Semáforo rojo en la industria

Carlos Cuesta (SPC) - Agencias
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Los altos costes energéticos, la falta de materias primas y la reducción de pedidos están provocando que multitud de compañías se hayan visto obligadas ya a parar sus fábricas y a pulsar el botón del pánico

Semáforo rojo en la industria

Una buena parte de expertos y ciudadanos consideran que la economía española está en la antesala de una crisis de una magnitud desconocida. Una teoría que refuerza el índice de compras PMI que sostiene que, aunque la actividad del sector servicios se expandió el pasado agosto, el ritmo de crecimiento fue leve, 3,2 puntos menos que en julio, lo que indica la posibilidad de un estancamiento en el corto plazo.

En este escenario, también el sector manufacturero español registró un recorte de su producción. La lectura del índice PMI para el octavo mes del año fue de 49,9 puntos, frente a los 48,7 de julio.

La producción industrial en este período aumentó levemente, sin embargo, los nuevos pedidos disminuyeron y se registraron pérdidas de empleos por segundo mes consecutivo. 

Otro indicador que pone de relieve el enfriamiento de la economía nacional fue el paro, que subió en 40.428 personas en agosto. Así, el número de personas registradas en el SEPE sin trabajo al finalizar este mes estival se situó en 2.924.240 empleados.

Los expertos señalan que, pese a que las empresas elevaron su capacidad de producción en los últimos meses desplegando más equipos y enormes recursos, el nivel de actividad se vio afectado por un descenso en el volumen de negocio, la quinta caída en los últimos seis meses.

La presión en los precios se mantiene en máximos históricos y las empresas denuncian que el alto coste de la energía les está afectando directamente y también a través del alza de los costes de los proveedores, lo que les han llevado a pulsar ya el botón del pánico. 

Cientos de compañías han parado motores ante un escenario económico que hace inviables sus producciones, ante el hecho de que sus costes de fabricación se han disparado entre un 400% y un 1.000%, especialmente las corporaciones electrointensivas.

Acerías como Celsa y Arcelor Mital, la química Ercros, industrias de cerámica como Pamesa, Azuliber y Ceranor han movido ficha con medidas que no comprometan su futuro ante los altos precios tanto de la energía, la electricidad como las materias primas.

También las principales factorías de automoción como Volkswagen, PSA y Opel han estado varios días paralizadas por el desabastecimiento de piezas. Otras sociedades como Michelin, Saica, Ferroglobe se han visto forzadas a acometer ajustes de en sus fabricaciones.

Preocupación

El asunto preocupa al Ejecutivo hasta tal punto que tanto la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, como Reyes Maroto, titular de Industria, Comercio y Turismo, llevan tiempo reuniéndose con las firmas energéticas más importantes como Iberdrola, Naturgy o Enaguas para aplicar el llamado Plan de Contingencia.

La patronal está exigiendo al Gobierno que extienda el período de reducción del 50% de los peajes eléctricos y, aunque consideran que no va a haber desabastecimiento, exigen medidas que garanticen su viabilidad a corto plazo.

Hasta el propio gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, subrayó esta semana que los últimos datos del mercado laboral apuntan a una desaceleración de creación de empleo y los indicadores más recientes anticipan una «pérdida de dinamismo» de la actividad y del gasto de los agentes.

De Cos declaró que ya se empiezan a observar en España signos de «ralentización» en los principales indicadores de consumo e inversión.

El economista destacó que la información disponible apunta a una desaceleración de la economía nacional en los próximos meses, tras la recuperación experimentada hasta el verano, en un contexto de incertidumbre «muy elevada» y de escalada de la inflación, como consecuencia de la invasión de Ucrania.

Asimismo, el financiero reiteró que la convergencia de la economía nacional hacia los niveles previos a la pandemia está más retrasada que en el conjunto del área de los países del euro y se mantiene «incompleta y heterogénea» por sectores.

El banquero concluyó también que el alza en el precio de la energía anticipa  un «ajustes» en el gasto de las familias, de una manera heterogénea, según sea su nivel de renta.