Alfredo Vallejo

Alfredo Vallejo


Cambio climático

06/05/2023

Es el gran tema de preocupación que se cierne, hoy, sobre los seres humanos del planeta Tierra; se está convirtiendo en una situación de psicosis y de 'miedo planetario', alentado por una información catastrofista y, con frecuencia, sesgada. Enjuiciar y analizar adecuadamente los fenómenos complejos (y la complejidad del clima es casi infinita) supone mesura y perspectiva de 'amplio espectro', cualidades carentes siempre en la información-noticia que, sin más, puede desinformar más que ayudar.
El clima, a lo largo de la historia, es un elemento dinámico que no deja de fluctuar y cambiar; como los virus, como las modas, como la naturaleza misma. Como todo. Es decir, que lo que está ocurriendo no es algo novedoso; que se ha producido siempre, que está corroborado por la historia, por la ciencia, por la antropología. No olviden que la aparición del propio hombre se produjo hace varios millones de años por efecto de un «cambio climático hacia la sequía».
En la Europa (no precisamente  sólo la mediterránea) de los grandes ríos, como el Danubio, se tiene una datación de sequías extremas y catastróficas, más o menos cíclicas que acarreaban 'tiempos del hambre' y lamentación:  En piedras del lecho seco de ríos como el Elba, el Danubio, el Rin… nos dejaron inscripciones de advertencia los hombres amenazados por aquellas sequías severas. A estos documentos pétreos se les denomina 'las piedras del hambre'; son advertencia y llanto. Son reflexión sobre algo útil a los hombres; la Naturaleza triunfa, pero la diosa Ananké (La  Necesidad), en última instancia, siempre ayuda a los hombres. Tenemos datadas 'piedras del hambre' en fechas de 1417, 1616, 1707, 1746, 1790, 1800, 1811, 1830, 1842, 1868, 1892, 1893, con inscripciones tan gráficas como «Si me ves, llora», «El que una vez me vio lloró», «La vida volverá a florecer…»
Hay muchos otros testimonios al respecto, en la Biblia los 7 años de abundancia seguidos por otros siete de «las vacas flacas», por ejemplo.