La maldición inglesa

Diego Izco (SPC)
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La nueva estrella del Madrid, Bellingham, tiene que hacer frente a la 'herencia' de los británicos que fracasaron en España

El centrocampista merengue está causando una gran impresión durante la pretemporada. - Foto: Etienne Laurent (EFE)

«España huele a ajo». Esa fue la reflexión de Victoria Beckham, esposa de David, el futbolista inglés que más partidos ha jugado en la historia de La Liga: apenas 116, cuatro temporadas en las que ni siquiera aprendió el idioma. Sea el olor a ajo, el idioma, el «echar de menos la familia» -como dijo en su día Steve McManaman-, la tristeza fuera de las islas o cualquier otro factor, el 'chico nuevo', Jude Bellingham, tiene un doble reto a la vista. Por un lado, la presión de demostrar que con 20 años vale los 103 millones de euros que el Real Madrid ha pagado por él, y, por otro, no caer víctima de esa 'maldición' que ha marcado a la mayoría de ingleses que vinieron. 

Apenas una veintena de ellos (en casi 100 años de historia) han pisado nuestra Liga y pocos superaron la primera temporada. «Nada más llegar, me dije: van a ser cinco años muy largos», afirmaba Steve McManaman (158 encuentros de blanco, 94 de Liga), uno de los que mejor se adaptó… aunque duró solo tres temporadas y media en Madrid antes de firmar por el Manchester City. El 'ex' del Liverpool siempre habló de una «barrera cultural», aunque también futbolística: Inglaterra todavía veneraba el 'kick and run' (patea y corre) y en España se empezaba a gestar ese 'otro fútbol' que derivaría en los éxitos de la selección. 

La salida de 'Macca' -sin sitio en el vestuario de los 'Galácticos' en agosto de 2003- coincidió con la llegada de David Beckham. El 'ex' del United era «un futbolista ejemplar, humilde (a pesar de la imagen que tenemos de él) y sin problemas de adaptación». Las palabras eran de Fabio Capello, quien lo trató en Madrid y en los 'pross'… pero la descripción chocó con esa doble barrera: idioma y familia. 

Otros tiempos

Bellingham pertenece a otra generación. Es un jugador que a los 16 años salió de casa, que aprendió alemán para convertirse en uno de los líderes del Dortmund y que ahora acelera con la lengua española para serlo también en el Real Madrid. El idioma no es un problema exclusivo de los futbolistas ingleses… sino de todos sus compatriotas. Según Eurostat, los dos países donde menos habitantes hablan un segundo idioma son Rumania (35,8 por ciento) y Reino Unido (34,6). 

Pocos derribaron el muro. El inglés 'menos inglés' de los apenas 24 que han jugado en España fue Michael Robinson. Con apenas dos años en Osasuna (59 partidos de Liga y una lesión grave de rodilla), se hizo pronto a la ciudad y al país, y forjó una brillante carrera como analista y comentarista deportivo. El talante de 'Robin' era similar al de Gary Lineker, que a finales de los 80 jugó en el Barça y es el tercer inglés con más partidos ligueros (105): un jugador risueño y abierto que tuvo la fortuna de compartir vestuario con un técnico (Terry Venables) y dos compañeros (el galés Hughes y el escocés Archibald) que le ayudaron con el idioma.