Ejercicio de resistencia del Ingenieros de Soria de Rugby

S.Recio
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El conjunto soriano ha trabajado mucho este verano para conseguir contar con jugadores suficientes en el equipo

Ejercicio de resistencia del Ingenieros de Soria de Rugby - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez Martínez

Hace dos temporadas, el Ingenieros de Soria Club de Rugby vivía el mejor momento de su historia. Conseguían un equipo competitivo, con una plantilla de mucha calidad y de grandes recursos, que le valía para obtener la cuarta plaza en la Liga Nacional de Aragón. Parecía que era el principio de una etapa próspera, pero ni mucho menos ha sido así.

Este verano la entidad contaba con muchas dudas para saber si podrían contar con un equipo. «Fue un verano difícil, pero el jugador de rugby lo es para siempre y decidimos tirar hacia delante», explica ahora Alvar Molina, integrante del equipo y entrenador.

A pesar de todos los obstáculos en el camino, han demostrado que su naturaleza les impide rendirse sea cual sea el problema. Lo han resuelto con mucha paciencia y, para que negarlo, con un pellizco de fe, pero han reunido a un equipo de 24 integrantes para poder jugar un año más. De momento acumulan dos derrotas, pero ese problema es muy pequeño con todo lo que ha han superado.

Novedades. Con todos los integrantes del Ingenieros de Soria Club de Rugby mentalizados de que llenar una convocatoria de 23 sería prácticamente imposible, una tarde de verano todo dio un giro de 180 grados. Sergio, uno de los jóvenes que probó en esa escuela que la entidad mima con especial celo, se presentaba con el primer equipo. «La sorpresa fue mucho mayor de lo que nos imaginábamos», confiesa Alvar Molina.

No solo decidió quedarse, sino que convenció a seis amigos más para ponerse la camiseta horizontal amarilla y verde del club. «Cuando nos lo comentó, no nos lo podíamos creer», cuenta el entrenador con una sonrisa. «Ellos llegaron y vimos que tenían unas ganas inmensas, nos contagiaron a todos», detalla.

La actitud era ejemplar, pero el problema es que nunca habían jugado al rugby. «Estamos en un periodo de aprendizaje», detalla el técnico. «Utilizamos la misma metodología que en la escuela, pero el proceso es diferente», añade. «Su manera de afrontar este deporte hace que sea mucho más sencillo, nos encanta cómo lo afrontan», sentencia Molina.

Esa adaptación sigue su curso en una Liga Nacional de Aragón en la que por el momento suman dos derrotas en dos partidos, aunque los objetivos son mucho más ambiciosos.

Competición. El pasado 21 de octubre (demasiado pronto para su preparación) el Ingenieros de Soria Club de Rugby debutaba en la Liga Nacional de Aragón con una derrota por 36-21 ante el Teruel. «Nos dolió bastante», reconoce Alvar Molina. «Fue dolorosa, pero en el fondo sabíamos que todavía no estábamos listos», confiesa.

En la segunda jornada debutaban en casa con un contundente marcador de 19-61 ante el Fénix. «Esa fue mucho más fácil de asumir porque era contra el líder y vimos una evolución a mejor», analiza el entrenador. «Hubo una mejora y ahora estamos deseando volver a jugar para sumar cuanto antes nuestra primera victoria», anuncia. Su objetivo es estar en la zona media de la tabla.

El juego será el habitual, aunque incidiendo mucho más en la defensa. «Tenemos que tener mucha paciencia porque vamos a tener poco tiempo la posesión en ataque», predice. «Con el paso de las semanas todo será mejor», sentencia. Al margen de victorias y derrotas, están más que satisfechos. Ya han triunfado ante su peor enemigo, han sobrevivido un año más para mantener vivo el rugby en Soria.

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