Los perros de caza, a debate en la Ley de Bienestar Animal

S.Ledesma
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El sector cinegético defiende su postura «contra el abandono y el maltrato», pero las protectoras aseguran que un tercio de los animales que tienen en sus instalaciones «son perros de caza abandonados»

Los perros de caza, a debate en la Ley de Bienestar Animal

La Ley de Bienestar Animal ha dividido a las partes implicadas, tanto a nivel político como social. El Congreso de los Diputados la ha aprobado con un margen muy ajustado y ha enfrentado al PSOE con sus socios de Gobierno, Podemos, al incluir una enmienda socialista que excluye de la norma a los perros de caza. Esto último ha causado un choque social, también en el ámbito provincial, entre el sector de la cinegética y los animalistas, aunque todos son conscientes de que se trata de un proyecto «muy politizado» y de que no es conveniente «generalizar». Y mientras quienes practican la caza en Soria defienden su postura «contra el abandono y maltrato de cualquier animal», las protectoras sorianas hablan de que «un tercio» de los animales que tienen en sus instalaciones «son perros de caza abandonados en unas condiciones que hace tiempo no se veían o camadas [de caza] que las han tirado por el campo para deshacerse de ellas». La normativa, que aún debe pasar por el Senado para entrar en vigor, ha generado diferentes puntos de vista. 

«Queremos dejar claro que queremos a nuestros perros, que somos los primeros interesados en tenerlos bien porque estamos obligados a ello: los perros llevan pasaporte, microchip, vacunas, llevamos una especie de DNI suyo en la cartera con la licencia de caza y los tenemos asegurados», enfatiza Carlos Sánchez, director de Investigación de la Fundación Artemisan y doctor en Veterinaria. Al experto nos remite José Manzano, delegado de la Federación de Caza de Castilla y León en Soria, para conocer la postura del sector cinegético en la provincia.

Para Sánchez hubiese sido primordial «tener en cuenta a los profesionales [veterinarios y biólogos]» para la elaboración de la ley «y no escuchar tanto al sector animalista, que de animalista tiene poco, porque difunde mentiras y se ha vendido que si estás a favor de esta ley estás a favor del abandono y del maltrato, y nosotros estamos en contra de esto. Todos los años hay abandonos después de la temporada de caza y quien lo hace es gente indeseable, pero no son la mayor parte, también hay de perros de compañía. Para nosotros es grave y doloroso cómo se plantea esto siempre, y somos los más interesados en ir en contra de ello, así que contamos con departamento jurídico». En cuanto al amparo legal para estos animales asegura: «Nuestro perros ya están protegidos por ley y se ha emplazado al Gobierno para una ley específica». 

considerados objetos. Los colectivos de defensa animal consideran, sin embargo, que con esta normativa estos perros «están en la más absoluta desprotección porque se les sigue considerando como un objeto, no como un ser vivo sintiente» y se apunta al «lobbie de la caza, que mueve mucho dinero», como principal causa de que los perros que se utilizan para esta práctica se hayan quedado fuera de la normativa. La presidenta de la Protectora Redención, María Poza, es prudente y evita generalizar pero, recalca, las instalaciones tienen muchos perros abandonados de caza (el referido un tercio, según su propio testimonio), «aunque no quiere decir que todos [los cazadores] lo hagan». Las condiciones en las que llegan estos animales a la protectora son «muy precarias». Y así lo manifiesta:«Las pruebas las tenemos:[a los perros de caza abandonados] los rescatamos  con un disparo en un ojo, con intento de ahorcamiento, con el microchip o el identificador de la oreja arrancados, en estado de coma... En el verano de 2022 hemos rescatado dos camadas de cachorros [de caza] que habían tirado, a unos, a las zarzas y, a los otros, en un descampado dentro de una bolsa de plástico».

Destaca que la reproducción incontrolada de perros está recogida en la nueva ley y sólo podrán criar los registrados como criadores. La esterilización es obligatoria cuando sean entregados en adopción, pero «eso ya lo hacemos en las protectoras desde hace mucho tiempo». 

Poza asegura que en materia de protección animal «hay un punto medio sensato: ni el extremo de maltrato ni el de humanizar» y por eso le gustaría ver «cómo evoluciona la normativa, cómo se vigila su cumplimiento» y, supone, «con el tiempo, se meterá a los perros de caza», pues «no encuentro más justificación que la cantidad de dinero que mueve el lobbie» en «cacerías, viajes, cotos...», y que «la presión que ejerce es muy grande» para haberlos dejado sin esta nueva protección.