Jesús Bárez, ahí sigues

Silvano Andrés de la Morena
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"Habría unanimidad sobre la apreciación de tu ser, de tu estar y de tu proceder público en nuestra Soria. Siempre fuiste humano, humanista, hacedor de creación, apasionado de la acción y comprometido con el papel que los sorianos te confiaron"

Jesús Bárez, ahí sigues - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez. Eugenio Gutiérrez Mart

Amigo Jesús: la noticia fue una puñalada. Pero el dolor no conseguirá que sea hiperbólico en mis palabras sino ecuánime y objetivo. Sin duda estás en el cielo, en el cielo de la Tierra. Es decir, en el más cercano y trascendente porque es el de todos; duro a veces; magnífico a momentos y real siempre aunque, en alguna que otra ocasión, perezca un infierno, como bien tú sabes. Son las distintas formas de manifestarse la complejidad de la vida social humana. Sin embargo, lo gozoso es encontrarnos con quienes se empeñan en poner rectos los quehaceres y luchan por darles formas y objetivos venturosos. Es lo que tiene ser del mundo y, sobretodo, estar en él y buscar construirlo mejor, con compromiso envidiable. Como gran filósofo que eres, y kantiano por convicción, nos daríamos un abrazo en medio de El Collado, como en más de una ocasión ha sucedido y comentaríamos, compartiendo un brindis, palabras que ahora me vienen a la memoria, palabras del gran maestro pensador: "Todos los intereses de mi razón, especulativos y prácticos, se combinan en las tres siguientes preguntas: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar?" O estas, que tú siempre supiste llevar en tu camino: "Atrévete a pensar", tan raro como difícil en esta sociedad líquida en la que moramos, de la que Kant algo tendría que decir.

Quiero que mis palabras sean el dulce recuerdo de lo que ha sido una vida dedicada al ser social. Escribo desde el dolor y desde la pasión inmediata de la noticia pero no creo equivocarme si digo en voz alta que habría unanimidad sobre la apreciación de tu ser, de tu estar y de tu proceder público en nuestra Soria. Y es que, amigo Jesús, siempre fuiste humano, humanista, hacedor de creación, apasionado de la acción y comprometido con el papel que los sorianos te confiaron en la empresa de ir adelante. Y lo hiciste desde la Plaza Mayor, que es la de todos. Recuerdo incluso otros tiempos anteriores, cuando tú orientabas voluntades en el instituto Machado y yo, en el instituto Castilla, allá en los años ochenta. No detallaré aquí la lista de tu quehacer, bien conocida y apreciada por todos y gozada por tantos desde la Alameda al Palacio de la Audiencia, tras haber pasado por otros menesteres, como una galería de arte, una tienda de artesanía, la restauración de muebles o haber construido, a finales de los noventa, la herramienta ASI, hasta  comprometerte después en el quehacer cultural desde tu concejalía. Desde ahí, lograste imprimir una  fuerza y rasgos tan  propios, que consiguieron trazar camino y marcar precedentes. Tales que será difícil de superar. He ahí Expoesía, la música del Duero, con el Enclave del Agua, el  puente  machadiana entre Soria y Collioure… y no sigo, por conocido...

En más de una ocasión he recordado y comentado con amigos tu idea sobre el ser de Soria, quizá en contraste con algunos aspectos de tu origen zamorano y debido a tu historia, abierta y libre. Solías decir que Soria era diferente, culturalmente hablando, porque no fue sede de lo eclesiástico, pues lo episcopal estaba más al Suroeste; ni sede de poder militar porque los cuarteles estaban más al Este.

Querida Nieves: tu ser entero estará temblando. Tiembla. Es lo esperable en el dolor, en la verdad y en la vida. Los que son inmóviles no viven. Pero tu temblor cuenta con nuestra mirada lacrimosa y la de, lo sabes bien, muchos corazones que están a vuestro lado. La Parca destroza pero la memoria ordena, en toda su polisemia de dar al César lo que le corresponde. Y a ti, todos lo saben, te pertenece una buena porción.

Se sigue viviendo mientras uno continúa en la memoria de los demás. Tú, Jesús, seguirás en el recuerdo de cientos de personas y, naturalmente, por mucho tiempo, en la memoria colectiva.

Aquí estamos, aquí estás. Habíamos quedado en presentar juntos mi último poemario, Soria, piedra y cielo. No ha podido ser. Pero será. A nuestro lado estarás cuando llegue momento.