La Liga Provincial Femenina buscaba crecer tras su fundación con cuatro equipos y se ponía el foco en Berlanga de Duero y en Golmayo. Los primeros conseguían sacar adelante a la Valeránica. «Somos apenas 13 jugadoras, iremos a por ello», afirma Félix Puente, su entrenador. En el municipio más cercano a Soria no conseguían un número suficiente. «Lo intentamos desde el mes de octubre, pero después del verano vimos que sería imposible», cuenta Juan Carlos Aguilar, impulsor del equipo de Golmayo.
Aunque consiguieron reunir a 10 jugadoras con relativa facilidad antes del verano, septiembre les dio de bruces con la cruda realidad. «Conseguimos cinco niñas más en edad alevín, pero desde la Federación de Fútbol no permiten que a esas edades compitan en categoría senior», lamenta. El tiempo se agotaba y esta misma semana se reunían con los padres para dar la triste noticia.
En ese encuentro el mensaje común era que no se debían rendir. «Todos nos transmitieron que había que hacer lo posible por no dejar esto en el olvido», afirma el técnico. La solución llegaba muy rápido, seguirán entrenando y mejorando. Competirán en fútbol sala en los Juegos Escolares y no cejarán en reclutar nuevas jugadoras para conseguir la próxima temporada estar en esa liga provincial.
Golmayo aplaza su sueño - Foto: E.G.MConceptos. Con las bases fijadas para el año que viene, el trabajo no va a ser sencillo a pesar de tener tiempo suficiente. «Prácticamente todas las jugadoras están empezando en el fútbol», aclara Juan Carlos Aguilar. Desde los primeros días de captación sabían que se necesitaría mucho entrenamiento para conseguir que el equipo dominase los conceptos más básicos.
La liga provincial contará con 28 partidos y eso era un reto muy complicado. «Creo que esa sería la parte más difícil, que el equipo físicamente pudiera aguantar esa exigencia», reconoce el entrenador. «Todos estos meses nos pueden servir para acoplar a las chicas en un campo de fútbol, a dominar los tiempos y a una mejora física más que necesaria», analiza Aguilar.
Los ánimos del vestuario, a pesar del triste desenlace, son buenos. «Las jugadoras han entendido que ahora no es posible competir, pero a su vez el poder tener una convivencia en los entrenamientos les es más que suficiente», comenta. «El incentivo de al menos jugar al fútbol sala en una liga que cuenta con otros cuatro equipos, les aporta la posibilidad de tener unos objetivos deportivos», detalla sabiendo que el día a día será así más llevadero.
Desde Golmayo esperan que este optimismo sirva de acicate para que cualquier jugadora de los alrededores forme parte del club. Hay tiempo, hay entusiasmo y solo hace falta que cuadren los números. El sueño está a una temporada y van a por todas.