Cuando los alimentos son un lujo

Carlos Cuesta (SPC)
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Ir al supermercado se está convirtiendo en un calvario para las familias vulnerables por los altos precios a los que están llegando productos básicos por culpa de la disparada inflación

Cuando los alimentos son un lujo

La carestía de la vida motivada por la alta inflación y la subida de los tipos de interés ha ocasionado una realidad difícil de asumir para las familias, que llevan meses experimentado como su poder adquisitivo ha disminuido. Se trata de una situación que ha obligado a los hogares no solo a recortar su consumo sino a adquirir productos de menor calidad y reducir al mínimo los frescos, la carne y el pescado, que han pasado a ser artículos de lujo para las rentas bajas y medias.

La alta inflación del último año en España ha tenido un efecto significativo, con un enorme aumento de costes en la cesta de la compra y en el resto de productos y servicios que habitualmente utilizan como, por ejemplo, la electricidad, el gas, los carburantes, seguros, las cuotas de la comunidad,... etc., lo que ha llevado a un nivel de vulnerabilidad de las familias que no se recordaba desde hace más de 40 años.

Desde principios de 2022, la inflación en España ha ido aumentando mes a mes, llegando a alcanzar niveles récords no recordados en los últimos 28 años, con una tasa interanual el pasado julio del 10,8%, lo que se tradujo en un incremento de tarifas tan alto que desde el propio Gobierno decidieron adoptar medidas para bajar el IVA, negociar con la banca el aplazamiento del pago de las hipotecas o, incluso, dar cheques y ayudas directas a los ciudadanos.

El fenómeno de las colas del hambre que se han visto en los últimos años ha puesto en evidencia que hasta una parte de las clases medias asalariadas han tenido que recurrir a los servicios sociales para evitar su ruina y, en muchas ocasiones, para poder sobrevivir y superar esta época llena de adversidades.

Este incremento del IPC viene impulsado a niveles macroeconómicos por aspectos esenciales a nivel doméstico y empresarial como el alza de las tarifas del petróleo, los bienes básicos, la escasez de materias primas y los problemas de suministro que se produjeron tras la pandemia de la COVID-19.

El resultado más palpable de esta realidad es que las tarifas de los bienes y servicios se han disparado significativamente en el último año con un impacto directo en la capacidad de las familias para hacer frente a sus gastos cotidianos.

En particular, los precios de los alimentos, la energía y el transporte se han llevado una buena parte de los ahorros. De hecho, la deuda media de las familias en España supera los 30.346 euros y, por su parte, la tasa de ahorro de los hogares cayó al 7,2% en 2022, unos niveles mínimos que no se registraban desde 2018 y, según los expertos, tardarán en recuperarse al menos hasta 2025.

En este escenario, las familias con ingresos mínimos, como los pensionistas o los trabajadores con sueldos bajos son los más vulnerables a estos aumentos de los costes, ya que su capacidad para ajustar sus gastos es limitada y, sobre todo, cuando se acumulan imprevistos como los ocasionados por la guerra de Ucrania en las tarifas energéticas junto al euríbor o la inflación.

En sectores como, por ejemplo, el mercado de la vivienda, los precios han aumentado significativamente en los últimos meses, lo que ha dificultado la capacidad de los españoles para acceder a la propiedad o para pagar los alquileres.

Guerra de promociones

Hacer la compra es, un año después de estallar la guerra en Ucrania, un 16,5% más caro. Una situación que ha tensado el mercado del gran consumo en todo el país con reacciones de los diferentes actores a distintas velocidades a la que se han unido las principales cadenas para garantizarse la fidelidad de sus clientes.

En marzo de 2022, el IPC alimentario en España dio el primer toque de atención al elevarse un 6,8% respecto al año anterior. Los datos reflejan que los precios en el supermercado no han dejado de subir, lo que ha obligado a las cadenas de distribución a jugar en un entorno muy competitivo y con un consumidor mirando el bolsillo más que nunca. 

Cadenas como Mercadona han puesto en marcha bajadas de precios de 500 productos que, según sus cálculos, puede llevar a sus clientes a ahorrar hasta 150 euros al año. Otras, como Tu Súper, han congelado el coste de 137 referencias. En el caso de Carrefour, sacó una cesta de artículos que sumaban 30 euros, pero se echaba de menos referencias como la leche, aceite de oliva, huevos, legumbres, frutas frescas, carnes y pescados.