Un ensayo utiliza una técnica manual para curar la pubalgia

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La investigación de la tesis doctoral de Silvia Lahuerta, en el marco del GIR de Investigación Clínica de la Facultad de Ciencias de la Salud del Campus de Soria, ofrece resultados para disminuir el dolor en la ingle en casos con pérdida de movilidad

Un ensayo utiliza una técnica manual para curar la pubalgia - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez. Eugenio Gutiérrez Mart

La pubalgia es una patología con gran incidencia entre los deportistas producida por un desequilibrio muscular originando una disminución de la movilidad de cadera y desencadenando dolor en la ingle. La solución hasta la fecha era la aplicación de diversas técnicas de recuperación, que en conjunto ayudan a la mejora del paciente, pero no había una concreta y aislada, al menos estudiada, que fuese efectiva por sí sola. Sin embargo, investigadores del Grupo de Investigación Reconocido (GIR) de Investigación Clínica de la Facultad de Ciencias de la Salud en el Campus de Soria han iniciado ensayos clínicos con una técnica manual concreta de fisioterapia, cuyos resultados están siendo esperanzadores, lo que podría disminuir el tiempo de la terapia de recuperación con su consecuente repercusión en el gasto sanitario.

El ensayo forma parte de la tesis doctoral de la investigadora postdoctoral y fisioterapeuta Silvia Lahuerta Martín que desarrolla en este grupo de investigación, en la que participan además el director del GIR, Luis Ceballos, Sandra Jiménez del Barrio, Teresa Mingo e Ignacio Hernando. De momento, los ensayos clínicos se han llevado a cabo en dos grupos de control: uno,compuesto por trece pacientes con esta dolencia, utilizando la técnica con la fuerza óptima con la que se obtienen los resultados, y un segundo grupo placebo de otros trece pacientes, en el que se usa la misma técnica pero con una fuerza menor. Según explica su autora, "aún es pronto para poder afirmar con suficiente seguridad la efectividad de la terapia", pero en vista de sus resultados, los del grupo al que se les ha sometido a la terapia correcta han obtenido una disminución del dolor y mejorado la movilidad de la cadera. Por esta razón, afirma que seguirán reclutando más pacientes para el ensayo con objeto de tener un grupo amplio con estos buenos resultados antes de publicar el estudio. De hecho, establecen un test para conocer si cumplen con los requisitos y tienen síntomas positivos. "Existen muchos que no pueden entrar, pero sí que les orientamos y derivamos hacia otras técnicas o especialistas que les puedan ayudar a resolver su problema", señala.

Y esta es una de las partes más difíciles del ensayo, ya que "acuden candidatos afectados con dolor en la ingle pero en muchas ocasiones derivado de otras causas, como puede ser un exceso de movilidad de cadera, por lo que esta técnica en lugar de ayudarles puede perjudicarles", explica Silvia Lahuerta. Por esta razón, tienen que ser muy selectivos y examinar antes al paciente para poder asegurar si es un candidato es idóneo para el ensayo. Por lo general, los lugares de reclutamiento son los gimnasios, clubes de fútbol, entre otros, porque es ahí donde especialmente se da esta patología, muy común entre deportistas que desarrollan cambios bruscos en la dirección.

El protocolo que utilizan en los ensayos es trabajar con cada paciente diez minutos de tracción alternando en diez ciclos de 45 segundos cada uno combinándolos con otros 15 segundos de reposo. Se desarrollan en cuatro sesiones, y tras ellas ya están obteniendo buenos resultados con una "mejora del dolor y del rango de movimiento".

Los criterios de inclusión están basados en el Acuerdo de Doha, firmado en 2015 por expertos y fisioterapeutas en donde determinaron los diferentes tipos de causas del dolor de ingle, que pueden estar originados por los abductores, falta de movilidad de la cadera u otras patologías.

En el ensayo utilizan la técnica de tracción lateral, en la que se trabaja con cinchas (similar a los cinturones de los aviones), una de las cuales se rodea a la pelvis del fisioterapeuta, otra a la camilla y una tercera en el muslo de la cadera afectada. Entre la cincha de su cadera y la pelvis del sanitario se coloca una dinamo para medir la fuerza idónea con la que se tiene que trabajar. De este modo, con el grupo de control se ejerce un tipo de fuerza y con el placebo, una menor.