"Me encontré con una plantilla muy comprometida"

A.I.P
-

Cumple medio año al frente de la prisión soriana. Su primer cometido fue limar las diferencias con los trabajadores. «Solo tengo palabras de agradecimiento para todo el personal», subraya. Confía en abrir, cuanto antes, otros dos módulos del centro

"Me encontré con una plantilla muy comprometida" - Foto: E.G.M

Narciso Pérez García tomó posesión como director del Centro Penitenciario de Soria el 20 de abril. Licenciado en Psicología, antes de aterrizar en la prisión soriana, ocupó distintos cargos en varios destinos (vigilancia interior, educador de las prisiones de Sevilla I, Dueñas y Valladolid, subdirector de seguridad en la instalación pucelana...). Inspector de Servicios en la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias durante casi una década, hace cinco años ingresó en el Cuerpo Superior de Técnicos en la especialidad de Psicología y ejerció como psicólogo en la cárcel de Topas (Salamanca). Destaca en su curriculum su titulación como experto en Tratamiento Penitenciario. Han pasado seis meses desde que tomó las riendas de la cárcel soriana, cuyas nuevas instalaciones entraron en funcionamiento hace menos de un año. Admite que queda mucho por hacer, pero se congratula del acercamiento conseguido en este tiempo con la plantilla. A la espera de que se resuelva la oferta pública de empleo de 2021 y 2022 para cubrir vacantes y ampliar plantilla, la intención es abrir otros dos módulos a corto plazo, lo que permitirá, asimismo, impulsar la oferta educativa, laboral, cultural y deportiva y, por consiguiente, optimizar unas instalaciones que, en buena medida, siguen en desuso.

Llegó hace seis meses al Centro Penitenciario de Soria, después de que la anterior directora, Concha Zurdo, presentara su dimisión tras meses de conflicto con los trabajadores. ¿Se han limado las diferencias con el personal de la prisión?

Llegué el 20 de abril y no sabía en qué situación estaba el centro, la verdad. Estaba trabajando en Salamanca como psicólogo. Lo que me encontré es a una plantilla muy comprometida y con muchas ganas de trabajar, de que esto funcione con normalidad. Solo tengo agradecimiento para todo el personal. Sé que hubo momentos tensos, difíciles, pero ahora mismo puedo decir que el ambiente es bueno, hay tranquilidad, se trabaja con sosiego, porque si no es así no se puede alcanzar ningún objetivo.  

Los sindicatos Acaip/UGT y CSIF difundieron un comunicado con motivo de la festividad de La Merced en el que afirmaron que el ambiente laboral había mejorado, pero incidieron en la falta de personal «cada vez más acuciante» con 85 vacantes y recordaron el compromiso incumplido de un refuerzo con 118 trabajadores. ¿Qué plazos manejan para responder a estas reivindicaciones?

La situación en cuanto a personal no es la idónea, no es la que nos gustaría. No obstante, hasta el momento estamos trabajando bien con la plantilla de la que disponemos. La previsión de incorporación de personal va a depender sobremanera de la Oferta de Empleo Público 2021 y 2022, las dos que se acumularon, en las que se han ofertado más de 2.300 plazas. Esperamos que Soria reciba los funcionarios necesarios, no solo para mantener los que tenemos, sino para poder abrir al gún módulo más.

Están en funcionamiento dos módulos y la previsión es abrir otros dos. Para ello, ¿es suficiente con la cobertura de las vacantes o se necesitan esos 118 comprometidos?

No serían necesarios tantos funcionarios, pero sí un número importante. La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias es consciente de esta necesidad y esperamos, como también dijo la delegada del Gobierno, que más pronto que tarde se puedan abrir dos módulos, que vienen condicionados por la llegada de funcionarios. 

¿Cabe la posibilidad de que alguno de estos módulos sea femenino?

En principio, no. Serían dos módulos residenciales, ahora tenemos dos, el 7 y el 8 (respeto), y se abrirán otros dos de población masculina.

En ese acto de la patrona de Instituciones Penitenciarias, se avanzó la próxima incorporación de un monitor deportivo, un trabajador social, un educador social, tres cocineros y un maestro de taller. Sin embargo, los representantes sindicales advierten de que solo hay un médico interino y tampoco hay administrador ni responsables de los talleres productivos o de formación. ¿Cómo prevén resolver estas carencias de personal?

Efectivamente, solo tenemos un médico interino, pero la asistencia sanitaria está absolutamente garantiza a los internos. Si la situación lo requiere y el médico no está presente, las enfermeras determinan la salida al hospital. También tenemos como apoyo un proyecto piloto de guardias en telemedicina y nos sirve cuando no está el médico presente. Esto funciona bastante bien en varios centros penitenciarios.

Aún así, ¿se contempla la incorporación de otro médico a corto plazo?

La necesidad está ahí, pero hay que reconocer que, a nivel de la sanidad, en todos los centros existen dificultades. Es complicada la cobertura, sí.

Los sindicatos también se refieren a las deficiencias estructurales de las instalaciones, después de que estuvieron años cerradas. Después de casi un año en funcionamiento, ¿se han minimizado las incidencias?

Sabemos que cualquier instalación que no se usa se va deteriorando. Evidentemente, el mantenimiento de un centro de estas características es muy grande. Surgen cosas por ese no uso o que ha pasado el tiempo de vida útil de un elemento y hay que cambiarlo. 

Se está trabajando en todo ello y Mantenimiento, ahora mismo, está funcionando muy bien y trabaja mucho, porque salen esas cosas.

También se ha solicitado la reclasificación del centro por parte de las organizaciones sindicales, ya que consideran que es diferente al anterior. ¿Se está tramitando?

No puedo contestar, sé que se valoró la reclasificación del centro, pero no sé cómo está este asunto. 

Soria es una de las provincias con una tasa de criminalidad más bajas, aunque está creciendo en los últimos años, ¿qué incidencia está teniendo una en la población reclusa de la prisión de Soria?

Muy poco, la verdad. Realmente, la población soriana que tenemos aquí es muy escasa. 

Con relativa frecuencia, se denuncian las agresiones a funcionarios por parte de los convictos. ¿Cuál es el nivel de conflictividad en Soria?

Desde que ocupo el cargo no hemos tenido, afortunadamente, ninguna agresión de internos a trabajadores. No me consta que en el último año se hayan producido. 

El 60% de los 180 internos de la prisión soriana realiza algún trabajo en los talleres productivos o en otros destinos. ¿Cuáles son las previsiones de cara a incrementar el porcentaje de participación y el número de talleres ofertados?

Ese porcentaje es muy alto. La previsión del equipo directivo es potenciar el trabajo productivo, ya sea en taller de manipulados como en destinos auxiliares remunerados. El problema es que con la limitación de internos que tenemos, entre 170 y 180, tampoco podemos destinar tanta bolsa para sacar internos que puedan trabajar, porque no todos tienen las características determinadas que se requieren. Hemos impulsado el trabajo y nos gustaría darle un empujón más. Pero tenemos un límite y tienen que venir más internos para poder ofrecer a las empresas mano de obra.

Está condicionado a la apertura de esos dos módulos...

Claro.

¿Con qué empresas sorianas se trabaja en la actualidad?

Con Huf España, Sumiriko y Fico Mirrors. Son las tres con las que se trabaja a nivel de taller productivo. Después hay más destinos del centro en los que cobran su nómina. 

¿En qué consiste el nuevo sistema para la adjudicación de destinos?

Tenemos creada una bolsa de trabajo, donde los internos, atendiendo a unas características determinadas, se van apuntando y es como una lista de espera. Desde ahí van pasando a ocupar los puestos de trabajo, por orden riguroso, porque es esencial que esto se haga bien, para que no haya conflictos entre los internos. Todo esto lo lleva la Junta de Tratamiento como órgano colegiado.

En cuanto a los planes de estudio, se espera que participe un 17% de los presos (enseñanzas iniciales, ESO, Bachillerato, grados a través de la UNED). ¿Qué se puede hacer para aumentar ese porcentaje, ya que la formación es otra de las vías fundamentales para la reinserción?

La educación es tan importante que es una actividad, en algunos casos, prioritaria. Los internos que tengan esa necesidad tienen que asistir a la escuela, en eso estamos. Está por delante, incluso, del taller. Tanto la educación inicial como la Secundaria son prioritarias y así viene en el programa de tratamiento de cada interno.

Parece que se van a ofertar otros niveles y especialidades, como certificados de profesionalidad o Formación Profesional de grado medio y superior. ¿En qué van a consistir y para cuándo se implantarán?

Estamos a la espera de la respuesta de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias para ver si varios de los internos que hemos propuesto pueden salir a cursar estudios de FP. Estamos ahí, en ese trámite.

¿Y las especialidades?

Son variadas. Llegamos un poco justos y ya lo que quedaba.

¿Cómo se desarrollaría?

Los internos saldrían a clase, a los centros, y después volverían a la prisión.

Por la experiencia en otros lugares, ¿qué resultados dan estas iniciativas?

Positivos. Evidentemente, tenemos que asumir que el fracaso puede ser, pero no por eso podemos dejar de intentarlo, es nuestra obligación. Hay resultados son satisfactorios.

Hablamos del trabajo y de la educación como elementos de reinserción, pero luego la realidad con la que se encuentran los exconvictos es compleja a la hora de incorporarse al mercado laboral y existen reticencias a la hora de contratar a alguien que ha cumplido una condena...

Todos sabemos que existen reticencias. Nosotros lo que tenemos que hacer es intentar formar a los internos lo mejor que podamos. Después sabemos que la calle es otra cosa. En esto de los certificados de profesionalidad y de FP, si sale adelante, estamos en contacto con la Junta de Castilla y León para que esa incorporación posterior al mercado laboral.

También se instaurará un taller ocupacional en el módulo 7 y se dispondrá de una sección abierta en ingresos-salidas-tránsitos para tercer grado. ¿Cuándo y cómo funcionará?

Ahora hemos abierto un taller ocupacional en el módulo 8, en el de respeto, y en breves días, estará el del módulo 7, en el que desarrollarán marquetería, taller de hilo, pintura... una variedad de actividades.

Normalmente, ¿las actividades se ofertan a la demanda de los intereses de los internos o ya vienen determinados por el propio centro?

Se habla con ellos sobre cuáles son sus intereses y es a demanda, los internos lo solicitan y es el educador el que va anotando y organizando todo el taller.

En la actualidad, ¿qué medidas específicas rehabilitadoras existen para los maltratadores?

El programa dirigido a condenados por delitos de violencia de género ya está en funcionamiento y creemos que es muy importante, porque tenemos que trabajar siempre que podamos en los aspectos relacionados con la teología delictiva del interno. Lo hemos puesto en funcionamiento hace poco, lo imparte la psicóloga del centro, es un día a la semana por la tarde y hasta el momento hay diez internos. 

¿Voluntarios?

No todos. Depende si viene impuesto en sentencia la realización del programa y también lo pueden hacer los que no lo tengan así.

¿En qué consiste?

Es un programa que viene ya muy tasado desde la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y son una serie de sesiones, en las que se trabajan muchos aspectos: emocional, cognitivo, conductual, prejuicios, actitudes... todo lo que conlleva a esta lacra que tenemos que es la violencia de género.

El centro penitenciario de Soria tiene un Grupo de Atención al Drogodependiente (GAD) en colaboración con Cruz Roja. ¿Cómo se organiza?

Está dividido en tres fases, atendiendo al tipo de consumo del interno (fase 1, consumiendo; fase 2, en proceso de no consumo; fase 3, ya superado) y están 38 internos en cuatro grupos terapéuticos. Son progresivos, atendiendo a su evolución a lo largo del programa. Son profesionales de Cruz Roja los que vienen y estamos muy contentos con su trabajo.

Además, la cárcel soriana cuenta con el Programa de Atención Integral a Enfermos Mentales (Paimen), con Asovica. En un momento social y político en el que la salud mental, al fin, está tomando más protagonismo, a su juicio, ¿cómo debe afrontarse desde el punto de vista penal y, evidentemente, penitenciario?

Trabajamos con este programa con 14 internos, ahora mismo. Nuestra institución considera que es un área en la que hay que incidir mucho, porque son personas que, además de haber cometido un delito, tienen una patología mental y su comportamiento es distinto al de otros internos. A veces, pensamos que un interno es conflictivo y, a lo mejor, no lo es, porque hay una patología mental. Primero, se intenta diagnosticar y, después, se les incorpora al programa. Hay otros que ya están diagnosticados. Nuestro interés es que no haya nadie que esté fuera de nuestro control en ese sentido, que pueda tener una patología mental y no lo sepamos para poder intervenir.

Intervienen también los servicios médicos para ver si hay un diagnóstico de enfermedad mental.

No obstante, ¿es un centro penitenciario el lugar más adecuado para determinadas patologías mentales?

Tenemos dos psiquiátricos penitenciarios, en Sevilla y en Alicante. Y aquí la atención es buena, ya que, a través de estos programas tenemos controlados a estos internos y se interviene con ellos. Tenemos consultas programadas con psiquiatras que nos ayudan a encauzar de forma individual la intervención. En este sentido, la Secretaría General ha hecho un esfuerzo importante formando a los propios funcionarios en salud mental, porque no podemos abordarlos igual que a los demás. Nos tienen que dotar de herramientas para poder tratar a estos pacientes.

Si socialmente, ya de por sí, es difícil encajar la enfermedad mental, en el ámbito penitenciario, ¿se complica?

No, porque una de las ventajas que tenemos es ese control porque es un espacio acotado, por lo que, incluso, la atención puede ser más intensa porque al paciente lo tienes las 24 horas y se controla más la medicación, el comportamiento, su evolución... hay un mayor seguimiento.

Me refería, en particular, a la población reclusa, no tanto a los profesionales que tienen esa formación...

¿A qué estén más estigmatizados? Una de las cuestiones que tratamos de evitar con el Paiem y con otras actuaciones es evitar esa estigmatización. Creo que se está consiguiendo, porque los internos que están el programa están en distintos módulos, no están apartados de los demás, hacen una vida absolutamente normal con el resto.

Próximamente, se celebra el Certamen Internacional de Cortos Ciudad de Soria que, desde hace años, cuenta con una sección en la que participan convictos de Soria. También se va a firmar un convenio con el Ayuntamiento para poner en marcha talleres formativos y actividades deportivas y culturales fuera del centro penitenciario. ¿Cómo ayudan este tipo de acciones en la reinserción?

Las colaboraciones con las instituciones de la ciudad de Soria son muy importantes. Nos hemos volcado para que formen parte de lo que es la prisión. Tenemos la ventaja de que es una ciudad pequeña y todo es mucho más accesible, por lo que la relación es fluida. Todo esto ayuda a la apertura de la prisión a la propia sociedad soriana. Ya hubo unas jornadas de puertas abiertas donde la gente pudo venir a las instalaciones y creo que cualquier colaboración es poca. Mi idea es que sea una institución más y se abra a lo que es la sociedad, porque el interno cumplirá su condena y se tendrá que incorporar.

¿Qué actividades culturales y deportivas están previstas a corto plazo?

Estamos en proceso. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Soria nos ha remitido la oferta cultural y estamos valorando las actividades que pueden encajar, porque este es un medio cerrado, y no tanto es la salida de internos al exterior, que es más complicado, sino qué puede venir aquí. Para ellos, es un soplo de aire fresco que gente de fuera venga a realizar actividades.

El deporte es fundamental en el funcionamiento de una prisión...

Ahora mismo tenemos un edificio sociocultural que se compone de un montón de aulas de formación (música, fotografía, salón de actos...) y, además, un polideportivo muy bien dotado y un gimnasio central. El polideportivo tiene un uso restringido porque no disponemos de monitor deportivo, pero en breves fechas vamos a contar con él. Queremos dar un impulso a todo lo que son las actividades deportivas, que el gimnasio se utilice regularmente, que haya escuelas deportivas y hacer campeonatos y competiciones con el exterior. También hay un campo de fútbol, pero ahora mismo no está acondicionado para utilizarlo.

¿De qué depende que se pueda usar?

No tenemos tantos internos para abarcar todo. El uso del campo de fútbol estará unido a la llegada del monitor deportivo, no tanto en el caso del gimnasio central. 

Son tantas cosas las que se han puesto en marcha y las que nos quedan pendientes... que vamos progresivamente, no podemos todo de golpe. Una de mis ideas es ir poco a poco, sin pausa, y haciendo las cosas bien, no precipitarnos.

¿Qué no se ha puesto en marcha todavía y urge para no tener infrautilizada una instalación como esta?

Poner en pleno funcionamiento todo el edificio sociocultural que comentaba, con lo que ello conlleva. También poner en marcha en un elevado porcentaje todos los talleres productivos, porque disponemos de más naves de las que están ocupadas. Y, además, me gustaría tratar más mentalmente a los internos de lo que estamos haciendo, en eso estamos. He hablado del Programa de Violencia de Género, pero vamos a comenzar el próximo mes con el Picovi, Programa de Intervención de Conductas Violentas.

¿En qué consistirá?

Todos estos programas vienen muy pautados y estructurados, este es largo y está dirigido a personas que han cometido delitos violentos. Se trabajan todos los aspectos: cognitivo, emocional, control de la ira, agresividad, drogodependencia... 

Antes hablábamos de la dificultad de encontrar médicos para las prisiones, pero, en general, ¿cuesta encontrar personal?

Hay una parte que es vía oposición y otra parte la cubren las organizaciones no gubernamentales, que son las que están trabajando. Por ejemplo, los programas de violencia de género y el de conductas violentas los imparten las psicólogas del centro.

Para la activación de todo esto, como el edificio sociocultural, ¿hay fechas?

Antes de Navidad se pondrán en funcionamiento todas las actividades deportivas, unido a la llegada del monitor. Además, tiene que venir un educador social o monitor ocupacional para los talleres de los módulos, que permitirá dar un impulso. A parte, se va a hacer cargo de varias dependencias del edificio sociocultural, que queremos tenerlo antes de Navidad también.

Por otra parte, se ha constituido la Comisión de Igualdad en el centro y estamos a la espera de que se impartan  unas charlas por el Proyecto Hombre a los internos, se sacarán por grupos de 15-20. Y ha empezado a trabajar de nuevo con nosotros Areso (Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Soria) y hay un grupo para empezar.

La pena privativa de libertad persigue la reinserción social, pero no siempre se comprende así. ¿Es factible un cambio de mentalidad cuando crece cierta tendencia al endurecimiento de las condenas?

Creo en la reeducación y en la reinserción social, no es que tenga que creer porque es mi obligación como funcionario de Instituciones Penitenciarias, es que creo en la posibilidad de cambio. Hay que reconocer que no es fácil e implica muchos aspectos, hay que intervenir con cada uno, que luego saldrá a la calle, a un contexto determinado y, a veces, ese es el problema. Nuestro mandato constitucional es poner todos los medios para ello, hasta donde lleguemos, hasta donde sea posible.