Retazos de historia de un Collado "vivo"

S.Almoguera
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El comercio a lo largo de más de dos siglos y ahora los negocios hoteleros sustentan la principal actividad de esta calle a la que Tomás Pérez Frías y María Jesús Arlegui dedican una exposición que se puede ver hasta el 20 de noviembre

Retazo de historia de un Collado "vivo" - Foto: E.G.M

Canalejas, General Mola, El Collado son tres formas de dar nombre a lo largo del tiempo a la crónica de la ciudad de Soria, una historia que, en poco más de 300 metros, entre las plazas Mayor y la calle Marqués de Vadillo, concentra la vida social, festiva, cultural y económica de la capital. Literalmente centro geográfico de la ciudad en su discurrir entre los cerros del Mirón y del Castillo, El Collado (denominación que recuperó en el año 1979), sigue siendo la principal arteria comercial del municipio, heredera de aquella efervescencia de pequeñas tiendas o de grandes almacenes en los que se podía encontrar todo lo necesario.

La exposición El Collado, un paseo comercial a pie de calle. Memoria y recuerdo, que podrá verse hasta el próximo 20 de noviembre en el Espacio Cultural Alameda, recopila desde la nostalgia muchos de ellos a través de alrededor de 1.000 referencias de diferentes épocas desde el siglo XIX, la que marca el esplendor burgués de esta vía que, como señala Tomás Pérez Frías, coautor de esta muestra que recopila fotografías, envoltorios, letreros y demás distintivos comerciales de El Collado, vive una cierta decadencia poblacional frente a zonas de nueva expansión urbanística como el barrio de Los Royales. De las más de 700 personas que residían en esta céntrica calle en la década de los años 60 del pasado siglo, apenas quedaban 270 en 1980 al albur de muchos edificios que comenzaban a quedar vacíos. «Quizá sea una exposición para la reflexión», insiste Pérez Frías. 

Afortunadamente, muchos de esos bellos edificios que en torno al siglo XIX y principios del XX incluían las más modernas comodidades arquitectónicas que al final de la última centuria quedaron obsoletos comienzan a rehabilitarse. Muchos de ellos como hoteles o apartamentos turísticos animados por el nuevo auge del turismo en la ciudad. Quizá, apunta el presidente de la Federación de Empresarios de Comercio de Soria (FecSoria), Adolfo Sainz, el futuro de El Collado pase por potenciar este sector. En cualquier caso, insiste, El Collado siempre ha sabido «adaptarse a los tiempos». De hecho, en su opinión, sigue muy «vivo» como referencia y centro neurálgico de la ciudad en la que dar una vuelta «para arriba y para abajo» sigue siendo una de las distracciones ciudadanas en Soria. 

También en lo comercial, El Collado sigue siendo la calle por excelencia, la de mayor prestigio, la más codiciada, y, aunque hay tiendas que cierran, las más tradicionales, se lamenta Sainz, abren otras más modernas. Todo ha cambiado y esta céntrica calle, también. Lo que sí prevalece es «la cercanía. Aquí todo está al lado», comenta César Millán que hoy regenta uno de los locales históricos de El Collado: Las Heras. Creada en el año 1860, en su imprenta cobraba vida El avisador numantino, emblemático rotativo local, una función que se compaginaba con la parte de papelería (hay testimonios que señalan que Antonio Machado compraba aquí el papel para escribir) y la librería que, poco a poco, fue ganando espacio. Para Millán, El Collado sigue siendo ese lugar en el que se puede encontrar todo lo que se necesite, desde moda y calzado, a servicios de todo tipo, alimentación, perfumería y productos de limpieza e higiene, libros o establecimientos hosteleros de ocio. «Ha cambiado en algunos aspectos, pero sigue siendo el sitio de paseo y de compras» de siempre, considera, a pesar de los nuevos tiempos y del cada vez más asentado comercio electrónico a través de internet entre la población soriana. 

Precisamente, Tomás Pérez Frías y María Jesús Arlegui han reconstruido ese activo Collado comercial de antaño a base de paciencia y mucha dedicación a su pasión por el coleccionismo logrando con ello cartografiar, documentar y recrear todos aquellos comercios que muchos sorianos aún recuerdan con nostalgia de otros tiempos. Aquel Collado en el que convivían hasta ocho exquisitas confiterías, «que eran maravillosas y de una calidad muy buena», recalca Pérez Frías, o esas farmacias que «eran punteras» a nivel nacional. En la muestra del Espacio Cultural Alameda se puede ver algún frasco de aquellos afamados productos farmacéuticos y curiosidades que, como facturas u otros documentos, detalla Pérez Frías, están reencontrando a los sorianos con un pasado no tan lejano lleno de recuerdos. «Hay gente que se emociona al ver la letra de un padre o un abuelo en un albarán», ejemplifica. Fruto del trabajo de más de un año centrados en la preparación de esta exposición, a lo largo de 2024 verá la luz un libro sobre esta rica actividad comercial.

testigo. Franquicias y tiendas tecnológicas copan muchos de esos bajos comerciales, pero entre ellos, en el número 23, continúa impertérrito, 175 años después de su creación, el Casino Círculo Amistad Numancia. La propia historia de esta institución sociocultural que acaba de ser declarada Bien de Interés Cultural (BIC) se entrelaza con la de esta calle a la que no ha dejado de mirar desde sus cristaleras. Del Casino han sido socio alcaldes, ingenieros, médicos, poetas, hombres de letras como Antonio Machado, Gerardo Diego y Juan Antonio Gaya Nuño y miles de sorianos desde el año 1848 que han tenido en este edificio de la calle El Collado su particular punto de encuentro «para la distracción y pasatiempo de la buena sociedad», tal como rezaban los estatutos del primer Casino, el de Numancia, que acabaría fusionándose en la segunda mitad del siglo XX con el de abajo, el Círculo de la Amistad surgido en 1865. La singularidad del Casino, insiste su presidente, Adolfo Sainz, es que siempre se ha ubicado en el mismo edificio de El Collado. «Hemos sabido conservarlo», destaca. De hecho, el inmueble ya estaba cuando la primera de estas sociedades recreativas se asentó en él. Entonces, apunta el presidente de esta institución sociocultural que sigue financiándose como desde sus inicios con las cuotas aportadas por sus socios, era uno de los edificios más modernos de la calle. «De hecho, en muchos documentos se hablaban del confort de las instalaciones», subraya. El propio Casino es un ejemplo de adaptación. Habilitó los primeros baños públicos, fue de los primeros en sumarse a la luz eléctrica y fue pionero en la proyección de sesiones cinematográficas a finales del siglo XIX años antes de que las salas de cine se asentaran en esta calle e hicieran soñar a miles de espectadores sorianos. 

Hoy continúa siendo testigo de lo que acontece en esta calle en la que, añade César Millán, «cualquier día, a cualquier hora, hay ambiente». En ello coincide Adolfo Sainz para quien El Collado sigue más vivo que nunca. De hecho, al igual que hace 40 años, «el bar Torcuato está de moda». Pero, qué pasaría si, un día, el comercio y la hostelería de esta emblemática calle apagara sus luces y cerrara sus puertas? Quizá, apunta Tomás Pérez Frías, uno de los objetivos de la exposición en la Alameda sea que los sorianos reflexionen sobre el valor de esta emblemática calle... Y lo cuiden.