió esta letrada durante su última guardia, hay señalado juicio para el próximo martes 19 de marzo. «Luego puede haber recursos de apelación» y otros procedimientos judiciales de ámbito civil, en caso de que los haya. A lo largo de su última guardia, María del Pilar Sanz tuvo que acudir al llamamiento de otras dos víctimas de violencia de género. Una de ellas pidió orden de protección y el caso se ha transformado en una proceso judicial que necesitará más investigación y diligencias. La otra no denunció. 

declaraciones. Paralelamente, en esa primera semana de guardia la abogada tuvo que defender a dos investigados que acudieron sin abogado contratado a sus declaraciones en sede judicial. Son servicios complejos, asegura Sanz, porque en muchas ocasiones tienen muy poco tiempo para preparar el caso y proporcionar la mejor defensa posible al declarante. «No sabes de qué va el asunto», insiste, y para ponerse al día sólo les facilitan las diligencias (un escrito con los hechos que se denuncian). Las estafas y las suplantaciones de identidad son actualmente los casos más habituales, aunque los hay de todo tipo. Para los asuntos más complicados, los juzgados suelen mandar con antelación la documentación. El 26 de marzo, ya en su segunda semana de guardia del turno de oficio y como titular en la asistencia a detenidos, presos e investigados, la letrada tuvo que defender a una persona detenida en Soria por requerimiento de un juzgado de Zaragoza por no abonar el importe de 480 euros de una multa que le fue impuesta como autor de un delito leve. La actividad continuó con la asistencia a un investigado por un presunto delito de violencia doméstica. 

Esa misma noche, rozando el inicio de la madrugada, desde un cuartel de la Guardia Civil requirieron su presencia ante la detención de un presunto agresor sexual. Por la mañana, tras estar presente en la toma de muestras de ADN y pasar a disposición judicial (fue puesto en libertad con orden de alejamiento de las víctimas), tuvo que atender a otro investigado en el juzgado de guardia a través de videoconferencia (la mujer se encontraba en Madrid) por un presunto delito de apropiación indebida de un vehículo. En los huecos libres, resolvió dos consultas de internos del Centro Penitenciario de Soria, un servicio que desde finales del año pasado, gracias a la colaboración de la dirección de la cárcel y el Colegio de Abogados, se realiza por videoconferencia a través de un programa seguro y confidencial. En total, María del Pilar Sanz realizó una veintena de actuaciones. ¿Una guardia tranquila? «Nunca las hay», reitera. Este viernes desempeñará, asimismo, el turno de 24 horas para juicios rápidos, un servicio que le toca aproximadamente cada mes. Hasta dentro de unos ocho meses no volverá a vivir de nuevo las dos semanas intensas de guardia en el turno de oficio.