Por qué no debes regalar un animal

S.Ledesma
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Son seres sintientes y, sin embargo, hasta hace poco se consideraban objetos; su compra genera cría ilegal y, si no se medita, abandono. Desde Redención y Soriadopción alertan sobre esta circunstancia

Imagen de archivo de acción de Redención

Son seres sintientes y, sin embargo, hasta hace poco eran considerados objetos. Literalmente. Por ley. Y resulta sorprendente que a día de hoy todavía se tenga que hablar de por qué no se debe regalar animales en épocas navideñas... ni nunca. La peor consecuencia de pretender obsequiar a una persona con un ser vivo es el abandono. ¿La razón?: «No haberlo meditado antes», coinciden en la Protectora Redención y en Soriadopción, que llevan muchos años trabajando para proteger a todos aquellos animales que, por diferentes circunstancias, han sido apartados y olvidados. Afortunadamente, las adopciones son una opción para muchas personas que sí conocen los deberes y obligaciones que conlleva tener una mascota. 

Con la llegada de estas fechas festivas se suele disparar el sentimentalismo, así que, al igual que cualquier objeto material, los animales también se convierten en «víctimas de un capricho compulsivo», como indica la presidenta de Redención, María Poza. Por su parte, Montse Muñoz, de Soriadopción, lo tiene muy claro: «Cuando alguien nos llama para regalar le decimos que no». Ambas coinciden en muchos aspectos, tales como que quien percibe ese 'regalo' «quizá no lo quiere» o «no es el tipo de animal que necesita porque por sus circunstancias labores o personales no puede darle los cuidados que precisa». Por eso, insisten: «Antes de dar el paso de adoptar hay que pensarlo bien, saber las obligaciones y las limitaciones de cada uno; se va a cuidar de un ser indefenso al que se debe proteger, así que si no se quiere nadie obliga a tenerlo». 

Aparentemente es sencillo de comprender, pero difícil de ejecutar por muchos, según arrojan las estadísticas. España tiene la tasa de abandono más alta de Europa con alrededor de 285.000 perros y gatos recogidos al año por protectoras como las sorianas, según las cifras del estudio Él nunca lo haría 2022, de la Fundación Affinity. La pandemia ha contribuido a ello, cuando «muchas personas compraron o adoptaron animales -no en protectoras porque se legisló para que no se pudiera-» y después «hubo abandonos porque ya no necesitaban al perro como excusa para salir a la calle». Desde ambas organizaciones admiten que, «por suerte, cada vez hay más conciencia y también se adopta más». 

criaderos. No querer adoptar un animal porque se anhela un perro o un gato de una raza concreta fomenta la proliferación de «criaderos ilegales que tienen a las madres en condiciones de cría salvaje: están encerradas y aisladas, y cuando llegan a la protectora parecen ancianas de 90 años, a veces sin dientes, muy enfermas, a pesar de que a lo mejor tienen cuatro o cinco años». Esto sucede más frecuentemente con perros. María Poza reflexiona: «Cuando se regala un animal comprado se está generando un comercio y una cría, muchas veces ilegal, con perras esquilmadas por estar pariendo siempre. Pero esos animales se venden cuando son 'monos'. Cuando ya no valen se desechan, porque se entiende como un 'producto de temporada'. Querer un perro determinado es simplemente una cuestión de moda, de imagen». Por eso siempre se apuesta por la adopción. «Cuando esas madres llegan están destrozadas, pero cuando se las cuida dan un cambio espectacular; parecen otras», indica. A las protectora llegan también «muchos perros de caza en condiciones lamentables», según Soriadopción.

Ambas protectoras desarrollan una labor altruista. Si la adopción no entra en los planes también se puede ayudar a esos animales comprando su calendario solidario, disponible en tiendas de mascotas y veterinarios. 

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