Choque entre proyecto artístico y granjas de porcino

A.P.L.
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La actividad cultural de la Asociación Armazón pende de un hilo al considerar que las granjas proyectadas no cumplen la ley y no son compatibles

Choque entre proyecto artístico y granjas de porcino

La Asociación Armazón, presidida por la galerista Margarita Asuar y que lleva a cabo una intensa actividad artística y cultural en el castillo de Monteagudo de las Vicarías desde agosto de 2021 está molesta por la puesta en marcha de una nueva explotación de porcino en la localidad, ya que se considera «incompatible» con su proyecto de difusión de arte contemporáneo. Presentan un manifiesto como ultimátum al Ayuntamiento en el que anuncian que suspenden la actividad expositiva incidiendo en los problemas de insalubridad y malos olores que suponen estas «macrogranjas». 

«Si los planes se cumplen, Monteagudo pasará a tener cuatro macrogranjas y engordará 51.000 cerdos al año», correspondienes a tres ciclos de engorde al año de las 4.500 cabezas existentes, las 3.500 de la ampliación, las 2.418 de la nueva explotación autorizada y las 6.500 en trámite. Advierten de las repercusiones para la calidad de vida en el entorno y en el medio ambiente, afectando al territorio ZEPAy al embalse de la localidad. Igualmente, sostienen que estas instalaciones «no crean apenas empleo directo, un par de puestos de trabajo, como ya hemos comprobado en Monteagudo. Lejos de ayudar a la repoblación, la evidencia abrumadora es que en los pueblos con macrogranjas se acelera la despoblación». También hacen referencia al impacto de este proyecto cultural en el pueblo, que recibe cerca de mil visitantes al mes.

Margarita Asuar critica que desde el Ayuntamiento le hayan reclamado las llaves del castillo, teniendo un convenio firmado,  e insiste en la ilegalidad porque no se cumple la distancia mínima al casco urbano y en la «falta de transparencia». «En consecuencia, vamos a proceder a una suspensión de nuestras actividades artísticas y de promoción turística en Monteagudo hasta que el derecho a la información, consulta y despeto a los itnereses de los afectados, como es nuestro caso, se restablezca», añaden en el comunicado instando al Ayuntamiento a dialogar.

en respuesta. Por su parte, desde el Ayuntamiento de Monteagudo quieren aclarar alguno aspectos sobre la protesta de la Asociación Armazón, que se ha recibido «con asombro». El alcalde, Carlos González, elogia la actividad artística y cultural del colectivo, en la que se seguirá invirtiendo y apostando «como uno más de los múltiples atractivos turísticos» de un pueblo que ha recibido el Premio Provincial de Turismo de la Diputación. Pero, ante todo, quiere dejar claro que los datos que aporta Armazón en el manifiesto sobre las dos explotaciones de porcino existentes y una que se va a instalar son «erróneos» y no se han contrastado; y defiende que el Ayuntamiento «siempre se trabaja de una forma transparente y legal», rechazando la acusación de ocultar la realidad.   «No se puede acusar de que tratemos de ocultar las instalaciones ganaderas que hay en el pueblo, cuando una de ellas, en funcionamiento desde 1980, es visible desde la zona alta, desde el Arco y la Barrera», subrayan añadiendo que «la otra granja ya construida ha contado con todos los permisos y evaluaciones medioambientales necesarias por los organismos competentes» para su aprobación. «Las granjas se construyen a la distancia del núcleo urbano que marca la ley vigente en el momento en que se solicitan los permisos correspondientes» y «el número de cabezas porcinas que se indica en el manifiesto dista mucho de ser real».

El alcalde incide en la «convivencia entre las diferentes actividades que generan vida y riqueza: ganadería, agricultura, restauración, hostelería... durante muchos años». Las tres explotaciones ganaderas generan empleo en el municipio para cuatro familias de jóvenes rayanos que han apostado por el mundo rural, donde viven y trabajan, y además educan a sus hijos, los cuales engrosan el número de niños que hay actualmente en el colegio del pueblo. «Hablamos mucho de la España poco poblada, pero cuando familias de jóvenes apuestan su futuro y patrimonio por quedarse en el pueblo, nos erigimos en jueces y pretendemos decidir lo que está bien y lo que está mal, queriendo imponer un modo de vida excluyente y alejado de lo que viene siendo el modo de vida cotidiano», concluyen negando que haya división en el pueblo.