La hostelería soriana, contra la 'propina a la americana'

A.P.L.
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Para el presidente, Pablo Cabezón, se trata de una subida de sueldos «indirecta» a costa del cliente y sería un problema

La hostelería soriana, contra la 'propina a la americana'

Las propinas, lo que se entiende como «cantidad de dinero que se da voluntariamente para agradecer un servicio» o «gratificación pequeña con que se recompensa un servicio eventual», están en horas bajas a pesar de haber sido una costumbre de siempre para camareros, taxistas, peluqueros... En el caso de la hostelería, comenzaron a disminuir con el covid, debido al ririesgo de contagio a través del duerno en efectivo, al tiempo que han ido aumentando los pagos en bares y restaurantes con tarjetas bancarias y con aplicaciones de telefonía móvil. Según datos del Banco de España al respecto, estos pagos han aumentado del 16% en 2019 al 30% en 2022. Sin embargo, el pago en efectivo cae del 83% al 65%, es más pero cada vez menos. A todo ello se suma la actual crisis económica, lo que ha llevado a que tan solo el 20% de la clientela deje propina a los trabajadores de los establecimientos hosteleros.

La polémica llegó hace unas semanas, cuando se planteó la pregunta de si la propina debía ser un sueldo o un incentivo y se supo que algunos establecimientos de Madrid y Barcelona estaban comenzando a cobrarla como obligatoria, algo que ya se hace en países como Estados Unodos o Inglaterra. El Día de Soria ha querido comprobarlo acudiendo a algunos establecimientos del centro de la ciudad para preguntarlo a camareros y clientes. En una conocida cafetería, Marta y Mila, dos de las trabajadoras, comentan que «sí se suelen dejar propinas, siempre hay algo aunque puede que un poco menos».Suelen ser monedillas, como mucho de uno o de dos euros, pero los billetes «los suelen dejar más los turistas extranjeros». Las propinas se guardan en un bote común, que después se reparte entre camareros y cocineros. Ellas pinan que no tiene que ver si es ha hecho más gasto o menos para recibir propinas, sino que a los clientes les guste el trato del servicio. 

En la terraza está sentado Juan, un hombre de avanzada edad, quien asegura que mantiene la costumbre de dejar propina a los camareros, «dependiendo del trato» y «el suelto que sobra de pagar, o algo más». Además, si es una comida y se paga con tarjeta, también opta por dejar algo para los trabajadores de la hostelería.

monedillas. Los jóvenes Rodrigo y Beatriz también son fieles a esta costumbre, sobre todo porque han trabajado en la hostelería y saben bien lo que tener un dinerillo extra cuando se cobran sueldos tan bajos. «Normalmente pagamos con tarjeta pero si llevamos monedillas, las dejamos de propina», comentan, entre 50 céntimos y tres euros, dependiendo de lo que tomen, de un café a una comida. Rodrigo trabajó en Londres como cocinero y asegura que allí es habitual y en algunos casos obligatorio dejar propina en -en cafeterías, restaurantes, taxis, Uber, guías turísticos, museos...- como service charge y entre un 10-15%.  Allí, asegura, hay mejores condiciones de trabajo en comparación con España, por el sueldo y el horario. En Estados Unidos, aunque no hay ley, la propina está instaurada y es de un 20%, sin importar si el servicio es excelente o desastroso. La Comunidad de Madrid lanzó en diciembre una campaña para dejar propina en los bares «para permitir pequeños suelos e ilusiones a los profesionales del sector», que causó polémica.

David, camarero en una de las zonas habituales de alterne de Soria, explica que las propinas han disminuido un 40% (el bote a repartir) y que solo el 30% de la gente deja propina, a pesar de que se pague más con tarjeta y otros métodos, sobre todo la gente joven. «Los turistas son más generosos, aunque depende del trato y de lo que se tome», apunta, asegurando que no es partidario de que se retiren las propinas «porque la gente dejará de alternar». «Dejan 20, 50 céntimos... y los que usan tarjeta contados. En un día bueno antes se sacaban 9-10 euros y ahora 3-4 euros», subraya, aunque depende mucho del día.

Subida de sueldos "indirecta" a costa del cliente. El presidente de la Agrupación Soriana de Hostelería (Asohtur), Pablo Cabezón, quien reconoce el descenso de las propinas porque se paga más con tarjeta, no es partidario de la propina 'a la americana', es decir, obligatoria al margen de como sea el servicio. Para él, se trata de una subida de sueldos «indirecta» a costa del cliente y sería un problema. «Sobre todo con el pago con tarjeta. Si antes se repartían 300 ó 400 euros al mes entre los trabajadores es una manera de regularlo, pero con tarjeta habría que aportar al bote del efectivo del establecimiento y sería un problema para cuadrar cajas y contabilidad», añade, pero también para ajustar los precios de los productos y los menús. «No se paga ya casi en efectivo» y «muchos locales no admiten propina con tarjeta». En otros países, está más establecido, por lo que los turistas suelen dejar más.