Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Sin tiempo de celebrar

15/05/2024

Desde que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, privó al PP de festejar su gran victoria en las elecciones municipales y autonómicas de hace un año -incrementada con el apoyo de Vox- al convocar acto seguido las elecciones generales, nadie puede disfrutar de una victoria electoral sin que al día siguiente haya quien se ocupe de mostrar los nubarrones que llegan por el horizonte. Todo es producto de que las urnas dibujan escenarios endiablados con mayorías por la mínima de las que obligan a hacer extraños compañeros de cama, y extravagantes acuerdos políticos.

 Tras unas elecciones el juego aritmético es evidente, pero la intrahistoria de los resultados da para elaboraciones más profundas y más sorprendentes, porque los factores en juego no son tantos y obligan a conjugar intereses muy distintos, en los que lo importante sería no perder de vista el sentido del voto de los ciudadanos. Y en el caso de las elecciones catalanes el dictamen del soberano ha sido claro al no votar de forma mayoritaria a los partidos independentistas, que de ninguna manera podrán formar un gobierno de obediencia soberanista… a no ser que Sánchez decida vender al vencedor de las elecciones, el candidato socialista, que es el sueño preferido de los "indepes" y de la derecha.

La segunda derivada del éxito de Salvador Illa al frente del PSC es determinar que parte del triunfo corresponde al candidato socialista, a su campaña tranquila, a su voluntad de superar el 'procés', de buscar un gobierno estable que se dedique a tratar de resolver los problemas de la ciudadanía catalana, que no son pocos, y demandar una financiación justa con la que atender de forma adecuada los servicios públicos, y que parte del triunfo socialista corresponde a Pedro Sánchez, y a sus propuestas de apaciguamiento.

Por supuesto, hay quien otorga una escasa influencia a la apuesta de Sánchez por la ley de amnistía porque apareció de forma muy tangencial en el debate, y porque estaba asumida de antemano por los votantes del PSC, pero también por aquellos que la han considerado un instrumento adecuado y a los que ha convencido su intento por superar el 'procés', concediendo una subida en escaños considerable a los socialistas. Para los detractores del jefe del Ejecutivo la subida del PSC se debe sobre todo al cansancio con el 'procés' y a su inviabilidad producto de la presión de los jueces, aunque cuando ha habido que poner pie en pared contra la única medida del Parlament que insistía en la unilateralidad el Gobierno la recurrió ante el Tribunal Constitucional que le dio la razón. 

Son los partidos y sectores conservadores los más interesados en que Carles Puigdemont sea presidente de la Generalitat, porque así tienen dada la materia de su oposición.  Al afirmar que Pedro Sánchez necesita el 'procés' para mantenerse en La Moncloa, y que está dispuesto a vender y sacrificar a Salvador Illa después de las elecciones europeas están dando una vuelta de tuerca a su forma de hacer oposición basada en la sospecha y en los juicios de intenciones. Afortunadamente, queda muy poco tiempo para saber quién tenía razón en sus vaticinios, si el PP con su mantra de que Puigdemont gobernará en Cataluña, o si la política se impone y gobierna el que ha ganado las elecciones. Como defiende Feijóo