Las piscinas, a pesar de ser territorios libres de COVID-19, no pueden por el momento ser lugares de entrenamiento para deportistas. La alternativa está reflejada en la Fase 0, los nadadores federados pueden practicar deportes en ríos, pantanos y en el mar.
Tres nadadores se han atrevido a sumergirse en las aguas del Duero a su paso por Soria, Sergio Martín y los triatletas Jaime y Alfonso Izquierdo. El último de ellos cuenta con la distinción de Deportista de Alto Rendimiento, lo que le permite estar junto a su entrenador y hermano, «me da más tranquilidad porque me controla en estos primeros días».
En la natación se deben adaptar de nuevo a un medio no habitual para el ser humano, «no es sencillo pero las ganas pueden a más de 50 días sin nadar». Realizan series de uno y dos kilómetros, «se nota que la carga física es mayor y los hombros sufren, pero por lo demás es muy normal».
No importa el frío, «llevamos neoprenos y lo único que sufren son los pies y las manos». Además deben respetar unas normas, «debemos nadar a unos cuatro o cinco metros y salir del agua de uno en uno».
Jaime, como entrenador, se centra en la puesta a punto, «es muy importante medir las cargas de trabajo en estos primeros días». Más teniendo en cuenta que no hay competiciones a corto plazo, «en bici y carrera manejamos ritmos normales pero en natación debemos mantener más la calma». El triatlón puede recuperar cierta normalidad.